Los crímenes de Kissinger. El promotor de un nuevo orden mundial – por Rubén Luengas

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Henry Kissinger

Para nadie es un secreto que Henry Kissinger es uno de los mayores artífices e impulsores del llamado Nuevo Orden Mundial, aunque en el título de su libro no aparece la palabra «Nuevo». Y si «el árbol se conoce por sus frutos», los frutos del señor Kissinger contenidos en la documentación reunida por intelectuales y juristas norteamericanos encabezados por Chritopher Hitchens, nos revela a un hombre responsable de crímenes diversos, como el reclutamiento y traición.

Por Rubén Luengas

Henry Kissinger fue sin duda el secretario de Estado norteamericano más célebre y el más adulado de la historia contemporánea, apareciendo casi diariamente acompañado de mujeres atractivas en fotografías publicadas en las páginas sociales de diarios y revistas del mundo. Algo muy distinto a lo que encontramos en las páginas del libro del investigador británico Christopher Hitchens, The trial of Henry Kissinger, quien narra los entretelones más oscuros y siniestros de este poderoso personaje que a sus 91 años ha publicado un libro que acapara los estantes más visibles de las librerías en Estados Unidos: «World Order» (Orden Mundial)

Le otorgaron en 1973 el Premio Nobel de la Paz por negociar el fin de una guerra en la que al mismo tiempo asesoraba indiscriminados bombardeos. Kissinger era entonces Consejero de Seguridad Nacional y más tarde Secretario de Estado del gobierno de Richard Nixon que arrojó «casi 4,5 millones de toneladas de explosivos en pueblos de campesinos de Vietnam, Laos y Camboya»; el doble de la cantidad arrojada durante toda la Segunda Guerra Mundial. Junto a Kissinger, el militar y político vietnamita, Le Duc Tho, fue también galardonado con el Premio Nobel de la Paz, pero a diferencia de Kissinger, Le Duc Tho se negó a recibirlo porque en su país no existía aún la paz y continuaban de hecho sobre Vietnam los bombardeos.

Christopher Hitchens exhibe a Kissinger en su libro como un «oportunista, criminal de guante blanco, traficante de comisiones ocultas y como alguien capaz de pactar con los perores dictadores del mundo». Le acusa directamente de haber planeado junto a otros personajes la interrupción del proceso constitucional en Chile, «ideando el proyecto destinado a asesinar al general chileno René Schneider, asesinato ocurrido el 22 de octubre de 1970 durante un intento de secuestro, y el golpe que derrocó a Salvador Allende del poder el 11 de septiembre de 1973».

Documentos desclasificados publicados por The National Security Archive, demuestran que Hitchens no está equivocado. Según dichos documentos,fue Kissinger quien urgió a Nixon a derrocar al gobierno democráticamente electo de Allende porque «el efecto de ese modelo podría ser insidioso».

Christopher Hitchens se preguntó en una entrevista: ¿Cómo explicar que un personaje semejante, que saboteó una democracia, empujó a un país a la guerra, provocó la división de Chipre y está implicado en las horribles matanzas de Timor Oriental, haya recibido el Premio Nobel de la Paz?

Kissinger considera en su libro que la mayor amenaza actual es un posible choque entre el poder creciente de China y el poder del orden encabezado por Estados Unidos, tal como ocurrió con Gran Bretaña y Alemania a comienzos del siglo XX y considera necesaria la creación de un orden que pueda balancear los deseos de las naciones occidentales que dictaron las reglas existentes, principalmente Estados Unidos, y los de los países emergentes que no aceptan dichas reglas como China, Rusia y el mundo islámico. Pero, ¿Será verdad que el «patriarca» de la política exterior estadounidense, descrito por Hitchens como «mentiroso formidable con memoria privilegiada», contempla en serio en su visión de «orden mundial» el equilibrio de deseos entre estas naciones?

Recordemos a Kissinger cuando parafraseando al escritor alemán Johann Wolfgang Goethe dijo: » Si tuviera que escoger entre la justicia y el desorden, por un lado, y la injusticia y el orden por el otro, escogería siempre el orden.»

Al inicio de los años 70, durante el ocaso del gobierno del Presidente Nixon, un documento del Departamento de Estado creado bajo la dirección de Kissinger planteó el crecimiento poblacional de los países del llamado tercer mundo como «un asunto de máxima importancia». Dicho documento es conocido como «El Informe Kissinger» y este habría incluido la siguiente declaración: «Los expertos recomiendan que la política norteamericana, tanto interior como exterior, busque como objetivo la eliminación de unos 2.400 millones de seres humanos en los años venideros».

Para nadie es un secreto que Henry Kissinger es uno de los mayores artífices e impulsores del llamado Nuevo Orden Mundial, aunque en el título de su libro no aparece la palabra «Nuevo». Y si «el árbol se conoce por sus frutos», los frutos del señor Kissinger contenidos en la documentación reunida por intelectuales y juristas norteamericanos encabezados por Chritopher Hitchens, nos revela a un hombre responsable de crímenes diversos, como el reclutamiento y traición que les hizo Kissinger a los kurdos iraquíes, a quienes con falsedades indujo a levantarse contra Saddam Hussein entre 1972 y 1975, a los que luego abandonó siendo exterminados en las montañas cuando Hussein llegó a un acuerdo con el Sha de Irán. La participación de Kissinger en el encubrimiento del apartheid en Sudáfrica, el encubrimiento de los escuadrones de la muerte en Centroamérica, deliberados asesinatos de población civil en Indochina, su implicación en la Operación Cóndor, una acción conjunta y coordinada de las dictaduras militares de Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia con el objetivo expreso de secuestrar y asesinar a los políticos y militantes disidentes. Y una larga lista de acciones abominables presuntamente cometidas por el también llamado «hombre de las sombras», autor de uno de los libros más promocionados ahora mismo en Estados Unidos, cuya premisa es que vivimos un desorden mundial: «Mientras la ‘comunidad internacional’ invoca un orden, tal vez, con mayor insistencia que en cualquier otra época».

Volviendo a la opción referida por Kissinger entre «desorden con justicia o injusticia con orden», nuestro evidente desorden mundial es en gran medida el resultado del triunfo de la impunidad y de la falta de justicia ante la acumulación de ultrajes cometido por diferentes potencias en el nombre de falsos mesianismos de igualdad, democracia o libertad. Kissinger sabe muy bien, por su participación directa en muchos de los casos, que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, según ha documentado en sus libros el escritor William Blum, su país se esforzó en el derrocamiento de más de 50 gobiernos extranjeros, muchos de ellos elegidos democráticamente. Intervino en las elecciones democráticas de alrededor de 30 países,atentó contra la vida de más de 50 líderes extranjeros, arrojó bombas sobra la población civil de más de 30 países e intentó suprimir movimientos nacionalistas en 20 naciones.

¿Lo anterior ha sido orden o desorden. Justicia o injusticia señor Henry Kissinger?

 

 

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