Shimón Peres se distinguió como uno de los miembros más destacados del movimiento sionista mundial y ficha clave del lobby judío (que es el principal valedor de Israel en los EE.UU). En incontables oportunidades negoció con Washington el aumento de la ayuda militar con el fin de consolidarse como la potencia más temida de Oriente Medio.
El corresponsal en el Oriente Medio del rotativo británico The Independent, Robert Fisk, ha recordado en un artículo publicado este miércoles que el fallecido expresidente israelí, a quien muchos líderes mundiales califican de “pacificador”, es responsable directo de al menos una de las peores masacres de la historia del régimen de Tel Aviv.
“Cuando el mundo supo que había muerto Shimon Peres, gritó “¡pacificador!”, pero cuando yo me enteré de su muerte, lo que me vino a la mente fue sangre, fuego y matanzas”, dice Fisk, testigo del bombardeo por Israel de un campo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la ciudad de Qana, en el sur de El Líbano, que se saldó con civiles muertos —la mitad de ellos, niños— y 116 heridos.
La masacre tuvo lugar el 18 de abril de 1996, luego de que las fuerzas de guerra israelíes bombardearan el campo de la ONU, supuestamente en respuesta a los enfrentamientos con las fuerzas de El Líbano (Hezbolá).
Luego del incidente, las autoridades israelíes alegaron no saber que en el campo había civiles, pero la ONU confirmó que había avisado en reiteradas ocasiones de que en el campo no era ningún objetivo militar y que era imposible que las fuerzas israelíes no estuvieran al tanto de la situación en el lugar.
El propio Peres, que en aquel tiempo ejercía como ministro de asuntos de guerra y primer ministro israelí en funciones (debido al asesinato del primer ministro Yitzhak Rabin en 1995), insistió en que las fuerzas israelíes no sabían que había allí cientos de civiles.
Sin embargo, su justificación resultó ser sin fundamento, dado que las investigaciones de la ONU mostraron que un dron israelí había espiado el campo durante varias horas, por lo que que es imposible que las autoridades israelíes no supieran que estaba lleno de civiles.
Algunos analistas, entre ellos Fisk, creen que la masacre de Qana fue en realidad una iniciativa de Peres para aumentar su popularidad entre los israelíes extremistas y ganar las elecciones frente al actual primer ministro, Benyamin Netanyahu, algo que no consiguió.
El siguiente video muestra escenas de ese trágico día. Se advierte que por la naturaleza de las imágenes, podría herir su sensibilidad.
A pesar de los lamentos murió un Criminal llamado, Shimon Peres
Signando con ello, lo políticamente incorrecto que resulta hacer notar los aspectos negativos de un ser humano que en vida generó dolor y muerte pero del cual a la hora de su despedida se suelen resaltar los matices más puros y nobles.
Tal es el caso del dos veces ex primer ministro y presidente israelí – entre los años 2007 al 2014 – Shimon Peres, nacido el año 1923 bajo el nombre de Szymon Persky en el pueblo de Wiszniewo, ubicado en ese entonces en Polonia, actual Bielorrusia. Peres “el incansable intrigante” como lo definió en su autobiografía, el que fue durante muchos años su rival político, el asesinado ex primer ministro Yitzhak Rabin, emigró junto a sus padres el año 1934 a territorio palestino, en ese entonces bajo mandato británico. Militante sionista desde muy joven, se integra a la organización paramilitar extremista judía Haganá el año 1947 – de cuyo seno nació la organización ultraderechista Irgun – con responsabilidades en toda el área de adquisición y aprovisionamiento de armas.
Shimon Peres y la experiencia adquirida en el tema de armas y como director general del ministerio de asuntos militares lo convirtieron en uno de los artífices y arquitecto del programa nuclear israelí y el desarrollo de las fuerzas armadas bajo el apoyo sostenido de Washington. Premio Nobel de la Paz junto al fallecido ex premier israelí Yitzhak Rabin y el líder de la Organización para la Liberación de Palestina – OLP – Yasser Arafat, tras la firma de los llamados Acuerdos de Oslo, que firmados el año 1993 fueron un enorme triunfo, no para las aspiraciones de autodeterminación del pueblo palestino, sino que un respiro para la entidad sionista, que bajo un marco legal espurio y que se ha violado permanentemente se ha negado a avanzar en el reconocimiento del Estado palestino, intensificando un proceso de ocupación bajo el aval y protección de las potencias occidentales.
Un acuerdo de paz torpedeado desde el inicio por las fuerzas más reaccionarias de la entidad sionista, que implicó incluso el asesinato, el año 1995 de Yitzhak Rabin a manos de un fundamentalista judío, Yigal Amir, un instrumento de la derecha radical israelí que se negaba a cualquier devolución de territorios a Palestina. Oslo significó para Palestina un retroceso enorme en su causa por la creación de un Estado Pleno y donde la firma que implicaba el inicio de una etapa que concluiría en un lustro con la creación del Estado palestino ha sido, finalmente, sólo una quimera. Una realidad que a fines del año 2016 muestra más ocupación del territorio palestino, construcción de más asentamientos en la Ribera Occidental y en Al Quds Este, más segregación, muros y más muertes para la población palestina y la imposibilidad de concretar el anhelo suscrito en Oslo, que a la luz de los años aparece más como una traición que un acuerdo de paz.
La muerte de Shimon Peres generó el lamento de personalidades del mundo occidental y los consabidos mensajes post mortem destacando las cualidades reales o fantasiosas del fallecido. Así, el Presidente estadounidense Barack Obama sostuvo que «Hay pocas personas con las que compartimos este mundo que cambian el curso de la Historia, y mi amigo Shimon fue una de ellas. Un hombre que jamás renunció a creer en la paz con sus vecinos”. Por su parte el mandatario francés François Hollande afirmó que «Israel pierde uno de sus hombres de Estado más ilustres, la paz, uno de sus más ardientes defensores y Francia, un amigo fiel».
El secretario general de la ONU, el coreano Ban Ki-moon afirmó que “Peres siempre se mostró optimista respecto a las perspectivas de paz”. Sí, puede ser pero, Shimon Peres, al mismo tiempo que verbalizaba sus aspiraciones de paz y tendía la mano derecha para estrecharla en son amistoso, con la izquierda armó la maquinaria de guerra sionista dotada de armas de destrucción masiva – entre 200 y 400 artefactos nucleares según datos extraoficiales pues Israel no es firmante del Tratado de no Proliferación Nuclear y no permite la inspección de sus instalaciones en Dimona por la Agencia Internacional de Energía Atómica – contando para ello con el apoyo incondicional de sus amigos estadounidenses, como también de Francia e Inglaterra. “Paz pero desde posiciones de fuerza” era uno de sus lemas preferidos, que a la hora de considerar las capacidades militares de su oponente palestino no podemos hablar más que de desproporción, desequilibrio y abuso.
Shimon Peres ostentaba el cargo der Primer Ministro cuando el año 1996 entre el 11 y el día 27 de abril ordenó una operación de bombardeos en suelo libanés denominada “Operación Uvas de Ira” Operación destinada, según Peres, a destruir o debilitar al Movimiento Hezbolá. En una de esas incursiones en el campamento de refugiados de Qana, 102 civiles fueron masacrados, incluyendo mujeres y niños. Una investigación de la ONU determinó que el bombardeo tuvo un carácter deliberado, sin margen de error pues se sabía exactamente que dicho objetivo no era militar y que sus residentes eran refugiados. Sumemos a ello su papel estelar en la construcción de asentamientos en territorios palestinos tras la guerra del año 1967 y que constituye hoy la columna vertebral de la política colonial sionista en la Ribera Occidental, incluyendo a Al Quds. Todos ellos crímenes de guerra, violación de las leyes de la guerra y convenios internacionales.
Resulta sintomático que un político que no ocultaba la necesidad de aumentar el poderío de su país en el plano regional, que hablaba del poder disuasivo (por ello su decisión de implementar la construcción de armas de destrucción masiva) resalte como un hombre de paz. Ello parece ser una cualidad de Peres frente a una sociedad belicista, que suele hablar de paz pero no da los pasos para concretarlas, que tiene en su lenguaje diplomático el concepto de paz y tener buenas relaciones con los vecinos pero su praxis es de una violencia cotidiana. Un “hombre de paz” que participó de gobiernos donde la política de incremento de los asentamientos con colonos extremistas fueron parte fundamental de las líneas de trabajo de esos gobiernos. Donde fungió como Ministro e incluso presidente de Israel entre los años 2007 y 20014 – cuando se intensificó el proceso de colonización y construcción del Muro de la Vergüenza, que divide el territorio palestino.
Sin duda Shimon Peres tenía ciertas cualidades que los distinguían y permitían que pudiese conversar con líderes de la OLP, la creada Autoridad Nacional Palestina – ANP – tras los Acuerdos de Oslo e incluso plantearse la posibilidad “de ser los mejores vecinos y amigos con los palestinos” sabiendo que el papel y los micrófonos dan para todo. Intentó ser un contrapeso a la política extremista de Netanyahu, más por una cuestión pragmática que por estar en desacuerdo con el hecho que era necesario fortalecer a Israel, sobre todo en el plano militar. Ambos coincidían en que la política de la sociedad civil palestina del Boicot, sanción y Desinversión – BDS por sus siglas en inglés es un enorme peligro para Israel y una declaración de guerra que requiere ser combatida –
Peres, ha sido presentado como un político distinto a un extremista como Benjamín Netanyahu o un ultranacionalista y colono como el actual ministro de asuntos militares Avigdor Lieberman o un Reuven Rivlin que lo sucedió como presidente de Israel. Pero, el sólo hecho de presidir una entidad como la sionista y su política de agresión contra los pueblos árabes, su política de ocupación y colonialismo contra el pueblo palestino hace dudar de esas supuestas diferencias. El que haya verbalizado ciertos llamados al diálogo, se haya reunido con Arafat pero se negara siempre a reconocer a Hamas como representante de una parte importante del pueblo palestino, son hechos que marcan también su responsabilidad en la actual situación en que se debate el pueblo palestino. Se suelen saludar los esfuerzos por la paz pero lo que se premia es el resultado de ella, lo demás es mero reconocimiento, parafernalia política, gimoteos y llantos que no pueden hacer olvidar que Palestina está sumida en su actual situación por políticos como el fallecido Shimon Peres.
Las palabras de lamento que se hacen acreedoras al premio a la hipocresía provienen del actual Primer Ministro de la entidad sionista Benjamin Netanyahu quien sostuvo “»Shimon dedicó su vida a la independencia de nuestra nación, era un visionario y miraba al futuro (…) Trabajó hasta los últimos días de su vida para lograr la reconciliación con nuestros vecinos y un mejor futuro para nuestros hijos» resaltó este político que se ha caracterizado, cada día de su vida, precisamente para evitar cualquier atisbo de solución y eventual reconciliación con parte importante de sus vecinos a quienes agrede constantemente: Palestina, El Líbano, Siria, fundamentalmente.
La muerte de un dirigente de una entidad como la sionista, que comete crímenes de lesa humanidad no lo exculpa de su responsabilidad así haya llegado la hora de su muerte. Así dirigentes y lo políticamente correcto lo presenten como un hombre distinto, un hombre de paz. Shimon Peres fue y así será recordado en los anales de la historia como uno de los responsables de los crímenes más grandes de la historia del Siglo XX y lo que llevamos del Siglo XXI: el sometimiento, ocupación y violaciones a los derechos humanos del pueblo palestino. Una política de despojo pensada y ejecutada desde los niveles más altos de la política israelí, esa misma donde participó gran parte de su vida.
Un apretón de manos, una frase para el bronce o un lamento póstumo no son garantías para dejar de considerar a este político sionista de origen polaco como uno de los actores principales en la consolidación del drama de Oriente Medio y en especial del pueblo palestino. A pesar de los lamentos y las palabras de buena crianza y aquella máxima respecto a que no “hay muerto malvado”, ha fallecido a los 93 años de edad un criminal, por más que el sionismo, líderes políticos e incluso sus rivales dentro de la entidad israelí reconozcan en él un hombre destacado.
Se distinguió por ser uno de los traficantes de armas más importante del planeta
Szymon Perski, nacido en Wisniew (Polonia) y mejor conocido como Shimón Peres acaba de morir en Tel Aviv a la edad de 93 años. A este extranjero invasor del territorio palestino se le considera uno de los padres fundadores del estado sionista de Israel.
Su familia hizo aliyah a Tel Aviv en el año 1934. Desde temprana edad se enroló en la Haganah tomando parte en sus “gloriosas” actividades terroristas. Participa de manera sobresaliente en la guerra Árabe-Israelí cumpliendo a cabalidad su función de asesino y sicario. Israel precisaba desocupar el territorio palestino para acoger al pueblo elegido por Yahvé. Por sus destacadas dotes organizativas Ben Gurion le encargó el papel de acelerar al máximo la carrera armamentística del nuevo estado judío. Shimón Peres era el responsable directo del programa nuclear israelí (Dimona) y el intermediario en la compra de los cazabombarderos Mirage franceses. Israel pretendía así erigirse en potencia regional y disuadir a sus enemigos de cualquier posible agresión. A tal punto llegó su gran amistad con el gobierno de Francia que tenía un despacho secreto en el palacio del Elíseo.
Shimón Peres fue un extraordinario relaciones publicas y forjó una profunda amistad con los más destacados líderes mundiales. Supo mover con inteligencia las fichas de la diplomacia a favor de la causa sionista. Gracias a este laborioso trabajo Israel ha visto legitimada su soberanía sobre un territorio ilegítimamente ocupado.
Shimón Peres ocupó importantes cargos en el gobierno de Israelí: ministro de Defensa (guerra), ministro de Relaciones Exteriores, Primer Ministro y por último presidente de Israel. Por lo tanto es el directo responsable de las agresiones y bombardeos, ejecuciones extrajudiciales y violación de los derechos humanos que ha sufrido durante décadas al pueblo palestino. Él ha sido la cabeza pensante del terrorismo de estado en su máxima expresión. Peres fue quien nombró a Ariel Sharon para que comandara las tropas del Tzahal que invadieron el Líbano. Las mismas que posteriormente cometieron la masacre de Sabra y Chatila. Siempre permaneció en la sombra para guardar las apariencias y dar la imagen de un hombre justo y honorable.
Shimón Peres contribuyó enormemente a cimentar la alianza estratégica con el gobierno racista Sudafricano de Pieter Botha. Israel colaboró muy estrechamente en el desarrollo del programa nuclear Surafricano. Sus diabólicos proyectos se hicieron realidad cuando en aguas del Atlántico sur realizaron una prueba atómica secreta (operación Phenix).
En el currículum de Shimón Peres hay que señalar sus relaciones amistosas con regímenes dictatoriales como los de Augusto Pinochet en Chile, Ríos Montt en Guatemala, Videla en Argentina, con D´Aubuisson de Arena en el Salvador, Somoza en Nicaragua y posteriormente con los gobiernos ultraderechistas colombianos de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos. EE.UU en su ofensiva anticomunista utilizó a Israel para que asesorara militarmente y proveyera de armas a sus aliados.
Shimón Peres se distinguió como uno de los miembros más destacados del movimiento sionista mundial y ficha clave del lobby judío (que es el principal valedor de Israel en los EE.UU). En incontables oportunidades negoció con Washington el aumento de la ayuda militar con el fin de consolidarse como la potencia más temida de Oriente Medio. Él afirmaba que Israel es la primera línea de fuego del occidente civilizado en su enfrentamiento contra el “terrorismo islámico”
Shimón Peres ha sido en realidad uno de los mayores traficantes de armas a nivel mundial. Un título adquirido gracias a que ejerció el papel de representante exclusivo de la industria bélica israelí -una de las más pujantes del mundo.
Astutamente intervino junto a Isaac Rabin en el proceso de paz palestino- israelí en el que pactaron con Yasser Arafat los tristemente célebres “acuerdos de Oslo” Por tal motivo obtuvo el premio Nobel de la Paz (compartido con Yasser Arafat) Durante el tiempo que ocupó la silla de Primer Ministro dio luz verde a las más sangrientas operaciones militares como “las Uvas de la Ira” en el sur del Líbano, o los indiscriminados bombardeos contra la Franja de Gaza y Cisjordania.
Israel prepara las honras fúnebres de este “ángel exterminador”. Seguramente a su postrer despedida asistirán los más importantes líderes mundiales y personalidades de reconocido prestigio. Por ley hay que rendirle un merecido homenaje a tan ilustre “apóstol de la paz”. Dirán los sepultureros que esta es una pérdida irreparable para el mundo libre que lucha por preservar los valores de la libertad y la democracia.
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