«El mensaje principal que les quería dar es que entiendo que no se puede desacreditar a alguien y al mismo tiempo negociar un acuerdo con él» (Joe Biden)
Biden aclaró también que las declaraciones que en su país se han vertido contra México, sin hacer mención de Donald Trump, pero en clara alusión al magnate, no representan la opinión general que el pueblo estadounidense tiene sobre los mexicanos.
En noviembre del año pasado, Trump defendió su obsesión por la construcción del muro con una declaración preñada de significado. Declaración que en sí misma revela no sólo lo que Trump tiene dentro de su cabeza, sino a todo lo que representa.
Donald Trump: «Los muros funcionan. Sólo tienen que preguntárselo a Israel»
Biden estuvo acompañado por la secretaria de Comercio Penny Pritzker, el secretario de Energía Ernest Moniz y la secretaria del Interior Sally Jewel. Jewell y sus contrapartes mexicanas firmaron acuerdos de cooperación en materia energética, de conservación y de preparación para los impactos del cambio climático, indicó el Departamento del Interior de Estados Unidos en un comunicado. La secretaria también elogió las recientes reformas mexicanas que abren su sector energético a la inversión privada.
«Como aliados y socios, las economías de Estados Unidos y México están inexorablemente ligadas y un sector energético sólido es una parte crucial de la ecuación«, comentó Jewell.
Reflexión Entre Noticias
Más allá de los muros y de lo bien que puedan caer las palabras de Biden contradiciendo las declaraciones trogloditas de los precandidatos republicanos que han debatido nuevamente hoy en Texas, la política exterior estadounidense se caracteriza por su pragmatismo o como dirían en México, «por no dar paso sin huarache». En ese sentido es importante no perder de vista la que es quizá una de las declaraciones más sinceras de Biden en la Ciudad de México.
«Nuestra relación con México no es condescendiente, es sobre lo que podemos hacer con México. Lo digo sinceramente: los necesitamos tanto como ustedes nos necesitan”.
Mientras se debate acaloradamente en los medios sobre las propuestas y declaraciones peligrosas del «entertainer» Donald Trump, poco, demasiado poco se informa o se discute sobre el tema de fondo que ha avanzado sin el escrutinio democrático de los pueblos de México, Estados Unidos y Canada y los otros países involucrados: El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, también conocido como TPP por sus siglas en inglés.
Las negociaciones del TPP comenzaron en marzo del 2010 y han sido hechas de espalda a la comunidad de los países afectados. Hoy, todo lo que se sabe al respecto, es gracias a filtraciones de los textos oficiales, como las realizadas por Wikileaks en noviembre de 2013. El contenido de esos textos ha creado alerta mundial respecto a diversos temas de vital importancia para millones de seres humanos.
El de Trump, es parte del doble discurso que llega a México del norte. El lenguaje que encarna el mensaje de que «¡Ahí viene el coco!», pero «el coco» también se esconde entre las palabras amables y ‘apapachadoras’ de Biden y su comitiva, en el marco de este llamado Diálogo Económico de Alto Nivel entre Estados Unidos y México, que fue establecido por el presidente Barack Obama en 2013, siendo el tercer año en que funcionarios se encuentran para conversar sobre «crecimiento económico, creación de empleos y competitividad», pero en el contexto de lo que se ha venido negociando tras bambalinas, el TPP, que hace añicos la soberanía de los países firmantes poniendo por encima de ellos el poder de las corporaciones trasnacionales que podrán hasta reclamar en tribunales el pago por “pérdidas” si los estados imponen medidas proteccionistas en sus respectivos países.
El TPP, abarca un territorio de 12 países: Australia, Canadá, Chile, Brunéi, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, México, Perú, Singapur, Vietnam y Estados Unidos de Norteamérica (EUA); ubicados en zonas estratégicas de ambos laterales del Pacífico, con una población de cerca de 1000 millones de habitantes, estos países representan el 25% de las exportaciones globales y el 40% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
Joe Biden habló hoy maravillas sobre el TPP, pero sin decir que este acuerdo pone en bandeja de plata todos los recursos naturales y agrícolas de los países firmantes a merced de los monopolios trasnacionales, obligando a los estados a modificar sus legislaciones para garantizar el saqueo de sus recursos.
Lo referente a la cuestión militar, se ha mantenido en absoluto secreto, sin embargo, algunos analistas mencionan que una cláusula principal en el TPP pretende reforzar la presencia militar de los EUA en la cuenca Asia-Pacífico, a pesar de que actualmente ya cuenta con presencia militar en 135 países de todo el mundo.
Aparte del TPP, los EUA están en proceso de negociación de la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP por sus siglas en inglés) que se lleva a cabo con la Unión Europea, de concretarse este acuerdo de libre comercio, estaría impactando sobre el 60% del PIB mundial, 33% del comercio en bienes y 42% en comercio de servicios; este tratado también lleva varios años negociándose en secreto, y tiene las mismas características que el TPP según las pocas filtraciones que se han hecho sobre su contenido.
Por si fuera poco, un tercer acuerdo de libre comercio que está negociando en secreto EUA desde hace 6 años, es el denominado Acuerdo de Comercio de Servicios (TISA por sus siglas en inglés), que afectará a 50 países: Unión Europea, Japón, Canadá, Colombia, Chile, México, Australia, y Corea del Sur; este acuerdo abarca un 68% del comercio mundial en servicios y pretende regular de manera supranacional, los servicios financieros, de salud, agua, telecomunicaciones y transportes principalmente, restringiendo toda la capacidad de los gobiernos sobre estos servicios, obligándolos a la privatización y entrega a los emporios estadounidenses.
El TPP ahora tendrá que pasar a la aprobación de los órganos correspondientes de cada uno de los países, en el caso de México y los EEUU, habrá de ser ratificado por los senadores; de consolidarse, entraría en vigor en el 2017.
Con muro o sin muro, entre las palabras suaves, amables y «amistosas» de Biden, se pudo ver claramente que: «¡Ahí viene el coco!»