Ha sido una campaña muy atropellada y llena de sorpresas en el país más grande de Latinoamérica.
Primero fue el trágico accidente que terminó con la vida del entonces candidato socialista Eduardo Campos, en agosto pasado. Su reemplazante fue Marina Silva, ecologista y evangélica, quien obtuvo un frenético ascenso en las encuestas hasta pocos días antes de la primera vuelta electoral, cuando fue alcanzada por el social-demócrata Aécio Neves, quien sorpresivamente obtuvo el segundo lugar en los comicios presidenciales, acompañando a la actual mandataria Dilma Rousseff en el balotaje de segunda vuelta.
Las encuestas otorgan un empate técnico entre Rousseff y Neves, entre la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula da Silva y el empresario del Partido de la Social Democracia Brasileño (PSDB). En ese escenario, los ojos del mundo están puestos en Brasil para verificar si se mantiene el poder en la izquierda –que sería un fuerte respaldo a lo que ha sucedido recientemente en otros gobiernos regionales como Chile y Bolivia -, o si hay un giro hacia la centro-derecha que representa Neves, que podría significar para Brasil un acercamiento hacia México y la Alianza del Pacífico y un eventual distanciamiento del Mercosur.
En el centro del debate han estado los escándalos de corrupción que han sacudido a la empresa estatal de hidrocarburos, Petrobras (que sería la versión brasileña de la mexicana Pemex).
Según investigaciones judiciales, hasta un 3 por ciento del presupuesto para contratos de Petrobras se habrían desviado hacia campañas políticas. Existen dos personas que estarían prestando testimonios claves a cambio de reducción de condenas.
Se trata de el ex-director de Abastecimiento de Petrobras, Paulo Roberto Costa, y Alberto Youssef, quien es dueño de una casa de cambio que supuestamente triangulaba los dineros.
Rouseff admitió durante el último debate televisivo, y luego en una conferencia de prensa desde el palacio gubernamental, que efectivamente hay desvío de fondos desde Petrobras, aunque dice desconocer las dimensiones del delito ya que la investigación tiene carácter reservado, indicando que se tomarán “todas las medidas para resarcir todo”, aunque advirtiendo que “nadie sabe hoy lo que debe ser resarcido”.
Los dineros habrían financiado campañas de agrupaciones afiliadas al oficialismo, entre las que se encuentra el PT de Rousseff. Sin embargo, según constan declaraciones de Paula Roberto Costa que fue filtrado a la prensa, el fallecido senador Sergio Guerra, quien era el presidente del PSDB de Neves, recibió coimas en este caso.
Según la agencia Reuters, durante los últimos días Rousseff podría ganar el momentum que le permitiría aventajar levemente al candidato opositor, quien se ha visto incapaz de capturar el voto de rechazo contra el oficialismo que Marina Silva obtuvo en primera vuelta. Según expertos electorales, esto se debe al diferente domicilio político de Silva y Neves, que hace muy complicado el traspaso de votos en caras a la segunda vuelta electoral, que se celebra este 26 de octubre.
Por Hugo Espinoza / Redacción “Entre Noticias”