«Es mentira que la única forma de vivir, de poder ser joven es dejando la vida en manos del narcotráfico o de todos aquellos que lo único que están haciendo es sembrar destrucción y muerte». Antes del esperado encuentro con los jóvenes, Francisco hizo una breve visita a la Catedral de Morelia, en la que depuso una corona de flores ante la imagen del mártir niño cristero José Sánces del Río, que será beatificado. Acompañado por el cardenal Inda Suárez, arzobispo de Morelia, el Papa dirigió unas breves palabras a un grupo de niños reunidos en el templo: «¡Muchas gracias por la visita! Y le voy a pedir a Jesús que les haga crecer con mucho amor, como tenía Él». Y después los invitó a rezar por sus familiares y amigos, pero también, «si están peleados con alguno, también piensen en él. Y también le vamos a pedir para que la Virgen los cuide, es una manera de hacernos amigos y no tantos enemigos. Porque la vida no es linda con tantos enemigos, y el que hace los verdaderos amigos es Dios en el corazón».
Después Francisco recorrió las calles de la hermosa ciudad colonial de Morelia en el papamóvil descubierto, saludando a los miles de fieles que lo esperaban a lo largo de su trayecto, para el esperado encuentro con los jóvenes en el estado José María Morelos y Pavón, que tiene una capacidad para alrededor de 400 mil personas y se encuentra sobre el periférico Paseo de la República, en el sector Independencia, al noroeste de la ciudad. «¡Esta es la juventud del Papa! ¡Esta es la juventud del Papa!». A su llegada los jóvenes lo recibieron con mucha alegría en un ambiente de fiesta, música, bailes y colores tradicionales del estado de Michoacán. Un grupo de jóvenes purépechas: «¡Bienvenido Papa Francisco los jóvenes mexicanos te recibimos con el alma, y estamos haciendo lío!» Le regalaron una cruz de la Pastoral juvenil latinoamericana. Esta cruz que para nosotros representa unión, fraternidad y unión en nuestras vidas.
Cuatro jóvenes mexicanos de diferentes partes del país, del norte, del centro y del sur hablaron de las situaciones que los afectan.La primera que habló fue Rosario, somos portadores de un sencillo mensaje. Su visita representa para nosotros un signo de aliento y luz Santo Padre para nosotros los jóvenes mexicanos la familia tiene aún gran trascendencia pues es el signo palpable más directo del amor. Sin embargo nos duelen profundamente tantas realidades que afectan a nuestras familias. Para muchos son más importantes las cosas materiales que la persona misma. La palabra amor cuesta trabajo pronunciarse. Y le preguntó: «¿Cómo recuperar el sentido verdadero de la familia? ¿Cómo favorecer que los jóvenes valoremos nuestra persona?». Después tomó la palabra Alberto, que afirmó «que todos queremos ser portadores de vida y reconciliación. Intentamos que la sociedad nos mire y que aproveche el potencial que tenemos para crear una cultura de igualdad y respeto». «Me duele compartir con usted que en diferentes puntos del país —añadió— faltan oportunidades y muchos jóvenes son atrapados por la desesperación, la avaricia y la corrupción». La paz, resaltó, «es un don que seguimos anhelando. Queremos ser constructores de paz, ¿Cómo lograrlo? ¿Cuál sería el camino?». El tercer joven recordó que en México «nos afecta la violencia debido a la cual muchos de nosotros hemos sido lastimados o lastimadas de uno u otro modo. Santo Padre, cada día crece más la sensación de inconformidad que estamos viviendo en México, pero también es importante que entendamos que gran parte de la solución está en nuestras manos», por ello los jóvenes quieren comprometerse a vencer los miedos para pensar más allá de nuestras circunstancias individuales. «Solo así podremos ser jóvenes en salida, como usted lo pide». Y la última chica fue Daniela, del este del país, indicó que «muchas veces han escuchado que los jóvenes son la esperanza para un futuro mejor. Sin embargo, también en nuestro corazón surgen unas preguntas: ¿Y quién da esperanzas a nosotros?». «Sabes que hay muchas cosas que no se pueden ver con palabras, pero en ti vemos el rostro de Cristo, el Cristo cercano a los pobres, a los más necesitados. Hoy los jóvenes mexicanos —exclamó— vemos en ti el rostro de la esperanza».