30 años del sismo que generó en México una solidaridad inédita

"Ante la ineficacia notable del gobierno de Miguel de la Madrid, paralizado por la tragedia, y ante el miedo de la burocracia, enemiga de las acciones espontáneas, el conjunto de sociedades de la capital se organiza con celeridad, destreza y enjundia multiclasista, y a lo largo de dos semanas un millón de personas (aproximadamente) se afana en la creación de alberques, el aprovisionamiento de víveres y de ropa, la colecta de dinero, localización de personas, el rescate de muertos y de atrapados entre los escombros". Carlos Monsivais

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ESPECIAL TERREMOTO DATOS25

“El hombre es una cuerda tendida sobre el abismo. Es peligroso pasar al otro lado, peligroso permanecer en el camino, peligroso mirar hacia atrás; peligroso pararse y peligroso temblar”

(Así hablaba Zaratustra, Nietzsche).

Fragmento de «No sin nosotros. Los días del terremoto 1985»

(Carlos Monsivais)

«El 19 de septiembre de 1985 la Ciudad de México experimenta un terremoto de consideración que causa un gran número de muertos (las cifras de las autoridades jamás se establecen con seriedad, los damnificados acercan el número a veinte mil fallecidos) Al día siguiente, otro terremoto (o temblor) de menor intensidad reanuda el pánico y vigoriza el ánimo solidario El miedo, el terror por lo acontecido a los seres queridos y las propiedades, la pérdida de familias y amigos, los rumores, la desinformación y los sentimientos de impotencia, todo –al parecer de manera súbita– da paso a la mentalidad que hace creíble (compartible) una idea hasta ese momento distante o desconocida: la sociedad civil, que encabeza, convoca, distribuye la solidaridad.

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    Ante la ineficacia notable del gobierno de Miguel de la Madrid, paralizado por la tragedia, y ante el miedo de la burocracia, enemiga de las acciones espontáneas, el conjunto de sociedades de la capital se organiza con celeridad, destreza y enjundia multiclasista, y a lo largo de dos semanas un millón de personas (aproximadamente) se afana en la creación de alberques, el aprovisionamiento de víveres y de ropa, la colecta de dinero, localización de personas, el rescate de muertos y de atrapados entre los escombros, la organización del tránsito, la atención psicológica, la prevención de epidemias, el desalojo de las pirámides de cascajo, la demolición de ruinas que representan un peligro…. A estos voluntarios los anima su pertenencia a la sociedad civil, la abstracción que al concretarse desemboca en el rechazo del régimen, sus corrupciones, su falta de voluntad y de competencia al hacerse cargo de las víctimas, los damnificados y deudos que los acompañan Por vez primera, sobre la marcha organizadamente, los que protestan se abocan a la solución y no a la espera melancólica de la solución de problemas Cientos de miles trazan nuevas formas de relación con el gobierno, y redefinen en la práctica sus deberes ciudadanos (El 19 de septiembre, el civismo es, si acaso, un término alojado en los recuerdos escolares).

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    Sin debates previos, sin precisiones conceptuales, en cuatro o cinco días se impone el término sociedad civil, lo que, por el tiempo que dure, le garantiza a sus usuarios un espacio de independencia política y mental Como es previsible, el impulso genera la pretensión de “cogobierno” en el empeño de salvar vidas y de restaurar o instaurar el orden urbano En rigor, nunca son gobierno, pero esta creencia ilumina algo muy característico de los gobernantes: su rotunda banalidad Ésta es la gran certeza de 1985: el descubrimiento de que la colectividad sólo existe con plenitud si intensifica los deberes y anula los derechos, si la sociedad civil es una idea todavía imprecisa, los cientos de miles que se consideran sus representantes le otorgan energía y presencia irrebatibles
    En un acto de “teoría confiscatoria”, el presidente Miguel de la Madrid se opone al uso “irresponsable” del término, y añade: “La sociedad civil es parte del Estado Pueden irse a sus casas Ya los llamaremos si los necesitamos”

    Texto completo

    Reflexiones y pensamientos, Entre Noticias, sobre terremotos.

    «Un terremoto fuerte destruye en un instante nuestras asociaciones más inveteradas; la tierra, verdadero emblema de solidez, se mueve bajo nuestros pies […] un segundo de tiempo ha engendrado en el ánimo una extraña idea de inseguridad, que no hubieran producido horas de reflexión».

    (Charles Darwin, testigo directo del terremoto de 1835- Concepción-Valdivia)

    “Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba por primera vez en su tosca desnudez original, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción de terremoto”

    (Raúl Scalabrini Ortiz)

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    «El territorio se revela en la imagen de la madre tierra. Esta es un segundo útero que nutre al habitante. Desde sus colores, lineas, ritmos, formas, modela los paisajes interiores del hombre. Desde los ruidos y sonidos del entorno le afina el oído para atender las voces de su ser».

    (Fidel Sepúlveda)

    «Vivimos confiados sobre la tierra; sin embargo, ella misma nos atrae de mala manera para hacernos perder el equilibrio o su equivalente interno: el control, y un traspié basta a dar duramente y de narices contra esta madre convertida en madrastra; un descuido, el más mínimo, y corre riesgo nuestra integridad personal (…) pánico ancestral insuperable […]. Buscando socorro y refugio en el regazo humano […]. Era como el fi n del mundo (…) La Naturaleza, con mayúscula, se sobreponía una vez más a la civilización artifi cial […]. Y un pensamiento generoso, cumplido ya el egoísmo individual de salvarse, fue hacia tantos cuantos formaban parte de la familia (…)

    (Augusto D’Halmar)

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    «Todo terremoto es numinoso, causa pánico, o literalmente ‘terror’, ese sentirse a-terrado, como se sintiera el aún desprotegido hombre primitivo. Por eso con razón dice Ortega: ‘Hay la creencia que la tierra es firme, a pesar de los terremotos que alguna vez en la superficie de algunos lugares acontecen’. Los colapsos sísmicos nos retrotraen regresiva y dramáticamente a los orígenes del homo sapiens, de aquí la pérdida de los controles cognitivos y la regresión hacia primarias reacciones emocionales (indefensión, miedo, menesterosidad, angustia, egocentrismo, etc.).

    (Luis Rubilar Solís)

    «“Lo más notable de esto es que todos los afectados, el conjunto de la sociedad, consideran y tratan a la crisis como algo fuera de la esfera de la voluntad y el control humanos, un golpe fuerte propinado por un poder invisible y mayor, una prueba enviada desde el cielo, parecida a una gran tormenta eléctrica, un terremoto, una inundación.”

    (Rosa Luxemburgo)

    “El hombre es una cuerda tendida sobre el abismo. Es peligroso pasar al otro lado, peligroso permanecer en el camino, peligroso mirar hacia atrás; peligroso pararse y peligroso temblar”

    (Así hablaba Zaratustra, Nietzsche).

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