Además del ovoide, volaron también en el Super Bowl 50 aviones militares en lo que AlterNet califica como un «fuerte despliegue propagandístico de la fuerza imperial estadounidense»
«Desde el sobrevuelo de aviones de combate, hasta tropas armadas patrullando el Estadio Levi, el Super Bowl 50 fue un evento altamente militarizado. Sus 70,000 espectadores y millones de televidentes sujetos a un escaparate de propaganda de guerra y fuerte despliegue de seguridad», señala la publicación de AlterNet.
Con demasiada fanfarria, dice la nota, el Coro de las Fuerzas Armadas, constituido por 50 hombres y mujeres del Ejército, la Armada , Infantería de Marina , la Guardia Costera y la Fuerza Aérea , dio inicio al masivo evento deportivo cantando en el campo «America the Beautiful», mientras la transmisión de la canción en CBS ilustraba con imágenes de soldados uniformados en posición de firmes, y un texto de lectura en la pantalla: “United States Forces Afghanistan.”
La nota firmada por Sarah Lazare es particularmente crítica cuando señala que esa parte de la transmisión fue «un guiño a una guerra brutal de ocupación» que se ha extendido ya a 15 años de duración, mientras los principales generales del ejército presionan para una retirada de Afganistán aún más lenta de lo que se había dicho.
Al fuerte despliegue propagandístico, continúa la nota, se le unen las revelaciones en el sentido de que «algunos equipos de la NFL han aceptado desde hace mucho tiempo pagos del Departamento de Defensa de Estados Unidos, para honrar a las fuerzas militares y a sus hombres en servicio»., pero endosándole el costo a los contribuyentes.
La autora afirma que los responsables militares aceptan abiertamente el propósito propagandístico de dichos despliegues en eventos civiles deportivos como el Super Bowl, al señalar que los que buscan es «fomentar orgullo hacia los militares».
Mientras tanto, durante el Super Bowl 50 se realizó un auténtico despliegue de seguridad, militar y policiaco, una vez que el Departamento de Seguridad Interna clasificara como «nivel uno» de riesgo la realización de esa actividad que acapara la atención de millones de personas en el mundo.
La nota completa en inglés puede ser leída aquí
