Agencias difunden lo que sería la supuesta carta de despedida de Bin Laden a su ‘fiel y querida’ esposa.
Osama Bin Laden escribió, se dice, una carta con su testamento -«mi última voluntad», como la tituló- a su «fiel y querida esposa». «¿Cómo estás?», comenzaba la misiva, que inquiría también por su hijo Osama y sus dos hijas, Asma y Duha (posiblemente); su hermana, Iman y el resto de sus parientes, por cuya salud «rezaba».
«Pido a Dios que todos estéis en buenas condiciones y que acelere vuestra liberación y la de todos los prisioneros muyahidin y os lleve a las orillas de la seguridad».
El líder de Al Qaeda mostraba su preocupación por que su cautiverio provocara a su familia «una crisis psicológica». Después se ponía romántico: «Quiero que sepas que llenas mi corazón de amor y hermosos recuerdos como los de tu capacidad de aguantar tensiones para tranquilizarme, o tu amabilidad hacia mí. Cada vez que pienso en tí, se me llenan los ojos de lágrimas por tenerte lejos».
El terrorista juraba amor eterno, advirtiendo de que no se casaría de nuevo «porque no encontraré una mujer como tú, y permaneceré en la tierra de la yihad hasta que Dios nos una y pueda verte a ti y a mis hijos». Bin Laden buscaba un modo de compensarla «por todo el amor que perdiste» durante el cautiverio. Y si encontrarse en este mundo no es posible, prometía verla en el más allá.
Así que el hombre más buscado del mundo pedía «paciencia» y «fortaleza» para complacer a Alá de modo que permitiera el encuentro de ambos «en el paraíso, entre sus ríos y sus riquezas».
El testamento en sí advertía: «Si me matan y tú quieres regresar a tu familia, está bien, pero tendrás que criar a mis hijos apropiadamente, y tener cuidado con las malas compañías para ellos, sobre todo tras la pubertad, sobre todo con las chicas». Osama trasladaba su voluntad de que se casaran con un yihadista – «esos son los mejores» o al menos «con buena gente».
Para la madurez de Osama auguraba un futuro yihadista: «Si hay alguien más que cuide de tí, envíalo al campo de batalla junto a su abuelo», a cumplir con «la obligación de la yihad que tienen todos los adultos».
El ‘enemigo número uno’ de Estados Unidos llamaba a su mujer «la niña de mis ojos» y «lo más precioso que tengo en este mundo». Y consentía en que ella contrayera matrimonio tras su muerte, aunque se reservaba los derechos de casado cuando ambos fueran al paraíso. «La mujer que se casa con dos hombres tiene que elegir a uno de ellos el Día del Juicio».
Incluía al final una nota de humildad, pidiendo «perdón por mis faltas contigo y con mis hijos» y le pedía que rezara por él.
Y firmaba: Que la paz sea contigo. Tu marido. Sa’ad Ibn Osama Bin Laden
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