Juan Pablo II, presunto protector de un «lobo piadoso»

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La verdad es que Marciel Maciel era pederasta desde mucho antes de que Karol Wojtyla llegara al papado en 1978. Maciel ya había tenido relaciones con diferentes mujeres, ya era drogadicto, llevaba décadas de oscuros manejos económicos y de tener a niños y a adolescentes encerrados en su abominable y criminal voto de silencio.

Por Rubén Luengas

«Más vale un canario perverso que un lobo piadoso»

Antón Chéjov

Quien desde este domingo 27 de abril de 2014 es oficialmente reconocido como santo, Juan Pablo II, decía en 1994 que el padre fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, era una «guía eficaz de la juventud» por haber puesto a Cristo como «criterio, centro y modelo de toda su vida y labor sacerdotal».

El 23 de febrero de1977, un grupo de ocho ex legionarios conformado por José Barba, Arturo Jurado, Alejandro Espinosa, Juan José Vaca, Saúl Barrales, Fernando Pérez Olvera, José Antonio Pérez Olvera y Félix Alarcón, aseguraban en un periódico de Estados Unidos que durante años, su fundador y director general había abusado sexualmente de ellos cuando eran niños y adolescentes en la enfermería del Colegio en Roma y otros lugares; y había utilizado a algunos de ellos para allegarse Dolantina, derivado de la Morfina, para inyectársela en hoteles de España y en las diferentes casas de formación.

La información fue publicada más tarde en el diario mexicano La Jornada y el 11 de mayo de 1997, el cardenal y arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, fue abordado a la salida de la Catedral Metropolitana, en la ciudad de México por el periodista de La Jornada, Salvador Guerrero Chiprés, pidiéndole su reacción sobre las acusaciones de abuso sexual contra el fundador de los Legionarios de Cristo y contra la jerarquía católica que lo protegía dentro y fuera de México. El cardenal perdió el control y respondió: “Son totalmente falsas, son inventos. Y tú nos debes platicar cuánto te pagaron”, le dijo antes de cortar la entrevista.

La verdad es que Marciel Maciel era pederasta desde mucho antes de que Karol Wojtyla llegara al papado en 1978. Maciel ya había tenido relaciones con diferentes mujeres, ya era drogadicto, llevaba décadas de oscuros manejos económicos y de tener a niños y a adolescentes encerrados en su abominable y criminal voto de silencio.

El libro, «La voluntad de no saber», publicado durante la visita a México del Papa Benedicto XVI en marzo del 2012, presenta documentos con los que se demuestra que el Vaticano tenía información sobre la conducta aberrante de Maciel desde 1944:

«Lo importante de este libro es que documenta, prueba de manera irrefutable que El Vaticano ha venido mintiendo sobre Maciel», dijo en el programa, Hablando Claro con Rubén Luengas, el sociólogo Bernardo Barranco, autor del prólogo de la publicación basada en información contenida en 212 documentos procedentes de El Vaticano que fueron entregados a los autores por miembros de la propia iglesia católica cuyas identidades no serán reveladas.

En la página electrónica del libro: www.lavoluntaddenosaber.com, se puede leer una secuencia de las «oportunidades que El Vaticano» tuvo para enterarse de la conducta del hombre a quien en el 26 de noviembre de 2004 durante la celebración de una misa por sus 60 años como sacerdote, el Papa Juan Pablo II describió como «colmado de los dones del Espíritu Santo».

El pasado 25 de abril, en un encuentro con periodistas, en la sala de prensa del Vaticano, el exportavoz papal,Joaquín Navarro-Valls , dijo que a Juan Pablo II, debido a la «pureza de su pensamiento», le resultó difícil creer que algunos sacerdotes pudiesen abusar sexualmente de menores de edad». Navarro-Valls confirmó entonces que Juan Pablo II sí fue informado de las pesquisas hechas por la Congregación para la Doctrina de la Fe contra Marcial Maciel iniciadas al final de su pontificado, pero que el Papa falleció en abril de 2005 cuando el proceso no había aún terminado.

La congregación de los Legionarios de Cristo pidió perdón el pasado 6 de febrero de 2014 por los abusos sexuales contra menores de edad cometidos por su fundador, el sacerdote Marcial Maciel, a quien descalificó por sus “actos inmorales” y su fuerte adicción a las drogas:

«Reconocemos con tristeza la incapacidad inicial de creer los testimonios de las personas que habían sido víctimas del P. Maciel, el largo silencio institucional y, más adelante, los titubeos y errores de juicio a la hora de informar a los miembros de la congregación y a las demás personas. Pedimos perdón por estas deficiencias que han aumentado el dolor y desconcierto de muchos”.

Sin embargo, ex legionarios como Francisco González Parga, autor del libro Yo Acuso al Padre Maciel y a la Legión de Cristo, aseguran que el caso Maciel «no puede ser entendido si no es a través de una serie de complicidades entre la Santa Sede, las altas autoridades de la Iglesia Católica en México y la Legión de Cristo». Las palabras justicia y delito «no aparecen en el comunicado de los Legionarios», dijo González Parga a medios de comunicación.

Según Elio Masferrer, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana y autor de libros como «Religión, poder y cultura», la fuente de protección de Maciel y sus Legionarios fue el poder económico:

«Corrompiendo a la curia romana, Maciel ponía obispos, arzobispos y cardenales en muchos casos favorables al PRI»,declaró Masferrer al periódico mexicano El Economista.

El proceso de santificación de Juan Pablo II ha sido el más rápido de la historia moderna, pero ensombrecido sin duda por lo que la revista estadounidense The Nation, llamó en 2011, «la vergüenza de Juan Pablo II» en relación al escándalo de la pederastia en la iglesia porque «no tomó acción decisiva en respuesta a la clara evidencia de un bajo mundo criminal en el sacerdocio».

Para el periódico británico The Independent, el mundo aún pide claridad y responsabilidades en este escándalo que «se fomentó durante su administración» y «sigue siendo una mancha en su legado»; pero entre las críticas más fuertes a la canonización del Papa polaco, está la realizada por Michael Brendan Dougherty publicada en The Week, diciendo que su pontificado «fue laxo hasta el extremo de la negligencia» permitiendo que la pederastia en la iglesia católica se paseara impunemente:

«El registro de Juan Pablo II es nefasto, punto, incluso si puede haber algún espacio para dudar de su culpabilidad personal. Algunas veces me he preguntado si su carisma personal lo cegó al espíritu obviamente anticatólico inscrito en el corazón de la Legión de Cristo, dirigida por el notado abusador, embustero, mujeriego y adicto a las drogas Marcial Maciel”.

Entrevista al ex legionario Jose Barba

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