Tras una época de rebeldía en la que Rabinovich empezó a estudiar derecho y hasta se tituló como notario, su virtuosismo con los instrumentos y su histriónica personalidad confluyeron en un proyecto nacido en el coro y en los bares de la universidad. Así nacía Les Luthiers en 1967.
Rabinovich nació en Buenos Aires el 18 de noviembre de 1943, tenía una gracia natural innata y era uno de los miembros más queridos de Les Luthiers, que completan Jorge Maronna, Marcos Mundstock, Carlos López Puccio y Carlos Núñez Cortés.
El articulista y crítico cinematográfico, César Noragueda, se preguntaba hoy lo siguiente: ¿Y qué sería del mundo sin los artistas que nos maravillan y nos hacen sentir mejor con la catarsis de sus obras?, y de entre ellos, ¿qué sería de nosotros sin los cómicos? ¿Por qué merece la pena escribir un texto como este para homenajear a alguien como Daniel Rabinovich, componente de Les Luthiers, en el día de su muerte? Porque la vida sería insoportable sin personas como él, que nos hacen más llevadero el día a día con el método infalible de empujarnos a las carcajadas.
Su muerte generó una amplia repercusión en las redes sociales, donde políticos, famosos y desconocidos lo despidieron y recordaron.
Rabinovich formó con el ex locutor radial en programas de música clásica Marcos Mundstock la pareja de mayor tono humorístico de la compañía. Los diálogos entre ambos con sutilezas, dobles sentidos y juegos de palabras, son de antología.
El grupo nació con siete integrantes pero falleció prematuramente el fundador, Gerardo Massana, en 1973. Luego se apartó otro de los grandes compositores y actores, Ernesto Acher, y Les Luthiers quedó reducido hasta la actualidad a cinco componentes.
Al cumplir 40 años en la escena, la agrupación lo festejó con un brillante show gratuito y al aire libre ante más de 100.000 personas en un parque de Buenos Aires.