La fotógrafa canadiense Barbara McClatchie Andrews fue asesinada por un chofer contratado que la robó y arrojó su cadáver a la orilla de una carretera, informó este lunes 3 de octubre el fiscal general de Yucatán.
Criada en una familia acomodada de Vancouver y experimentada fotoperiodista con obra publicada en revistas como National Geographic, McClatchie era una figura muy apreciada en el círculo artístico y cultural de la ciudad. Se había asentado en Mérida en 2004 y en un año ya había abierto su galería, a la que bautizó con el nombre en maya In La’Kech –El Otro Yo–. Allí exponía el trabajo de artistas locales, con énfasis en jóvenes principiantes.
El periódico español, El País, publicó este martes algunas reacciones de extranjeros radicados en Mérida, Yucatán.
Divorciada y con un hijo establecido en Estados Unidos, informa El País, McClatchie tenía su casa habitual en Mérida y otra vivienda en la playa. Vivía sola pero acompañada por dos perros y una cantidad oscilante de gatos, pues era muy activa en las labores de rescate de animales abandonados. «Bárbara era sociable, amigable, conocía a un montón de gente y su galería siempre estaba abierta a los artistas que quisieran enseñar sus creaciones», contó Sievert.
El lunes pasado, la Fiscalía General de Yucatán anunció la detención de un ex militar, acusado de ser el presunto asesino de Bárbara McClatchie.
El presunto asesino sería sería un chofer de ADO, quien se habría fijado en un «fajo de billetes» que supuestamente tenía la víctima.
Cierto que asesinatos de este tipo pueden ocurrir en muchas partes del mundo, pero el de la fotógrafa canadiense se suma al de otros extranjeros que, fascinados con México, han encontrado ahí trágicamente el final de sus vidas.
¿Se resolverá judicialmente este nuevo crimen fatal en suelo mexicano o se incorporará a la extensa lista de casos sin resolver?
Entre Noticias/El País/Agencias