Rusia lanzó un «ataque masivo» con bombarderos estratégicos y misiles de crucero contra posiciones del Estado Islámico en Siria pocas horas después de confirmar que una bomba causó el siniestro del avión ruso que se estrelló en Egipto con 224 ocupantes. Más de dos semanas después del peor siniestro aéreo de la historia de Rusia, Moscú admitió ayer por primera vez que la catástrofe del Airbus A-321 de la compañía MetroJet fue un atentado, una tesis que defendían casi desde el principio los servicios de seguridad del Reino Unido y EEUU.
«En el vuelo explotó un artefacto casero de una potencia equivalente a 1,5 kg de TNT. Como resultado, el avión se desintegró en el aire, lo que explica por qué las piezas del fuselaje están diseminadas ampliamente», informó el jefe del servicio de seguridad federal ruso (FSB, antiguo KGB), Alexander Bortnikov. «Puedo decir que fue un atentado terrorista», dijo Bortnikov, en una reunión del Consejo de Seguridad nacional con el presidente ruso, Vladimir Putin, donde se informó de los resultados de la investigación del siniestro aéreo, ocurrido el 31 de octubre pasado en la península del Sinaí.
La bomba que mató a los 224 ocupantes del Airbus A-321 ruso en Egipto fue colocada por los terroristas bajo uno de los asientos de pasajeros del avión, según la versión prioritaria de la investigación filtrada hoy por el prestigioso diario «Kommersant». La explosión, según expertos del Servicio Federal de Seguridad (antes KGB), se produjo en la cabina del avión y no en las bodegas de carga, como se creía al principio. El epicentro de la explosión se hallaba en la parte trasera del Airbus siniestrado y la bomba pudo haber sido colocada bajo uno de los asientos junto a la ventanillas de la aeronave.
«El explosivo, evidentemente, tuvo un mecanismo de relojería, y si el vuelo se demoraba el temporizador habría podido activarse en el avión sin pasajeros», señaló el diario Kommersant.
Según los datos de Kommersant, los investigadores hallaron un fragmento de fuselaje con un agujero de un metro de diámetro, con los bordes deformados hacia el exterior.
Tras ello, Putin aseguró que Rusia encontrará y castigará a los culpables del siniestro, ocurrido sobre el Sinaí egipcio, 23 minutos después de despegar de la localidad turística de Sharm el Sheij con destino a San Petersburgo. «Los buscaremos estén donde estén y los encontraremos en cualquier rincón del mundo», prometió el mandatario. «El asesinato de nuestra gente en el Sinaí es uno de los crímenes más sangrientos por número de víctimas. Y no vamos a secar las lágrimas de nuestras almas y corazones. Esto quedará para siempre con nosotros. Pero ello no impedirá encontrar y castigar a los culpables», advirtió.
En un comunicado aparte, el FSB anunció que ofrecía 50 millones de dólares de recompensa a quien pueda ofrecer información sobre los autores del atentado.
El Ministerio ruso de Exteriores informó por la tarde de que los organismos competentes lanzaron una caza al hombre para encontrar a los culpables de la tragedia y pidió ayuda a otros países en esta tarea. «Rusia se dirige a todos los países, organizaciones y personas, a todos los amigos y socios con el llamamiento de que ayuden en este trabajo para que los culpables reciban el castigo correspondiente», señaló el Ministerio.
«Venganza ineludible» «Este ataque bárbaro contra nuestros ciudadanos lo vemos en el contexto de la serie de sangrientos ataques terroristas cometidos últimamente en París, Beirut, Irak, Ankara y Egipto», agregó. «El trabajo de nuestra aviación de guerra en Siria no solo debe continuar. Debe intensificarse de tal modo que los criminales entiendan que la venganza es ineludible», advirtió Putin. «Hemos asestado un ataque aéreo masivo contra objetivos del EI en el territorio de Siria. El número de misiones aéreas se ha duplicado», anunció el ministro de Defensa, Serguei Shoigu.
En las operaciones contra el EI participaron por primera vez bombarderos estratégicos Tu-160, Tu-95 y Tu-22, lo que permitió, según el ministro, realizar «ataques precisos y potentes en todo el territorio de Siria». Al igual que hiciera la aviación francesa, la aviación rusa centró sus acciones en la provincia de Raqqa, bastión del «califato» que el Estado Islámico quiere establecer en el país árabe.
El Airbus A321 de la compañía aérea Kogalymavia, que cubría la ruta Sharm el Sheikh-San Petersburgo, se desintegró en pleno vuelo el pasado 31 de octubre en el Sinaí.
Por su parte ISIS aseguró este miércoles en su revista que introdujo una bomba a bordo del avión ruso que se estrelló en la península egipcia del Sinaí el pasado 31 de octubre.
El grupo terrorista explicó que descubrió «una forma de superar la seguridad» en el aeropuerto de Sharm el Sheij, desde donde despegó el avión que se estrelló con todos sus pasajeros a bordo mientras se dirigía a San Petersburgo.
El grupo publicó fotos del supuesto explosivo, que al parecer estaba disimulado en una lata de refresco, y de pasaportes que pertenecían a algunos de los pasajeros fallecidos, que recuperó en el lugar donde se estrelló el Airbus A321 de la aerolínea rusa Metrojet.
Según la revista digital de ISIS, Dabiq, los yihadistas querían derribar un avión perteneciente a un país integrante de la coalición antiyihadista internacional que bombardea a sus combatientes en Irak y en Siria.
Entre Noticias/Agencias