Vecinos y analistas ponen en duda versión oficial difundida a través de los medios de comunicación, misma que ha causado incredulidad entre la opinión pública, dadas las extrañas circunstancias en las que se desarrolló el tan comentado escape de una de las prisiones de más «alta seguridad» de toda la nación mexicana.
Corría la noche del sábado 11 de julio, el reloj marcaba las 20:22 horas en el Centro Federal de Readaptación Social Número 1 «El Altiplano», mejor conocido como «Almoloya de Juárez». Joaquín Guzmán Loera, alias «El Chapo», que permanecía preso en las instalaciones desde el pasado 22 de febrero de 2014, después de un aparatoso operativo, coordinado por la DEA, en la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, mismo del cual las autoridades se «enorgullecían» tras haberlo logrado «sin un sólo disparo», había recién tomado sus medicamentos, sin ninguna novedad.
Fue hasta 33 minutos después, a las 20:55 hrs. cuando se advirtió, según refiere la versión oficial, la ausencia de Guzmán Loera, detonando la alarma tardíamente hasta las 22:55 hrs. (2 horas después) dentro del Cefereso, donde el Ejército, la Marina, la Policía Federal, Estatal y municipal fueron instruídos en buscar un convoy de tres camionetas tipo Suburban, sin siquiera avisarles del motivo de tal movilización.
La fuga de «El Chapo», deja al descubierto, una vez más, la ineficacia de un sistema que en vez de procurar justicia, la administra y la convierte en un artículo de consumo al cual sólo tienen acceso aquellos con el suficiente poder e influencia, todo sin importarle en lo más mínimo al Estado la endeble posición en la que deja a todas las instituciones que de él emanen.
Todavía llegan a nosotros testimonios de lo que pintaba a ser uno de los «logros» más importantes del periodo de gobierno del aún presidente de México, Enrique Peña Nieto, donde de propia voz el mandatario aseguraba que es «obligación del Estado» que el tan conocido líder criminal no encontrara una nueva manera de evadir al sistema de justicia mexicano, como lo había hecho, hasta ese entonces por única vez, la noche del 19 de enero del año 2001 cuando se fugó del penal de Puente Grande en el Estado de Jalisco.
Precisión milimétrica
Fue hasta la madrugada del domingo 12 que el comisionado de Seguridad Nacional, Monte Alejandro Rubido García, informó a los medios la manera en que Guzmán Loera, dicen, se había fugado a través de un túnel subterráneo que recorría desde una casa en construcción, cercana al penal, que con precisión milimétrica desembocaba a uno de los «puntos ciegos» del sistema de cámaras, donde se encuentra la regadera en la celda de «El Chapo» Guzmán donde supuestamente se encuentra un orificio de 19×19 pulgadas, por donde descendió el prisionero 32 pies de profundidad con ayuda de una escalera, hasta un túnel de 1.5 km de longitud, construido con iluminación y ventilación, donde lo esperaba una motocicleta sobre un riel, misma que lo llevó hasta el inmueble construído con la única finalidad de encubrir la salida de este líder criminal.
Incredulidad
De inmediato la versión oficial difundida a través de los medios de comunicación causó entre la opinión pública incredulidad, dadas las extrañas circunstancias que algunos llaman «de película», en las que se desarrolló el tan comentado escape de una de las prisiones de más «alta seguridad» de toda la nación mexicana.
Los primeros en notar las incongruencias de la versión oficial se hicieron notar entre los vecinos cercanos a la zona del «hollywoodense» escape.
«Por lógica, si hubiera un túnel automáticamente se vienen (los policías) por el túnel y llegan a la casa la misma noche del sábado. Pero aquí llegaron como a las siete de la mañana (del domingo). Si había túnel, ¿por qué no llegaron de inmediato?», externó Antonio Colín, habitante de un rancho, el más próximo a la construcción donde las autoridades afirman haber encontrado la salida del túnel de escape, afirmando tener serias dudas sobre la versión difundida por las autoridades.
Eva Salazar Sánchez, madre de Antonio, pastorea su ganado cada tarde entre los bajos y las lomas por donde habría pasado el túnel de «El Chapo» y no escuchó nunca un martilleo, no sintió nunca una vibración de taladro bajo sus pies, ni se ha tropezado en el camino con algún respiradero que pudiese servir como mecanismo de ventilación.
“Digamos, si de aquí se oyen los ruidos de los presos del penal, que hablan y gritan cuando los sacan a jugar, ¿a poco un ruido de esos no se iba a oír?”, concluye Eva.
“Usted ve a los de las patrullas y van muy quitados de la pena, están todos ahí en su onda, en su chisme, y no se les ve mucho interés de estar checando los coches o algo así. Aquí está muy tranquilo todo», dice Margarita, habitante ya por 32 años de la zona de Almoloya.
Otro punto en contra de la versión oficial, afirman los vecinos, es la existencia de una quebrada de agua y una línea ferroviaria por donde transita un tren de carga de 120 vagones, por lo cual el túnel debería tener una bóveda suficientemente sólida para soportar ese peso, además de un drenaje capaz de desviar el agua, por lo cual no ven los lugareños, que fuera posible tal obra de construcción y menos sin ser advertida previamente.
Incongruencias
Las reservas sobre la versión oficial no terminan ahí, el portal Sin Embargo ha publicado una lista de incongruencias que deberían considerarse para calificar de «imposible» la misma.
1.- Por una norma vigente, todas las prisiones de máxima seguridad en México se construyen sobre una plancha de concreto de 6.4 pies de grosor. Esto hace difícil de creer que se pudo acceder con tal precisión y sin despertar sospechas por vía subterránea.
2.- El Universal informó a través de una infografía que para una obra de tal magnitud tuvieron que extraer 2 mil 040 metros cúbicos de tierra. Entonces, se debieron utilizar 291 camiones de volteo con capacidad de 7 metros cúbicos cada uno. No hay rastro, ni testigos de tal ajetreo junto a la otrora prisión más segura de México. También es difícil de creer que se taladró una distancia tan larga sin que el ruido generara sospechas.
3.- Por protocolo del Centro de Readaptación Social número 1, no puede haber reos afuera de su celda después de las 18:00 horas. Según Reporte Índigo, el sábado se autorizaron dos tandas de duchas, la última comenzó a las 18:00 horas, por lo que no podía haber prisioneros después de las 19:00 horas en el área de regaderas. Las autoridades mexicanas dicen que “El Chapo” estaba a las 20:52 en esa zona.
4.- El reglamento de esta cárcel prohíbe a cualquier reo moverse fuera de su celda sin supervisión de un oficial. De hecho, para reos de alta peligrosidad como es el caso de “El Chapo”, las medidas son el doble de severas, se requieren más custodios y una video vigilancia más tenaz. Es difícil creer que pudo acceder al orificio que conecta al túnel sin problema.
5.- Jorge Carrillo Olea, ex director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), y quien fue encargado en sus tiempos del diseño de la prisión, asegura que es inviolable y que detrás de lo dicho por el gobierno mexicano “hay una gran mentira”.
“De acuerdo con las normas con las que se construyó el penal, no hay un minuto en que estés fuera del alcance de cámaras. No hay ninguna celda que tenga su propia regadera”.
“¡Qué caso tan más complejo! ¿Qué tipo de suelo tienen las celdas? Porque si es suelo calizo no hay quién lo penetre sin una herramienta. ¿Y el ruido? Si es un suelo inestable, hay posibilidad de derrumbes; un solo hombre en un espacio de 50 por 50 centímetros realiza un túnel de más de un kilómetro, ¿con qué ventilación?… ¿de dónde salieron los cables, los focos y cómo se opacaba el ruido?”, cuestionó en entrevista para Variopinto.
6.- Imágenes de Google Earth revelan que hace un año no existía la casa en donde desembocó el túnel. Esta construcción en obra negra se encuentra en la colonia San Juanita, en el suroeste del centro penitenciario.
7 – Las telecomunicaciones están restringidas en un radio de 6.3 millas alrededor del penal inaugurado en 1991. Se supone que sus paredes están reforzadas para evitar cualquier tipo de ataque. Cuenta con una área de Tratamientos Especiales, ahí están los reos de alta peligrosidad. No pueden hablar entre ellos, no tienen contacto visual y las celdas no tienen ventanas. Todos estos elementos hacen improbable la coordinación con el exterior para una fuga tan elaborada.
Además el mismo portal ha dado a conocer una de los primeros videos posteriores al escape, realizados en sobrevuelo mediante la utilización de un drone, por la zona donde supuestamente se encuentra en el subsuelo el túnel, donde se hace constar la existencia no de uno, sino dos cuerpos de agua, que afectarían directamente la viabilidad de la construcción de un túnel con las características mencionadas.
El silencio del penal
Las dudas sobre los métodos de escape que se utilizaron en la fuga de Joaquín Guzmán Loera continúan ahora por el lado de aquellos que alguna vez estuvieron presos en las mismas instalaciones donde sucedieron los eventos.
Flavio Sosa, encarcelado 10 meses en el penal de máxima seguridad del Altiplano entre 2006 y 2007, acusado de sedición, robo y secuestro, por encabezar protestas en el estado de Oaxaca, cargos de los que finalmente fue absuelto y que ocupó la celda 13 de «tratamientos especiales», ubicada en el mismo pasillo que la 20, en la que hasta el sábado estuvo encarcelado Guzmán, asegura sería difícil una fuga con las características mencionadas, debido al silencio que reina dentro de las instalaciones.
«Escuchaba roncar al vecino, caminar al custodio, ruidos del otro pasillo. En esa prisión es tal el silencio que el oído se afina. El silencio es el lugar común de ese penal, cualquier ruido que rompa ese silencio es perceptible. Cualquier movimiento sospechoso que hagas, llegan los guardias a llamarte la atención o a sancionarte. Lo único que puede decir un preso es ‘sí señor’, ‘no señor’. Entre nosotros nos gritábamos, pero poco, de celda a celda. ‘¡Hola buenos días, ¿cómo amanecieron?, que Dios los bendiga!’, era el ritual de saludarnos todos los días por nuestro nombre», afirma Sosa.
En respuesta a las dudas que estas y otras declaraciones han creado con respecto al escape, las autoridades responden que previo al momento de que Guzmán desapareciera, no se observó ni se escuchó nada que resultara sospechoso ya que el piso de la ducha fue perforado con «ácido y calor», hecho que no ha sido confirmado.
La complicidad del Estado
Las inconsistencias del relato oficial de la fuga de Guzmán han logrado incluso que intelectuales la califiquen de «farsa», tal es el caso del abogado, periodista y escritor Rafael Loret de Mola, que considera imposible la construcción de un túnel de 1.5 Km. hacia un penal de alta seguridad sin la complicidad del Estado mexicano.
Relata el periodista la visita que realizó al penal del Altiplano con motivo de la realización de entrevistas a Mario Aburto Martínez y a José de Jesús Gutiérrez Rebollo, presos en las instalaciones. Loret de Mola menciona lo impresionado que estaba por la cantidad de rejas que tuvo que atravesar, contando 17, tan sólo para llegar a la sección donde sería el encuentro, anulando toda posibilidad de cualquier circunstancia irregular.
La fuga de «El Chapo» evidencia «la culpabilidad de las autoridades, del gobierno de Peña Nieto», evidencia también «la tolerancia de tres presidentes en concreto: los Fox, ella y él naturalmente; los Calderón, ella y él naturalmente; y el señor Peña», además agrega que «el gobierno de Peña es inútil, corrupto y es un gobierno de desvergonzados, de personas que están al servicio de las peores causas de México», concluye Rafael Loret de Mola.
FUGA ALEGRELunes 13 de Julio de 2015.
Posted by Rafael Loret de Mola on Domingo, 12 de julio de 2015
Mientras la versión oficial se desmorona siguen creciendo las dudas ante lo que se perfila a ser el mayor montaje del Estado para «soltar las manos» a uno de los tentáculos más «productivos» de la economía mexicana: el narcotráfico, valuado en un total de 40 mil millones de dólares por año.
Aún sigue sin ser respondida la pregunta principal: ¿son el Estado y el narcotráfico las dos caras de una misma moneda?. Los hechos la responderán algún día cuando la búsqueda de la verdad sea el camino que recorran las instituciones de esa nación, y no aquel que lleva a un viaje de ostentación que realizaron a Francia más de 400 personas junto con Enrique Peña Nieto, «patrocinados» por el erario mexicano, en tanto uno de los criminales más buscados en el mundo escapaba de un penal de «Alta seguridad».
Redacción / Entre Noticias