Una de las fuentes ha destacado el parecido con el atentado suicida de julio en la localidad de Suruç, cerca de la frontera con Siria, en el que murieron 33 personas, la mayoría voluntarios kurdos que tenían intención de viajar a Kobani para participar en la reconstrucción de la ciudad. Este atentado no fue reivindicado, pero se le atribuye a los yihadistas.
Una segunda fuente ha confirmado que «todos los indicios apuntan a que el atentado fue perpetrado por el Estado Islámico». «Estamos totalmente concentrados en el Estado Islámico», ha aseverado.
Por otra parte, cazas turcos atacaron objetivos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en el norte de Irak y el sur de Turquía el sábado y el domingo, continuando con su campaña militar un día después de que el grupo insurgente ordenara interrumpir sus ataques en suelo turco.
Fuentes de los equipos de seguridad informaron de que unos 30-35 miembros del PKK habían muerto en los ataques en el norte de Irak el domingo. «El alto el fuego del PKK no significa nada para nosotros. Las operaciones continuarán sin descanso», dijo un alto cargo de seguridad a Reuters.
El grupo que alberga el PKK dijo a sus combatientes el sábado que frenaran sus actividades insurgentes a menos que se vean atacados, en respuesta a las peticiones de que dejen a un lado acciones que pudieran impedir unas «elecciones equitativas y justas» el 1 de noviembre.
El anuncio, aunque esperado, llegó horas después del atentado en Ankara. Los 31 años de conflicto del PKK con el Estado rebrotaron en julio, cuando Turquía lanzó ataques aéreos contra sus campamentos en respuesta a agresiones contra sus fuerzas de seguridad, acabando con un alto el fuego decretado en 2013. Cientos de personas han muerto en los últimos enfrentamientos. El PKK ha anunciado ceses anteriormente, incluyendo antes de los comicios, a menudo considerados como una apertura a negociar. El Ejército turco no declara ceses el fuego.