En el caso de las prisiones federales, se calcula que están albergando 219 mil reos, un 40 por ciento por sobre su capacidad original.
El Secretario del Departamento de Justicia del país, Eric Holder, anunció una serie de medidas que buscan disminuir la hacinada población penal, como flexibilizar las condenas para los delitos menores, mientras centenares de prisioneros en California ya llevan 1 mes en huelga de hambre.
«No podemos hacer que nuestro país sea más seguro simplemente procesando o encarcelando a más gente. Hoy un ciclo vicioso de pobreza, criminalidad y encarcelamiento atrapa a muchos estadounidenses y debilita demasiadas comunidades», declaró Eric Holder en una reciente rueda de prensa, donde expuso el plan gubernamental para disminuir la creciente población penal del país.
Según la publicación Esglobal (antes Foreign Policy en español), Estados Unidos concentra un cuarto de todos los prisioneros del mundo: 2,3 millones de reclusos en sus cárceles, o sea, con 730 presos por cada 100.000 habitantes. «La población penitenciaria en Estados Unidos se ha doblado en los últimos 15 años» y cuadruplicado desde 1980, añade la publicación.
Aparte, existe un sesgo racial-étnico en la población penal: un 60 por ciento de los prisioneros son afroamericanos o hispanos, a pesar de que ambos grupos en su conjunto representa solo al 30 por ciento de la población total del país.
Otra arista importante del problema tiene que ver con la preponderancia adquirida por las cárceles privadas, que antes de 1980 no existían, pero debido a la incesante demanda han ido acrecentando su participación en el sistema, generando un gasto enorme para el fisco. Se calcula que estas cárceles privadas logran utilidades por 500 millones de dólares anuales.
En el caso de las prisiones federales, se calcula que están albergando 219 mil reos, un 40 por ciento por sobre su capacidad original.
Flexibilizar las penas para delitos menores
Hablando ante la asociación nacional de abogados ABA, reunida en San Francisco, California, Eric Holder indicó que la actual administración busca reformar el sistema punitivo para disminuir la crisis carcelaria del país.
Según el Secretario de Justicia el actual sistema es “draconiano”, y la severidad y rigidez de las condenas han generado una situación contraproducente para la sociedad. “Cuando se aplican indiscriminadamente (las leyes), no sirven para el resguardo público. Algunas de las medidas prioritarias que hemos establecido han tenido un efecto desestabilizador en ciertas comunidades, mayormente pobres y de color´”, dijo Holder.
La propuesta de la Casa Blanca es reducir o al menos flexibilizar las condenas para crímenes no violentos, particularmente para los relacionados con drogas, que suponen casi la mitad de los encarcelamientos federales. «Algunas leyes que ordenan sentencias inflexibles reducen la discreción disponible para los fiscales, jueces y jurados», declaró Holder.
Como parte de este esfuerzo, el Departamento de Justicia no enlistará cantidades de droga incautada cuando se trate de micro-traficantes que no tengan nexos con organizaciones criminales mayores.
El plan diseñado por el gobierno se llama “Smart on Crime” (Astutos frente al Crimen), y ha sido revelado en un momento en que la Corte Suprema ha ordenado al estado de California liberar a 9.600 reos por el hacinamiento de las cárceles, y también cuando cerca de 300 prisioneros mantienen una huelga de hambre desde hace 1 mes en reclamo por las inhumanas condiciones en la cárcel de Bahía Pelícano en el mismo estado.
Amnistía Internacional y otros organismos de defensa de los Derechos Humanos han llamado la atención de las crueles y torturadoras condiciones de las prisiones estadounidenses, donde a muchos reos se les aparta en confinamiento solitario con 22 horas y media diarias sin contacto humano.
Mediante una columna publicada en el periódico Los Angeles Times, el jefe del Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California, Jeffrey Beard, defendió las medidas del confinamiento solitario y dijo que eran necesarias para el disciplinamiento de los líderes de peligrosas pandillas, a quienes acusó de querer expandir su campo de acción con este tipo de presiones, como las huelgas de hambre.