Los beneficios de un mega proyecto de esta envergadura están a la vista. Para nadie es un misterio que la economía panameña se encuentra en una mejor condición que las alicaídas finanzas de Nicaragua, donde sus 6 millones de habitantes son de los más pobres de Latinoamérica.
La Corte Suprema nicaragüense desestimó varios recursos para detener la construcción del canal, que comenzaría este 2014.
Se trata de un proyecto emblemático de la administración sandinista de Daniel Ortega. El proyecto de un canal interoceánico que una el Atlántico con el Pacífico, pasando por el Lago Nicaragua, no es una idea nueva, y estuvo incluso contemplada hace más de un siglo de parte de los franceses que originalmente trataron de construir en Canal de Panamá.
La gran piedra de tope era la enorme inversión requerida para una obra de tamaña envergadura. Por ello, el gobierno nicaragüense buscó concesionar el proyecto a quien pudiera financiarlo. En junio de este 2013, la Asamblea Nacional aprobó una ley que regulara el proceso.
En esta conjetura, el consorcio chino HKND, con sede en Hong Kong y dirigida por el empresario Wang Jing, se adjudicó la construcción del canal, con costos estimados en 40,000 millones de dólares. Consultorías y asesorías al proyecto serán realizadas también por la estatal China Railroad Construction Corporation y la británica McKinsey & Company. La concesión duraría 50 años con posibilidad de prórroga por otros cincuenta.
El proyecto contempla un canal húmedo, puertos, un aeropuerto, un oleoducto, una línea férrea para un canal seco y la creación de una zona de libre comercio.
Los beneficios de un mega proyecto de esta envergadura están a la vista. Para nadie es un misterio que la economía panameña se encuentra en una mejor condición que las alicaídas finanzas de Nicaragua, donde sus 6 millones de habitantes son de los más pobres de Latinoamérica.
Por otro lado, la tendencia del transporte marítimo mundial converge hacia la utilización de buques más grandes, muchos de los cuales no pueden atravesar por Panamá. El nuevo canal interoceánico nicaragüense sería de mayor envergadura para permitir el paso de los nuevos buques de contenedores.
Controversias alrededor del proyecto
Según el acuerdo, Nicaragua recibirá 10 millones de dólares cada año por una década y gradualmente recibirá la soberanía del proyecto, obteniendo el 100 por ciento después de un siglo. Pero los pagos y el traspaso sólo pueden comenzar cuando el canal comience a operar. Wang Jing puede incluso dejar de construirlo.
Los críticos al proyecto indican que el empresario chino se podría beneficiar enormemente con facilidades aduaneras, además de los daños medioambientales que podría generar el canal en el Lago Nicaragua. Existe también preocupación por las expropiaciones asociadas al proyecto, ya que muchos terrenos no cuentan con una tasación fiscal que garantice una justa remuneración a los propietarios.
Las autoridades de Panamá tampoco se muestran favorables a un proyecto que pueda perjudicar a su canal, que está sufriendo trabajos de ampliación. “No consideramos que ese canal se llegue a construir. Originalmente se iba a realizar en Nicaragua pero cuando el Congreso norteamericano vio fotos de los volcanes nicaragüenses abandonaron la idea. No puedes tener temblores y tener compuertas que hay que sellar herméticamente”, declaró recientemente el canciller panameño, Fernando Núñez.
Por otro lado, quienes apoyan el mega proyecto señalan el beneficio económico para Nicaragua. Asesores del gobierno estiman que la construcción del canal podría comenzar el 2014 y que tomará cinco o seis años completarlo. Según el oficialismo, el proyecto triplicaría el crecimiento económico nicaragüense para el 2015 (actualmente de 5 por ciento), y duplicar su producto interno bruto, ahora de 10.000 millones de dólares, para el 2018.
Un total de 32 recursos judiciales fueron revisados por la Corte Suprema de Justicia nicaragüense, que finalmente rechazó todas esas acciones legales, dando luz verde para el avance del proyecto. Según el máximo tribunal del país, el proyecto fue aprobado por la Asamblea Nacional, lo que le otorga legitimidad política, además de que «cumplió con cada uno de los requisitos que establece nuestra Constitución Política», según indica el dictamen.
Un asunto con tintes geopolíticos
La decisión de otorgar la concesión al conglomerado chino HKND cuenta con ciertos antecedentes geopolíticos, que indican la pérdida de influencia de Estados Unidos en la región. Mientras los estadounidenses construyeron y administraron por un largo periodo en Canal de Panamá, se han quedado fuera de este nuevo proyecto, donde sus potencias rivales han manifestado interés de participar.
Es el caso del gobierno chino, por ejemplo, que si bien no está directamente involucrado en la concesión, podría volcarse hacia una posición más activa pensando en agrandar su influencia en Latinoamérica. Por su lado, Rusia también ha manifestado su interés en noviembre pasado de participar del canal interoceánico.
El gobierno sandinista de Daniel Ortega ha favorecido una política exterior que disminuya la influencia estadounidense en favor de países latinoamericanos cuyo eje político se encuentra en la izquierda, como el caso de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Cuba, mediante la alianza del ALBA.
Este es un infograma de una de las posibles rutas:
Redacción “Entre Noticias”
