Gobernador de Texas, Rick Perry
El gobernador del estado de Texas, Rick Perry (Republicano), ha dado la orden de enviar 1,000 efectivos de la Guardia Nacional a la frontera del país, contradiciendo la política de la Casa Blanca que hasta ahora se ha negado a tal acción.
Según Perry, la dotación de militares en el límite sur del estado tiene por objetivo ayudar a “combatir el crimen”, debido a que las patrullas fronterizas estarían sobrecargadas de trabajo por la ola de niños inmigrantes.
«No voy a quedar de brazos cruzados mientras nuestros ciudadanos están bajo asalto y los niños pequeños de América Central están detenidos en la miseria. Somos demasiado buenos como país», declaró Perry mientras detallaba las nuevas medidas.
¿En qué puede ayudar la Guardia Nacional?
Según Perry, la Guardia Nacional puede “multiplicar las fuerzas” que la autoridad tenga para atender la crisis inmigratoria. Sin embargo, el rango de acción que la ley establece para estos soldados es bastante acotado.
En primer lugar, la Guardia Nacional no detendrá personas. Según las autoridades tejanas, pretenden “disuadir” a los criminales con su mera presencia, que actos delictuales no se cometan porque habrán más ojos vigilando. Si los soldados ven alguna actividad sospechosa, “harán una llamada” a sus pares de las patrullas fronterizas para que se encarguen, al mismo tiempo de que si se les aproximan menores de edad.
De hecho, como han comentado en innumerables ocasiones las autoridades fronterizas, los menores de edad no arrancan de las patrullas, sino que se acercan a ellas. Suena lógico: son niños, están con mucho miedo, necesitan de ayuda, no son criminales.
En ese sentido, incluso los patrulleros aseguran que difícilmente enviar 1,000 soldados a la frontera pueda ser una solución al problema. «La solución real para ayudar a la Patrulla Fronteriza, básicamente, va a ser un enfoque holístico a esto que va mucho más allá de poner más botas en el suelo”, indica David Aguilar, quien estuvo a cargo del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza entre 2011 y 2013.
Los expertos aseguran además que en el caso de menores de edad que vienen traumatizados, no es conveniente que sean tratados de forma inmediata por un agente fronterizo que los entreviste. La patrulla fronteriza debiera enfocarse solo en la actividad criminal, mientras que los menores de edad deberían ser tratados por trabajadores sociales con experticia en bienestar infantil.
Perry apreta su puño contra Obama
Al anunciar las nuevas medidas, el gobernador de Texas acusó al gobierno federal de solamente actuar “de boquilla” hacia afuera, sin medidas concretas para atender la crisis fronteriza.
Analistas políticos concuerdan en que esta movida de Rick Perry –quien fue aspirante presidencial republicano y pretende volver a serlo- tiene mucho que ver con sus pretensiones de desplazar a Barack Obama como el timonel en esta situación.
Si bien en un comienzo será el estado de Texas el que deberá pagar 12 millones de dólares mensuales por los 1,000 soldados que se enviarán a la frontera, Rick Perry ya ha manifestado que pretende “pasarle la cuenta” al gobienro federal para que se haga cargo de financiar su atrevida incursión.
Por ello, a vista de los antecedentes, pareciera ser que esta acción de Rick Perry tiene más que ver con sus afanes personalistas que con una real preocupación con la situación fronteriza, de la crisis humanitaria que significa que niños viajen sin compañía, e incluso del crimen organizado en Centroamérica que es la verdadera causa y el detonante de esta migración masiva. El envío de soldados a la frontera no pretende arreglar esa situación, sino que pretende ser una señal política, una señal de presión hacia la Casa Blanca, un gallito electoral de cara a los comicios legislativos de noviembre, mostrar una mano tejana dura contra una mano morena que se muestra más blanda.
Poliquitería de la más absurda, a costa del sufrimiento de seres humanos, de niños que están tan desesperados que son capaces de abandonar sus casas y familias y viajar solos hacia el norte, hacia lo desconocido.
