Lo que se le olvidó al obispo: «Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis»
«No son refugiados. Esto es una invasión. Vienen al grito de ‘Alá es el más grande’. Quieren tomar el control», sentenció el obispo Laszlo Kiss-Rigo, la principal autoridad católica en el sur de Hungría, uno de los países católicos más conservadores de Europa, informó el diario estadounidense The Washington Post.
De esta manera el líder católico del sur húngaro se enfrentó al Papa Francisco y, por el contrario, respaldó al primer ministro de su país, el ultraconservador Viktor Orban.
La semana pasada Orban, rechazó ante la cúpula de la Unión Europea (UE) recibir a refugiados musulmanes de Medio Oriente y África, y advirtió que el continente debe proteger «sus valores cristianos».
Según The Washington Post, si cada una de las cerca de 122.000 parroquias católicas de Europa abrieran sus puertas a una familia de refugiados, compuesta de al menos tres personas cada una, la Iglesia ayudaría a alrededor de 366.000 personas, una cifra muy similar a la que la ONU estimó que llegaron al continente este año.
En este contexto es que se ha dado la agresión contra inmigrantes de la periodista húngara, Petra László, quien trabajaba para el canal N1TV, conocido por su apoyo al Movimiento por una Hungría Mejor (abreviado comúnmente como Jobbik), un partido político nacionalista y ultraderechista de Hungría definido como neonazi, racista, antisemita y homofóbico.
El obispo del sur de Hungría es el primero que se opone públicamente al pedido hecho el domingo pasado por el papa Francisco. Sin embargo, la mayoría de las parroquias europeas no han dado aún señales de haber escuchado y aceptado el llamado del Pontífice.