Los presos eran confinados a celdas tan pequeñas como jaulas para perros, además se les daban descargas eléctricas y con frecuencia sus cabezas eran cubiertas con capuchas. También relatan que los prisioneros eran llevados a salas a prueba de sonido, de donde salían con evidentes huellas de dolor físico.
En Abril del 2004, el mundo se enteró de los horrores que se cometían en la cárcel de Abu Ghraib en Irak, diez años después de la invasión, soldados británicos revelan por primera vez, las más terribles atrocidades cometidas en otro centro de detención estadounidense, hasta ahora secreto.
Camp Nama es una prisión ubicada cerca del aeropuerto de Bagdad y como lo señala un informe del periódico “The Guardian”, allí se cometieron las más terribles violaciones a los derechos humanos.
Las revelaciones la hicieron ex miembros de la TF-121, un grupo conformado por soldados británicos y estadounidenses, cuya principal misión era detener y trasladar a ese campo, a los sospechosos de saber el paradero de Saddam Hussein, así como de las supuestas armas de destrucción masiva.
Los presos eran confinados a celdas tan pequeñas como jaulas para perros, además se les daban descargas eléctricas y con frecuencia sus cabezas eran cubiertas con capuchas. También relatan que los prisioneros eran llevados a salas a prueba de sonido, de donde salían con evidentes huellas de dolor físico.
Si en la Divina Comedia, Dante describe los nueve círculos del infierno donde los pecadores eran sometidos a castigos eternos, estos soldados británicos, entre ellos el soldado Ben Griffin un testigo cercano, describen en Camp Nama cuatro salas en las cuales los detenidos eran interrogados y torturados. La sala clara es descrita como un lugar agradable con sofás y alfombras donde aparentemente se les mostraba un poco de amabilidad. También existían la sala roja y la azul donde se llevaban a cabo interrogatorios violentos. Finalmente, se encontraba la sala negra, pintada totalmente de negro y de cuyo techo, colgaban varios ganchos. En esa sala según los testigos, se llevaban a cabo los peores abusos.
Un reporte de “Human Rights Watch” informa que a los detenidos se les sometía a abusos físicos, los exponían a temperaturas extremas, los amenazaban de muerte, y eran víctimas de las humillaciones más atroces. De acuerdo a este mismo reporte, en esta cárcel habían carteles colgados que leían “no blood no foul” osea que si los prisioneros no sangraban, entonces no habían cometido ninguna falta y por lo tanto no eran disciplinados. Algunos testigos relatan que los abusos eran tan impactantes que algunos de los guardias miraban hacia otro lado para no presenciar lo que sucedía.
Pero ¿por qué nunca se supo de los abusos en este centro de detención? Simplemente que a diferencia de Abu Ghraib, las fotografías estaban completamente prohibidas y las únicas dos personas que lograron tomar una foto, fueron arrestadas.
El reporte de “The Guardian”, señala que en el 2003 el Pentágono envió al investigador especial Stuart Harrington para que investigara la situación de Camp Nama, llegando a la conclusión que los prisioneros habían sido sometidos a abusos físicos extremos. Sin embargo, a pesar que unas 30 personas fueron disciplinadas, los abusos continuaron.
A diez años de la invasión a Irak, el Ministerio de Defensa británico se ha referido a los testimonios de abusos en Irak, como “anécdotas” y agrega que si alguien tiene alguna denuncia o evidencias de maltratos a prisioneros en esa época, debe remitirlas a las autoridades pertinentes.
El soldado Ben Griffin a quien ya mencionamos, denunció estos abusos, pero en el 2008, el Ministerio de Defensa británico obtuvo una orden judicial para silenciarlo, amenazándolo con ser enviado a prisión si volvía a hablar del tema.
