Memoria y reconocimiento de Curtis Hanson – por Jaime Casillas-Ugarte (@uva_canibal)

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Ugarte - Thumb

A la edad de 71 años, falleció en la ciudad de Los Ángeles, el cineasta Curtis Hanson.
Y creo que hay que agradecerle, por lo menos, un par de películas memorables: “Los Ángeles al Desnudo” (L.A. Confidential, 1997) y “Loco Fin de Semana” (Wonder Boys, 2000).

Según la página de IMDB, Hanson realizó 17 películas. La mayoría de ellas, fueron productos del cine comercial, películas del montón que servían de vehículo para el lucimiento-explotación de alguna estrellita. Pero por lo menos en un par de ocasiones, pudo romper la fórmula y ofrecer un cine distinto.

“Los Ángeles al Desnudo” fue recibida por la crítica como una gran revelación. Llamó poderosamente la atención y ganó un montón de premios. Entre ellos, los Óscar para mejor adaptación de guión (Hanson en colaboración con Brian Helgeland) y mejor actriz de reparto (Kim Basinger). Además, la película fue taquillera y consiguió una buena recaudación.

Como todos recuerdan “Los Ángeles al Desnudo” fue una adaptación de la novela de James Ellroy. Un relato policiaco escrito con vértigo y brutalidad, que retrataba un ambiente crudamente amoral, del que no escapaban ni los representantes de la ley. Hanson, como director, se movió eficazmente en ese mundo y consiguió un pieza narrativa bastante sólida. Si algo habría que agradecerle fue que conservó un buen ritmo, en una historia compleja que entremezclaba cuatro líneas dramáticas y que en su puesta en escena no renunció a la violencia propia del argumento, sin caer en obviedades. No dejó que su fotógrafo (Dante Spinoti) se regodeara en las tendencias estilizadas del “Nuevo Noir” y consiguió de su cuadro de actores interpretaciones creíbles, cuando la tentación de caer en el guignol era muy grande.

La película, finalmente marcó tendencia y luego fue imitada por otras cintas, no siempre tan efectivas como esta.

En el caso de “Loco Fin de Semana”, la historia fue otra.

Dos actores protagónicos no están a la altura de sus personajes, la gente no acudió a verla, pasó casi despreciada por el circuito de premios y tiene episodios un poco tediosos.

A pesar de todo esto, es una magnífica película.

Se sale de lo convencional y aborda el tema de una bola de locos que viven en el mundo de la creación. La creación literaria. Y el conflicto se establece cuando estos personajes vivificados por su feraz imaginación, tienen que vérselas con la sobrevivencia en el entorno monótono de la ciudad de los “Acereros de Pittburgh”.

“Wonder Boys” (adaptación de la novela de Michael Chambon) se planta frente a mediocridad de la nación de las barras y las estrellas, y abre la posibilidad de llevar una existencia no solo diferente, sino definitivamente más intensa.

Grady Tripp, interpretado por Michael Douglas, es un escritor a la “mitad del camino de la vida”. En el pasado prometió metralla con una primera novela, pero todo se apagó al enfrentar la segunda. En la realidad episódica que relata la película, su segunda novela es un mamotreto de más de mil páginas escritas a máquina, que le ha llevado varios años de mecanografía mecánica y nula inspiración. Perdido, confundido y desesperanzado, intenta que la acumulación de papel llegue algún día, a algún lugar. Mientras, se encierra en su estudio, fuma churros de mariguana y contempla la gélida lluvia que cae sobre el suburbio. Mientras, es profesor en una universidad de jóvenes presuntuosos y despiadados. También de una chiquilla hermosa (Katie Holmes) y de un muchacho sensible, enigmático, inasible (Tobey Maguire). El profesor Tripp no sabe si está ante un charlatán sin talento o ante un genio autodestructivo. Sucede además que su esposa lo acaba de dejar, su amante, que es la decana de la universidad y está casada con un colega, está embarazada de él y su editor (Robert Downey Jr.) llega a su casa para presionarlo sobre la novela y asistir al gran festival literario que organiza su universidad.

La película es el recuento de un fin de semana, donde Tripp hace todo lo que no debe de hacer y por fin encuentra, si no la respuesta a sus problemas, cierta claridad para enfrentarlos. La película es, desde mi punto de vista, un viaje iniciático para un hombre maduro y un joven imaginativo, cuyo rito fundacional es balacear a un perro ciego. Usando su imaginación como elemento trasgresor, estos dos personajes rompen con la monotonía, la lógica académica y viven la novela que les hubiera gustado escribir. No la rígida historia que la sociedad de George Bush, les quiere imponer.

No sé si “Wonder Boys” es una de las películas que yo me llevaría a una isla desierta, pero en definitiva, sí es una de esas películas que por haber pasado casi desapercibidas, hay que rescatar y verla bajo una óptica distinta. Ahora que el cinéfilo se enfrenta a que es mejor acceder a las bóvedas llenas de títulos antiguos, que a los cines rebosantes de tonterías, yo recomiendo ampliamente esta cinta. Servirá también para recordar a Curtis Hanson, acaso el creador de una película que pagó muy caro la osadía de intentar ser diferente.

 

Jaime Casillas-Ugarte

Jaime Casillas-Ugarte es colaborador de Entre Noticias:

Aspirante de escritor, dibujante, pintor, cineasta, guionista, fotógrafo, ciclista, beisbolista, corredor, futbolista, crítico de cine, crítico de arte, melómano, gourmet y sommelier. Trato de entender este desastre y darle un sentido. Y para eso escribo.

@uva_canibal

 

 

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