El domingo pasado, el diario Los Angeles Times, destacó en un encabezado el testimonio de «un amigo de la familia que pidió no ser identificado», en el sentido de que el disparador «tenía fascinación por las armas».
El tiroteo mortal del viernes pasado en Santa Mónica, California, tuvo nuevamente en su raíz coyuntural el encuentro fatal entre las armas y la enfermedad mental, siendo por eso que algunos medios publicaron artículos como «Santa Monica Shootings: It’s Time to Talk About Mental Health» (Tiroteo de Santa Mónica: Tiempo de Hablar sobre Salud Mental).
Dice la publicación que estas acciones violentas «son realizadas principalmente por personas que están sufriendo de un estado mental críticamente pobre». Por lo tanto, agrega este artículo de Dina Pérez, «la salud mental y no la legislación de las armas debiera ser nuestra prioridad». Argumenta Pérez que la violencia con armas es «un asunto de salud pública y debemos trabajar en la raíz de estos incidentes: el estado mental de sus autores, para prevenir estas tragedias relacionadas con el uso de las armas».
El domingo pasado, el diario Los Angeles Times, destacó en un encabezado el testimonio de «un amigo de la familia que pidió no ser identificado», en el sentido de que el disparador «tenía fascinación por las armas». Sin embargo, sobre el asunto de la enfermedad mental se limitó a decir en esa nota: «He also had a history of mental issues» (Tenía también problemas mentales). El sábado 8, CNN sí destacó en un encabezado que el disparador de Santa Mónica había sido hospitalizado por salud mental.
Pero contrario a quienes piden darle prioridad a la salud mental, otras publicaciones han titulado: «Why Improving Mental Health Would Do Little to Gun Violence», (Por qué mejorar la salud mental haría muy poco por terminar con la violencia armada), indicando que «hay numerosos estudios sobre el vínculo entre enfermedad mental y violencia que sugieren que el tratamiento mental tendría una utilidad muy limitada en la reducción de este tipo de asesinatos masivos».
Especialistas en salud mental consultados por «Entre Noticias», coincidieron en afirmar que la raíz de la violencia es «multifactorial» y no tiene una o dos causas solamente. Además, es importante señalar que la mayoría de personas que sufren de enfermedades mentales «no son violentas para nada y de hecho, son más ellas las víctimas de la violencia que los causantes de la misma».
Pero es verdad también, que «un porcentaje menor de enfermos mentales pueden llevar a cabo actos de extrema violencia» como el que se sufrió la semana pasada en Santa Mónica.
Pero dentro de este complejo panorama, no es intrascendente la información oficial que proporcionan el Treatment Advocacy Center, (Centro en Defensa del Tratamiento) y la National Sheriffs’ Association, (Asociación Nacional de Alguaciles), en el sentido de que «Hay tres veces más de gente seriamente enferma mentalmente en las cárceles de los Estados Unidos que en los hospitales».
Nota de la redacción: El video a continuación es sobre un tiroteo en 2011, donde también el victimario tenía antecedentes de deterioro en su salud mental.