EPN quiere poder decir con Raúl Cervantes en la Fiscalía: «Todo está atado y bien atado» | Por Rubén Luengas

Estamos en realidad ante un ejemplo más de la degradación política e institucional que impera en México, con límites democráticos debilitados o francamente inexistentes, carencia que está haciendo imposible la cohesión civilizada de la vida pública.

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«La impunidad vuelve valientes a los cobardes y osados a los pusilánimes, y el día en que cobardes y pusilánimes alcanzan el poder sus sucias babas lo aniquilan todo«.

Por Rubén Luengas

En octubre de 2016, Raúl Cervantes dejó el número 136 de Avenida Paseo de la Reforma, donde era senador por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), para cambiarse al 2011-2013 de la misma avenida para ocupar ahí la oficina principal de la Procuraduría General de la República (PGR), cargo que le otorgara el presidente Enrique Peña Nieto en sustitución de Arely Gómez González.

En Mexico se vive un proceso en el desaparecerá la PGR para darle paso a una Fiscalía General de la Nación, supuestamente «autónoma» y cuyo titular durará en el cargo nueve años, tal como se publicara en febrero de 2014 en el Diario Oficial de la Federación (DOF).

Artículo 102.

A. El Ministerio Público se organizará en una Fiscalía General de la República como órgano público autónomo, dotado de personalidad jurídica y de patrimonio propios.
Para ser Fiscal General de la República se requiere: ser ciudadano mexicano por nacimiento; tener cuando menos treinta y cinco años cumplidos el día de la designación; contar, con antigüedad mínima de diez años, con título profesional de licenciado en derecho; gozar de buena reputación, y no haber sido condenado por delito doloso.

El Fiscal General durará en su encargo nueve años, y será designado y removido conforme a lo siguiente…

 
Resulta que la designación del supuesto Fiscal «autónomo» no contempla ningún tipo de opción democrática de participación ciudadana, de tal suerte que, conociendo la ceguera moral de quienes aceptan ser simples engranajes de la mecánica corrupta de la kakistocracia mexicana, (el gobierno de los peores), sabíamos que harían sus arreglos de conveniencia en la parte alta de la estructura del poder en México para buscar imponer a Raúl Cervantes, una vez que de forma automática, con la aprobación del senado, se contempla que el Procurador o Procuradora en funciones se convierte en el nuevo Fiscal.

Kakistocracia

El filósofo político Michelangelo Bovero utilizó el término para describir el régimen político italiano de finales del milenio: “Un tipo de gobierno plutocrático-demagógico-autoritario. Basado principalmente en la idiotización mediática de grandes masas electorales”.

 
Es evidente que Raúl Cervantes, incorporado a las filas del PRI de manera oficial en 1997, no reúne de ninguna manera los atributos necesarios para convertirse en eso llamado Fiscal «independiente» o «autónomo», capaz de verdaderamente impartir justicia y poner eventualmente en la cárcel a los corruptos. Estamos en realidad ante un ejemplo más de la degradación política e institucional que impera en México, con límites democráticos debilitados o francamente inexistentes, carencia que está haciendo imposible la cohesión civilizada de la vida pública.

El francés Émile Durkheim, considerado uno de los padres de la Sociología, usó la palabra «anomia» para describir justo esa debilidad o ausencia de fuerzas que impidan la hegemonía de ese mal crónico de corrupción generalizada, en mayor o menor grado, como el que padece México y en cuyo contexto hay que ubicar la descarada y cínica intención de las argucias utilizadas en el senado para garantizar que en la Fiscalía mexicana quede por nueve años un guardián de la impunidad, un encubridor y alcahuete de la putrefacción de los adoradores de Mammón: el demonio de la avaricia que “domina al mundo”.

En su artículo publicado en septiembre de 2013, el periodista Jenaro Villamil definía a Cervantes Andrade como «el hombre clave de Peña Nieto«, contando que el vínculo entre Cervantes y el entonces candidato presidencial se fortaleció justamente durante la campaña electoral de 2012.

«Cervantes jugó un papel clave en la defensa jurídica del candidato presidencial priista durante el escándalo del Monexgate. Fue el responsable de entregar a la Procuraduría General de la República la documentación y la argumentación jurídica para rechazar la compra de votos y la triangulación ilegal de dinero a través de Monex».

 
El portal de noticias SinEmbargo, reportó en octubre de 2016 sobre los «estrechos vínculos» de Cervantes Andrade con el presidente Peña Nieto: «Sus vínculos con el Primer Mandatario son estrechos. Humberto Castillejos Cervantes, primo de Raúl, es el brazo derecho de Peña Nieto y funge como su Consejero Jurídico, mientras que Alfredo Castillo Cervantes, otro primo de Raúl, acompaña a Peña desde el Gobierno del Estado de México y ha desempeñado distintos cargos en el gabinete«.

A propósito de lo anterior; ¿recuerdan el desempeño de Alfredo Castillo Cervantes en su calidad de comisionado del gobierno de Peña Nieto para la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Michoacán y sus dos años al frente de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) calificados de desastrosos por diferentes analistas?

¿Qué autonomía puede garantizar entonces alguien como Raúl Cervantes tan estrechamente cercano al presidente Peña Nieto, quien con su amigo y abogado durante su campaña convertido en Fiscal por pase automático, dormiría tranquilo durante los seis años de gobierno de su sucesor y la mitad del sexenio del siguiente sabiendo que tiene en la Fiscalía a un encubridor?

Hay además otros asuntos que fueron ventilados en los medios cuando Peña Nieto designó a Cervantes Procurador General de la República. Así lo reportó SinEmbargo:

«Ahora estará encargado de la procuración de justicia de la Nación, pese al antecedente de haber sido denunciado hace casi 10 años ante la Ley. En esa ocasión su ex esposa, la empresaria Angélica Fuentes Téllez, levantó un acta en el Ministerio Público por haber sido golpeada. La experiencia no sólo terminó por sepultar el matrimonio de Cervantes con la llamada “Reina del Gas”, sino que llevó a ésta a crear una fundación para apoyar la independencia económica de las mujeres mexicanas, en especial aquellas que han sido víctimas de violencia intrafamiliar, de acuerdo con lo que Angélica Fuentes cuenta».

 
Según el Índice Global de Impunidad (IGI), esfuerzo académico internacional que busca medir un fenómeno multidimensional, en extremo complejo de analizar, como es el de la impunidad por país, México ocupa el segundo lugar de impunidad después de filipinas.

¿Se modificará esa vergonzosa realidad, entre muchas otras, con el cambio de nombre de la entidad encargada de impartir justicia y con la permanencia en ella durante nueve años de este «hombre clave» del presidente Peña Nieto?

Una Fiscalía verdaderamente autónoma, ajena a los intereses económicos corporativos, a los llamados poderes fácticos, a los del gobierno en turno, a los de los partidos, y por principio, a la militancia en los mismos, requiere no de maquillajes superficiales y de un cambio de nombre, sino de un proceso de depuración estructural y funcional orientado a la transformación integral del viciado y corrupto sistema de «justicia» en México.

Peña Nieto quiere reproducir en su medida y circunstancia, y hasta donde le sea posible, el sentido de aquella famosa frase de Francisco Franco pronunciada en España en diciembre de 1969 con la intención de imponer la posteridad de su régimen: “Todo está atado y bien atado”.

 

Rubén Luengas/Entre Noticias

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