Una pregunta que mucha gente se hace y que parece pertinente es ¿Por qué las empresas farmacéuticas que monopolizan el lucrativo mercado de las vacunas en el mundo no tienen después de tantos años de existencia del virus una vacuna para prevenir brotes y contagios de Ébola?
De 1946 a 1948, profesionales de la salud de Estados Unidos infectaron deliberadamente a unos 700 guatemaltecos con sífilis y gonorrea entre otras enfermedades venéreas. Enfermos mentales, soldados, prisioneros, prostitutas, niños huérfanos y personas de condición humilde, fueron usados como ratones de laboratorio en experimentos médicos ilegales para comprobar el modelo de transmisión humana de esas enfermedades y la eficacia que pudiera tener para su tratamiento la entonces recién descubierta penicilina.
Los experimentos salieron a la luz pública en 2010, gracias al trabajo de investigación de la Dra. Susan Reverby (Wellesley College, Estados Unidos), quien trabajó sobre la base de los documentos originales de la experimentación. Sin la dedicación, hallazgo y estudio de la Dra. Reverby, esta aborrecible muestra de racismo y desprecio contra los más débiles del pueblo guatemalteco, habría seguido encubierta. Hechos que hacen recordar por su naturaleza racista al médico alemán Josef Mengele, el llamado «ángel de la muerte», defensor de la teoría racial nacionalista, por sus experimentos letales realizados con prisioneros en los campos de concentración de la Alemania nazi, o al infame Escuadrón 731 del Ejercito Japonés, promotor de la creencia en la supremacía racial japonesa durante la Segunda Guerra Mundial y que en la ciudad china de Nankin cometió actos atroces contra civiles y militares chinos, coreanos, rusos y mongoles, usados como conejillos de indias para la investigación y desarrollo de armas bacteriológicas.
Quienes hayan leído el muy importante libro del premiado investigador estadounidense Edwin Black, War Against the Weak, Eugenics and America’s Campaign to Create a Mater Race ( La guerra en contra de los débiles, eugenesia y la campaña de Estados Unidos para la creación de una raza superior), sabrán bien que el concepto de una raza superior, blanca, rubia y de ojos azules, fue concebida en Estados Unidos muchos años antes de que Hitler llegara al poder. De hecho Black conecta los crímenes de los nazis con el movimiento llamado «eugenesia», que durante las primeras seis décadas del siglo XX pretendió en Estados Unidos la creación de una raza superior y la eliminación de los «indeseados».
Black concluye que la aplicación de la ideología racista nazi fue importada de Estados Unidos donde en esos años, cientos de miles de estadounidenses y un número de extranjeros seleccionados por su origen nacional, raza o religión; tenían prohibido casarse, fueron esterilizados a la fuerza, internados injustamente en instituciones de salud mental donde murieron en gran número, basándose para ello, explica Black, en una «nebulosa amalgama de información falsificada, de suposiciones y conjeturas perversas», construyendo lentamente una infraestructura burocrática y jurídica nacional para limpiar a Estados Unidos de gente «defectuosa» e «inadecuada» tales como pobres de raza blanca, inmigrantes de Europa del sur y del este, negros, judíos, mexicanos, indios americanos, epilépticos, alcohólicos, enfermos mentales y todo aquel que no se asemejara al ideal racial nórdico, rubio y de ojos azules glorificado por el movimiento de la «eugenesia» que, afirma Black, «empezó en los laboratorios de Long Island y terminó en los campos de concentración de la Alemania Nazi».
Con esos antecedentes ¿Puede ser creíble lo que afirma el doctor Cyril Broderick, un científico de Liberia, ex profesor de Fitopatología de la Escuela de Agricultura de la Universidad de Liberia, quien sostiene que «Occidente y en particular EE.UU. son los responsables del brote de Ébola en Áfica Occidental»?
En el periódico Daily Observer de Monrovia, Liberia, el doctor Broderick asegura que «el Departamento de Defensa de EE.UU. (DOD) financió ensayos de Ébola en seres humanos que iniciaron pocas semanas antes de la aparición del brote de Ébola en Guinea y Sierra Leona». Según el científico africano, «el Departamento de Defensa ofreció un contrato de 140 millones de dólares a Tekmira, una compañía farmacéutica de Canadá, para llevar a cabo la inoculación del mortal virus del Ébola en seres humanos sanos». Dice también que «el gobierno estadounidense cuenta con un laboratorio de investigación» situado en un pueblo llamado Kenema, en Sierra Leona, que estudia lo que él llama «bioterrorismo por fiebre viral» y que, según él, representa «el epicentro del brote de Ébola en África Occidental». Ignoro si lo que afirma el doctor africano es algo que se pueda demostrar, pero antes del descubrimiento espantoso de la profesora Susan Reverby, hace cuatro años sobre el caso guatemalteco publicado por El Boston Globe, cualquiera que hablara de lo ocurrido clandestinamente en Guatemala podría haber sido calificado como uno de esos locos adictos a las teorías de la conspiración.
En octubre de 2010, el presidente Barack Obama llamó por teléfono al entonces presidente guatemalteco, Álvaro Colom, para expresarle personalmente sus disculpas por los experimentos que infectaron intencionalmente a personas de ese país con sífilis y gonorrea en los años 40, mientras el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, afirmaba por su lado en la acostumbrada rueda de prensa diaria: «Es algo chocante y condenable. Es trágico y Estados Unidos, desde luego, se disculpa ante todos aquellos afectados».
Sobre el tema del virus del Ébola y el miedo que este ha generado mundialmente por los recientes contagios en España y en Estados Unidos; además de lo dicho por el doctor Broderick sobre la presunta responsabilidad de Occidente y EE.UU. por el más reciente brote de Ébola en tierras africanas, están las declaraciones del profesos Francis Boyle de la Universidad de Illinois, recordando que Sierra Leona y Liberia, los países más afectados por el brote de Ébola, son dos países de Africa Occidental que acogen laboratorios estadounidenses de investigación de guerra biológica: «Las agencias gubernamentales de Estados Unidos tienen un largo historial llevando a cabo investigaciones de guerra biológica supuestamente defensiva en laboratorios situados en Liberia y Sierra Leona. Esto incluye al CDC (Centro para Control y Prevención de Enfermedades), que es actualmente la agencia encargada de la gestión del Ébola en los EE.UU.», dijo Francis Boyle en entrevista a RIA Novosti.
Por otro lado están también las publicaciones de Paul Craig Roberts, Presidente del Institute For Political Economy, miembro de la administración del presidente Ronald Reagan y ex consultor del Departamento de Defensa, quien presenta como «prueba» de que EE.UU. ha estado realizando «experimentos de Ébola en humanos sanos», un documento del US National Institute of Health dentro de un artículo publicado en su página oficial.
El hecho es que África está afrontando su vigésimo quinta epidemia del virus del Ébola. No estamos por lo tanto ante un virus nuevo, sino ante un viejo conocido identificado y nombrado,» Ébola», por primera vez en 1976.
Una pregunta que mucha gente se hace y que parece pertinente es ¿Por qué las empresas farmacéuticas que monopolizan el lucrativo mercado de las vacunas en el mundo no tienen después de tantos años de existencia del virus una vacuna para prevenir brotes y contagios de Ébola?
Cierto que hay en el mundo una intensa discusión sobre las causas del Ébola, su brote más reciente en África y los primeros contagios fuera de ese continente. Pero cierto también que muchas preguntas quedan aún en el aire sin respuesta.
Con el caso ya descrito de Guatemala y los antecedentes denunciados por Edwin Black ¿Será digno de tomarse en cuenta lo que denuncia el científico africano Cyril Broderick sobre los orígenes de este nuevo brote en África y los supuestos experimentos con Ébola en humanos sanos?
Dejo a los lectores la respuesta, pero lo que sí me queda claro es que el Ébola ha desatado además de una epidemia de miedo, una epidemia de sospechas.
Muy bueno tu reportaje Ruben. Yo tambien estoy de acuerdo con esas sospechas. Hay que seguri informandonos y que lamentable es y continua siendo el racismo y el utilizar a la gente mas indefensa para laboratorio. Que tristeza!