¿Revivirá Trump el debate sobre las vacunas como presunta causa de autismo?

Trump la encargó a Robert Kennedy Jr, que encabece una comisión que investigue la seguridad de las vacunas que se utilizan en Estados Unidos. Trump ha manifestado escepticismo en relación a las vacunas, a través de Twitter y durante uno de los debates entre precandidatos presidenciales, cuando dijo que el autismo está “totalmente fuera de control”.

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¿Son todas las vacunas necesarias? ¿Y efectivas? ¿Y seguras? ¿Nos están ocultando información entre laboratorios y administraciones públicas? (Miguel Jara)

El reciente nombramiento de Robert F. Kennedy Jr, sobrino del asesinado presidente John F. Kennedy y conocido escéptico de las vacunas, para presidir una nueva comisión que estará encargada de investigar la seguridad y la eficacia de las vacunas, promete reavivar una polémica que nunca ha desaparecido del todo: la que cuestiona la vacunación infantil señalando que es una práctica insegura por sus efectos secundarios y que el número de vacunas es excesivo, respondiendo más que nada a la avaricia de las compañías farmacéuticas que las comercializan.

Robert F. Kennedy Jr., un escéptico de la seguridad de la vacunación, dijo que supervisará un panel presidencial para revisar la seguridad y ciencia de las vacunas a pedido del mandatario electo estadounidense, Donald Trump.

«El presidente electo Trump tiene algunas dudas y preguntas sobre la actual política de vacunación. Me pidió liderar una comisión sobre seguridad de la vacunación e integridad científica. Le dije que lo haría», dijo Kennedy.

«Todos deberían poder tener la seguridad de que las vacunas que tenemos -él es muy pro vacunas, al igual que yo- son lo más seguras posibles», añadió Kennedy, hijo del también asesinado senador y aspirante a la presidencia Robert Kennedy.

 
Diferentes organizaciones médicas y científicas sostienen reiteradamente que las ventajas de las vacunas sobrepasan por mucho sus potenciales riesgos. Tal es el caso de la OMS o el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS)

El investigador y periodista español Miguel Jara, cuestiona sobre el tema en su libro: Vacunas, las justas. ¿Son todas necesarias, eficaces y seguras?

¿Son todas las vacunas necesarias? ¿Y efectivas? ¿Y seguras? ¿Nos están ocultando información entre laboratorios y administraciones públicas para que el «negocio saludable» que en parte son las vacunaciones masivas y sistemáticas no deje de serlo?

Los calendarios de vacunación no han parado de crecer en los últimos años, tanto en número de vacunas como en dosis, y desde los laboratorios farmacéuticos se presiona para que ciertas vacunaciones se adelanten. Está claro que para algunos, normalmente pertenecientes a la parte interesada, cuantas más vacunas y antes pongamos a nuestros hijos, mejor, una actitud que despierta la desconfianza de una población cada vez más informada.

Las sucesivas campañas de marketing del miedo a las gripes —por ejemplo, a la aviar en 2005 y a la gripe A en 2009— impulsadas por laboratorios y Gobiernos han sido decisivas a la hora de variar la percepción que se tiene de las vacunas. A ello se suman los efectos adversos de la vacuna del papiloma, cuya aplicación en España es un escándalo médico y un pelotazo económico de gran envergadura.

Existe un debate abierto, y con este libro Miguel Jara pretende arrojar algo de luz sobre un asunto complejo que atañe a cualquier persona que se enfrenta a la posibilidad de someter a su recién nacido a varias decenas de pinchazos en los primeros años de vida”.

 

En su cuenta de Twitter, Trump ha dejado clara su postura sobre la posibilidad de que las vacunas tengan que ver con problemas de autismo.

«Un niño pequeño sano va al médico, es inyectado con una dosis masiva de muchas vacunas, no se encuentra bien y cambia. AUTISMO. ¡Muchos casos así!»

 

Tras el nombramiento de Robert F. Kennedy Jr, quien publicó en 2011 un artículo en Rolling Stone, titulado «Inmunidad Mortal» (Deadly Immunity), la revista New Yorker ha publicado un artículo advirtiendo que el nombramiento de Kennedy para investigar el presunto efecto negativo de las vacunas, significa «un apoyo peligroso a las conspiraciones sobre las vacunas como causantes de autismo».

A falta de que se confirme la formación de ese comité sobre la seguridad de las vacunas y su relación con el autismo, y el posible liderazgo de Kennedy en ese comité, estas son las competencias que tendrá (y que no tendrá) Donald Trump cuando asuma el cargo de presidente.

Trump no tendrá autoridad directa sobre los calendarios de vacunación. Las recomendaciones sobre qué vacunas reciben los niños estadounidenses y cuándo provienen de un panel de científicos, el Comité de Asesoramiento en Prácticas de Inmunización, que depende del Centro de Control y Prevención de Enfermedades. Es un panel distinto del que presidiría Kennedy, y Trump no tiene competencias para imponer recomendaciones que no estén basadas en evidencias científicas.

Trump tampoco podrá decidir qué vacunas son obligatorias para escolarizar a los niños. En algunos estados de EEUU, los niños deben haber recibido las vacunas oportunas para acudir a la escuela. Esas normas dependen del gobierno de cada estado y Donald Trump no tendrá competencias sobre ellas.

Además de haber manifestado escepticismo en relación a las vacunas, a través de Twitter, durante uno de los debates entre precandidatos presidenciales, Trump dijo que el autismo está “totalmente fuera de control”. En ese debate señaló: “Estoy totalmente a favor de las vacunas, pero quiero dosificaciones menores por un período más prolongado”.

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