Tiempo de echar un vistazo a la excusa de James K. Polk para invadir México en 1846 | Por Rubén Luengas

Desde la invasión estadounidense a México en 1846, no había existido otro político que incomodara tanto a México como hoy lo hace el mandatario electo Donald Trump, han expresado historiadores mexicanos.

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«Desde la invasión estadounidense a México en 1846-1848, no había existido otro político que incomodara tanto a México como hoy lo hace el mandatario electo Donald Trump»

Por Rubén Luengas

Desde su campaña en 1844, el candidato demócrata a la presidencia, James Knox Polk, basó su plataforma política en un ambicioso programa expansionista que incluía la anexión de Texas y el territorio de Oregón en poder de los británicos, así como la ampliación hacia Canadá, además de obtener por compra o conquista Nuevo México y California.

El 11 de mayo de 1846, cuando ya las tropas norteamericanas habían entrado a territorio de mexicano y entablado algunos combates y escaramuzas, Polk envió un mensaje al Senado cuyo argumento principal para la declaración de guerra a México fue:

«México ha traspasado la línea divisoria de los Estados Unidos, ha invadido nuestro territorio; ha derramado sangre americana en suelo americano».

“El presidente James K. Polk se queda corto para probar la justificación de la invasión a México y habría procedido con sus pruebas, de no ser porque la verdad no se lo permite”.

Esas palabras fueron parte del discurso del entonces legislador Abraham Lincoln a la Cámara de Representantes en 1848, trece años antes de convertirse en el primer presidente republicano de Estados Unidos.

Lincoln –como representante de Illinois– se opuso con firmeza a la invasión de Estados Unidos a México (1846-1848) y cuestionó en múltiples ocasiones al presidente Polk por la misma.

A Polk le movía la idea del supuesto “destino manifiesto”, entendido como un derecho concedido nada más y nada menos que por Dios a los norteamericanos blancos de habla inglesa para ocupar y “civilizar” con su democracia y sus altos ideales protestantes los territorios deshabitados o poblados por nativos, o mestizos católicos, como lo sintetizó en 1845 el periodista John L. O’Sullivan en la revista Democratic Review de Nueva York:

“El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino».

 
Con base en estas “convicciones”, durante los años previos a la declaración de guerra, la propaganda de su gobierno animaba al pueblo norteamericano a marchar sobre México, en donde «privaba la anarquía, el derroche, el ocio y la corrupción».

¿No encuentran ustedes, lectores de Entre Noticias, un paralelismo de lo anterior con las palabras de Donal Trump sobre los mexicanos que llegan a Estados Unidos?

“Cuando México envía su gente, no están enviando lo mejor (…) ellos están enviando personas con un montón de problemas, y ellos nos traen esos problemas. Están trayendo drogas. Están trayendo crimen. Son violadores”.

 
Así definió su postura hacia México en el 2015 Donald Trump, consciente de lo que muchos estadounidenses sienten sobre los mexicanos, y le funcionó tanto que le ayudó sin duda a ganar la presidencia.

Desde la invasión estadounidense a México en 1846, no había existido otro político que incomodara tanto a México como hoy lo hace el mandatario electo Donald Trump, han expresado historiadores mexicanos.

¿Estamos ante una retórica de Donald Trump para usos estrictamente electorales o pudiera existir ante la llegada de centroamericanos a Tijuana, algo más que pudiera ser utilizado como excusa para la fabricación de algún tipo de escenario desestabilizador?

Según informó este domingo el diario mexicano La Jornada, la senadora y próxima Secretaria de Gobernación en el gobierno de López Obrador, Olga Sánchez Cordero, ha advertido que la caravana de centroamericanos que atraviesan México y se instalan en la zona norte del país con la idea de cruzar la frontera norte, representa “una situación delicada, sumamente complicada” para el gobierno mexicano que podría “poner en riesgo la relación con Estados Unidos”.

La promesa de construir un gran muro fronterizo y el fantasma de los peligros de la inmigración ilegal han sido una constante en la retórica de Trump, recurriendo a ellos cuando mejor le conviene.

En 1921 Robert Lansing, ex secretario de Estado, bajo la presidencia de Woodrow Wilson, escribió que ya no había que buscar más territorio mexicano, sino formar a los líderes mexicanos para que ellos fueran los defensores de los intereses de Estados Unidos.

“México es un país extraordinariamente fácil de dominar, porque basta con controlar a un sólo hombre: el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia a un ciudadano americano ya que esto llevaría otra vez a la guerra. La solución necesita más tiempo: debemos abrir a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y el respeto al liderazgo de Estados Unidos. Con el tiempo esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes, finalmente se adueñarán de la presidencia; entonces, sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros”.

 
Enrique Peña Nieto no asistió a ninguna universidad estadounidense, pero ni duda cabe sobre su entreguismo llevado a su máxima expresión, en continuidad con el entreguismo de sus predecesores inmediatos, al grado de ser elogiado en su momento por diferentes políticos y publicaciones estadounidenses como la revista Time en 2014 que le dedicó su portada bajo la leyenda «Salvando México», y de cómo «ha cambiado la narrativa de una nación manchada por el narco».

Sin embargo hoy, el nombre de Peña Nieto está siendo salpicado en las declaraciones de Jesús ‘El Rey’ Zambada por supuestamente haber recibido millonarias sumas de dinero provenientes del narcotráfico.

En el arduo y sinuoso camino de las relaciones históricas entre México y Estados Unidos ¿Cuál será en los hechos el papel de Andrés Manuel López Obrador ante un presidente estadounidense, Donald Trump, que tantas similitudes tiene en su retórica anti-mexicana con la propaganda utilizada por Estados Unidos durante la campaña y la presidencia de James Knox Polk buscando la excusa para invadir a México?

 

Rubén Luengas/Entre Noticias

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