69 años del mundo distópico de George Orwell que hoy es realidad

Hoy en día, ese control se ha instaurado con el consentimiento de los ciudadanos, pues voluntariamente repartimos nuestros datos, nuestras fotos y hasta nuestros pensamientos por toda la red. Ningún servicio secreto que haya existido supera en eficacia y éxito a este sistema de espionaje de la vida privada.

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Este 2019 69 años de la muerte de Orwell, apenas en 2018 se cumplían también 69 años de la publicación de la novela de Orwell «1984», que salió a la luz un 8 de junio de 1949.

George Orwell, uno de los escritores británicos más importantes de la historia contemporánea. Murió un 21 de enero pero de 1950 en Londres, sus obras más emblemáticas son sin duda son «1984» y «Rebelión en la Granja», aunque su obra consta con más de 100 títulos, entre novelas, poemas y ensayos.

Este 2019 69 años de la muerte de Orwell, apenas en 2018 se cumplían también 69 años de la publicación de la novela de Orwell «1984», que salió a la luz un 8 de junio de 1949, la misma retrata una ficción distópica que presenta un mundo totalitario dirigido por un Big Brother mediante un sistema de control del lenguaje y del pensamiento de los ciudadanos denominado «neolengua».

Hoy en día pocos lugares hay donde no existe alguna cámara de vigilancia, siempre con la doble función de «velar por nuestra seguridad». En la novela de Orwell se conseguía mediante la imposición, la violencia y la represión.

Hoy en día, ese control se ha instaurado con el consentimiento de los ciudadanos, pues voluntariamente repartimos nuestros datos, nuestras fotos y hasta nuestros pensamientos por toda la red. Ningún servicio secreto que haya existido supera en eficacia y éxito a este sistema de espionaje de la vida privada.

En cuanto a la neolengua que se utiliza en la novela para el control de sus ciudadanos hay similitudes alarmantes con nuestra época actual.

Según la hipótesis de Sapir-Whorf, existe una cierta relación entre las categorías gramaticales del lenguaje que una persona habla y la forma en que la persona entiende y conceptualiza el mundo.

En función de esta idea, el filósofo Wittgenstein escribiría: «Los límites de mi lenguaje son los límites de mi pensamiento», y sobre esa base construye Orwell el concepto de la neolengua, un idioma artificial creado para controlar el modo de pensar de los ciudadanos, asegura la experta en comunicación Estrella Montolío.

Una de las técnicas para conseguirlo consiste en sustituir las palabras incómodas con significados negativos y acabarlas convirtiendo en otras con un sentido más positivo, radical simplificación que aboca a la indigencia comunicativa. Otra idea de esta neolengua se basa en el hecho de que si el pensamiento depende de las palabras, al eliminar la riqueza de la lengua, las cosas no podrán ser dichas y en esta evolución, ni siquiera pensadas, es decir, se trata de reducir la visión del mundo de la masa. Esa es la idea de la neolengua: debilitar el lenguaje y empobrecer su capacidad crítica y de disidencia.

Durante la Alemania nazi se empezaron a usar estas técnicas, un ejemplo de ello son los eufemismos siguientes: exterminio= solución final; deportación=traslado; exterminio=tratamiento higiénico, por citar algunos.

Como ejemplos de técnicas de neolengua que se emplean en la esfera política actual podemos observar estos ejemplos recogidos por Eduardo Galeano: capitalismo=economía de mercado; imperialismo=globalización; países pobres=países en vías de desarrollo; pobres=personas de pocos recursos; despido libre sin indemnización ni explicación=flexibilización del mercado laboral; despido masivo=expediente de regulación de empleo; emigración=movilidad exterior; recesión=crecimiento negativo; rescate bancario=préstamo con condiciones muy favorables para sanear balances sin coste alguno para el contribuyente; bajar los sueldos=moderación salarial; recortes=políticas de austeridad, ajuste y control del gasto; crisis=desaceleración; desahucio=procedimiento de ejecución hipotecaria.

Es decir, la misma estrategia que denunció Orwell y que utilizó el régimen nazi, crear mediante el lenguaje una realidad mental alternativa que neutralice la capacidad crítica y de disidencia de los ciudadanos contra el poder, concluye Montolío.

George Orwell en datos

Seudónimo

Su verdadero nombre es Eric Arthur Blair, George Orwell fue adoptado como seudónimo literario en sus primeros trabajos publicados.

Políglota

En una columna publicada en 1944 escribió «En mi vida he aprendido siete idiomas distintos, inluidos dos muertos, y de esos siete solo me acuerdo de uno y no muy brillantemente».

Voluntario

Orwell peleó en la guerra civil española a los 33 años con la esperanza de poder escribir articulos en algunos periodicos al final se unió a la milicia republicana para «pelear contra el facismo» porque «parecía lo mas convincente por hacer».

Rebelión en la Granja

El manuscrito de «Rebelión en la Granja» casí fue destruido por la explosión de un mortero aleman que cayó en su casa de Londres. De acuerdo a los historiadores del escritor, Orwell, escarbó entre los restos para recuperar el manuscrito.

Guerra fría

El termino «Guerra fría» le es adjudicado a George Orwell debido a que se encuentra en su ensayo «Tú y la bomba atomica» donde escribe sobre lee «un estado que a la vez era invencible y en permanente estado de «guerra fría» con sus vecinos».

1984 por poco nunca se termina

George Orwell tomó un breve descanso para poder terminar el libro, fue junto a su familia al golfo de Corryvreckan donde se encuentra el tercer demolino más grande del mundo, durante el paseo terminó siendo succionado por la corriente pero afortunadamente logró salir.

Charlie Chaplin comunista

Orwell se consideraba democratico-socialista por lo que los comunistas no eran de su complero agrado, en 1949 redactó una lista de personajes que consideraba podrían ser comunistas entre los que destaca el comediante Charles Chaplin.

Hijo

En 1944 adoptó a un niño al cual nombró Richard Horatio Blair, un año más tarde su esposa murió.

Aldus Huxley

Orwell se refirió una vez a la obra de Huxley «Un Mundo Feliz» como «Una buena caricatura de la utopía hedonista» mientras que Huxley sentía admiración a «1984», le envió una carta en la que cita «La lujuria por el poder puede satisfacerse por completo sugiriendo a las personas que amen su servidumbre, como azotando y pateando a la obediencia».

Tatuajes

Cuando trabajó como policía, se tatuó los nudillos de las manos «eran pequeños puntos azules» afirmó Adrian Fierz, amigo del escritor, al biografo Gordon Bowker.

 

Entre Noticias | Agencias

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