El México enterrado en fosas clandestinas – por Rubén Luengas

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Ayotzinapa

«Moviendo a México», dice el engreído eslogan del gobierno, pero no dice hacia dónde: ¿Hacía una fosa común? ¿La fosa de la impunidad, de la pobreza persistente, de la injusticia y de la manipulación informativa?

Por Rubén Luengas

 

«México arde y a los políticos sólo les importa quién administra el infierno». Palabras del poeta Javier Sicilia, quien creyó «ya no tener más lágrimas» después de llorar durante años la tortura y el asesinato de su hijo Juan Francisco. Pero el alma de Sicilia sigue derramándose por sus ojos, ante el panorama siniestro que por su parte, el sacerdote católico mexicano, Alejandro Solalinde, ha descrito como «la fosa común» en que ha sido convertido el suelo mexicano.

Solalinde es un tenaz defensor de los derechos humanos y director del albergue «Hermanos en el Camino», que ofrece ayuda humanitaria a migrantes centroamericanos en su dramática marcha hacia los Estados Unidos y quien ante la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, y ante las declaraciones oficiales de que «es prioridad para el gobierno que los estudiantes aparezcan con vida», ha denunciado que en realidad, «todos los estudiantes están muertos», que «el gobierno de Enrique Peña Nieto lo sabe» y que algunos de estos estudiantes fueron «quemados vivos» por agentes de la policía municipal de Iguala, el pasado 26 de septiembre.

Alejandro Solalinde se basa en testimonios de personas que supuestamente «fueron testigos de lo ocurrido», pero cuyo anonimato es indispensable para que no sean asesinadas. «Tienen miedo de hablar», me dijo el padre Solalinde, a quien «los testigos» le han venido contando detalles de «la matanza» con la esperanza de que esta no quede impune.

El lunes pasado entrevisté a Solalinde mientras el sacerdote viajaba en autobús de la Ciudad de México a Oaxaca, donde tiene su albergue para migrantes que aspiran con llegar a la «tierra prometida», al norte del Río Bravo.

La conexión telefónica era intermitente y de baja calidad, pero suficiente para escuchar a Solalinde reiterar con firmeza que «todos los estudiantes están muertos» y que se trata, de «un crimen de Estado».

Ese mismo día, el padre Solalinde había acudido al edificio de la Procuraduría General de la República (PGR) para denunciar los hechos, pero no fue recibido, ya que, dijo la PGR, «no tenía una cita», misma que por cierto le fue asignada para el jueves 23 de octubre.

La señal iba y venía y entonces le comenté sobre el temor que muchos mexicanos tienen acerca de su vida que podría estar en peligro. Así me respondió el padre Solalinde: «Mira Rubén, sucede que México está a punto de encender, a punto de estallar ¿Qué vas a cuidarme tu a mi de mi vida si México todo está en riesgo».

Solalinde sabe, porque lo ve todos los días, que México padece los embates del imperio de la noche, cuya identidad, en la oscuridad se oculta. Imperio que no sacia su apetito ni con todo el trabajo del hombre que es para su boca.

«Moviendo a México», dice el engreído eslogan del gobierno, pero no dice hacia dónde: ¿Hacía una fosa común? ¿La fosa de la impunidad, de la pobreza persistente, de la injusticia y de la manipulación informativa? ¿La fosa del predominio del capital especulativo parasitario y la eliminación de la inversión en las áreas sociales en las que supura la epidemia sangrienta del crimen organizado? ¿La fosa en la que según los propios economistas del sistema financiero mundial reconocen públicamente que al menos 30% de la población económicamente activa ya no tiene un lugar en el sistema productivo? ¿Moviendo a México hacía el infierno que luchan por administrar los diablillos de la partidocracia, la telecracia, la cleptocracia y la narcocracia?

Ese padre Solalinde que viajaba solo en un autobús hacia Oaxaca, abrumado por la penumbra, por el peso insoportable de tanta desgracia acumulada y por los testimonios que a su conciencia le fueron confiados sobre lo ocurrido a los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, deja con su caminar, huellas claras en un suelo sediento de justicia. Huellas en un camino esquivado y muy poco transitado, pero que a los mexicanos les es urgente andar si quieren evitar que su futuro sucumba en una gran fosa clandestina.

 

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4 Comentarios

  1. En grillonautas aparece que los mismos padres de los desaparecidos, piden al padre Alejandro que se deslinde del caso. Me pregunto si seria mas productivo crear movimientos encubiertos para evitar entonces que el mismo gobierno sepa de donde comienza a defenderse el pueblo Mexicano.

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