La fuerte personalidad de Nikolaus Harnoncourt ha marcado decisivamente la interpretación en las últimas décadas, y muchos hablan de un antes y un después de su irrupción en el mundo musical.
“Nikolaus Harnoncourt dio su último suspiro, en paz, rodeado de su familia” el sábado, reza un breve comunicado de sus parientes, citado por APA. El director de orquesta austriaco había anunciado en diciembre su retiro por problemas de salud.
“Mi cuerpo me obliga a cancelar mis futuros planes”, había escrito hace unos meses el músico en una carta de despedida manuscrita para los espectadores de la sala de conciertos de la Musikverein de Viena.
“Se ha creado una relación increíble y profunda entre nosotros en el escenario y vosotros en la sala. ¡Nos hemos convertido en una feliz comunidad de pioneros!”, escribió el director en su carta, impresa en el programa de conciertos de la sala.
El conde Nikolaus de la Fontaine y de Harnoncourt-Unverzagt nació en Berlín en 1929, de la unión entre un conde austriaco y una nieta de un archiduque de la casa de los Habsburgo. Creció en Graz, en el sur de Austria.
Formado como violonchelista, su intensiva investigación sobre los instrumentos y la música antigua lo llevaron a crear el Concentus Musicus, que dio sus primeros conciertos en 1957.
El conjunto, organizado por los propios músicos con la ayuda de sus mujeres y socios, se especializó en la música del Renacimiento y del Barroco, así como en obras de compositores como Bach, Beethoven y Haydn.
Luis G. Iberini: «Nikolaus Harnoncourt fue quien consiguió convencer, con su arduo esfuerzo y su tenacidad, a los propios músicos y a los críticos de la importancia de ir más allá de las notas, de averiguar lo que no está escrito en ellas y saber lo que falta para comprender el verdadero pensamiento de un autor».
Nikolaus Harnoncourt en un ensayo de la Quinta Sinfonía de Beethoven
