El Papa Francisco encontró en Ciudad Juárez el mundo del trabajo en el Colegio de Bachilleres del estado de Chihuahua durante la última etapa de su viaje apostólico por tierras mexicanas este miércoles 17 de febrero.
¿Qué quiere dejar México a sus hijos? ¿Quiere dejarles una memoria de explotación, de salarios insuficientes, de acoso laboral?, preguntó entre los aplausos de la platea.
3600 personas esperaban al Papa en el palacio del deporte del Colegio, entre ellos empresarios y trabajadores, en su mayoría empleados de las maquiladoras, una industria que ofrece trabajo a unas 250 mil personas en Juárez.
El Pontífice exhortó a una alianza entre empresarios, trabajadores y la sociedad para salvar a los jóvenes de la pobreza y la falta de oportunidades.
La frontera también es espejo de lo que llama la “cultura del descarte”. La mano de obra a bajo costo y, muchas veces explotada es la fuente de una economía que exporta productos hacía los Estados Unidos.
La cultura del descarte nos roba los sueños, evocó el Papa testimonio de un joven mexicano. “Quiero invitarlos a soñar, en un México donde papá y mamá puedan tener tiempo para jugar con sus hijos”, dijo entre aplausos, denunciando la ausencias de los padres que soportan horarios esclavizadores, dobles turnos o trabajos para sostener a sus familias.
“Cada vez que tenemos que sentarnos a la mesa a negociar algo, se pierde algo… linda esta filosofía de trabajo”, explicó el Papa la enseñanza de un empresario que conoció en Buenos Aíres. “Perder para que ganen todos”.
Trabajo, techo, tierra para sacar a los jóvenes del narcotráfico y la violencia. Claves – sostuvo -son el trabajo y la educación.
“Uno de los flagelos más grandes a los que se ven expuestos sus jóvenes es la falta de oportunidades de estudio y de trabajo sostenible y redituable que les permita proyectarse, generando en muchos casos situaciones de pobreza”, explicó el Papa.
“Hay que invertir en la gente” y no en los mercados y en aumentar los capitales, sostuvo el Papa. “Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días […]. El flujo del capital no puede determinar el flujo y la vida de las personas”, sentenció el Papa.
Alrededor de 12 millones de mexicanos viven y trabajan en otros países obligados a emigrar, la mayoría en Estados Unidos.
México es el segundo país del mundo, después de India, con mayor número de personas viviendo y trabajando fuera del país.
11 millones son los mexicanos emigrados en EEUU y que envían dinero a sus familiares del otro lado de la frontera. De hecho, el 3% del PIB del país depende de esas remesas a costo de la separación de las familias.
En 2015 se calcula que México ha recibido 25.600 millones de dólares en remesas. Además, las industrias locales pagan el precio del mercado avasallado de los precios bajos de producción que exige el merco del vecino del norte.
Al inicio, el saludo de introducción basado ‘en la ecología del trabajo’ estuvo a cargo de monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, Obispo de Monterrey, presidente de pastoral laboral.
Sucesivamente, el testimonio de Daisy Gómez, acompañada por sus dos hijos y esposo, que trabaja en una industria de la zona. “Trabajamos en condiciones muy difíciles Santo Padre”, insistió.
El momento más esperado de esta visita será en la tarde, cuando el Pontífice realizará una parada ante la valla metálica que divide México y Estados Unidos. Tras celebrar la misa en el recinto ferial de Ciudad Juárez se trasladará al aeropuerto desde donde emprenderá el regreso a Roma.
Discurso completo del Papa Francisco con el mundo del trabajo en Ciudad Juárez
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