Con estas palabras, el teórico social Henry A. Giroux inició un discurso, el pasado 14 de octubre de 2015, sobre la posición social que ocupan los y las jóvenes en EEUU. Para Giroux, en la sociedad actual estadounidense, las instituciones que fueron diseñadas para limitar el sufrimiento humano y la indignidad, ahora están conduciendo la política hacia un abismo en el que se está poniendo en juego el futuro de los y las jóvenes. El discurso se encuentra disponible en texto, en el magazine online truthout.org
En palabras del teórico “la juventud actual es la primera generación desde la posguerra que va sufrir una inmovilidad [económica y social] mayor que la de sus progenitores (…) una generación con cero oportunidades, cero futuro y cero expectativas”. Consecuentemente, para él, cada vez son más los y las jóvenes que tienen que aceptar una vida inestable de trabajos precarios, quedando excluidos y excluidas del “sueño americano”.
Ante esta lógica, los y las jóvenes se están convirtiendo (en el imaginario político) en personas con problemas en lugar de personas que se enfrentan a problemas. Cada vez son más los y las jóvenes que son vistos como una alteración del orden público, situación que les posiciona como un objetivo prioritario del “gobernar a través de la delincuencia”.
Para Giroux, el castigo y el miedo han reemplazado a la compasión y la responsabilidad social como elementos mediadores en la relación entre los y las jóvenes y la sociedad general. Según el autor, una sociedad que castiga a sus hijos e hijas, es una sociedad abocada a la destrucción completa.
Durante su discurso, Giroux habla de que la política postmoderna-neoliberal está impulsada por una ideología hipercompetitiva, no sólo económica, sino también social. Ello conduce a que muchos y muchas jóvenes aprendan rápidamente que su destino es únicamente una cuestión de responsabilidad individual, con independencia de las fuerzas estructurales más amplias. Así, cada vez son más numerosos los discursos políticos disponibles que hablan de las personas jóvenes en términos de “autodisciplina” y de “autogestión emocional”, dificultando con ello la posibilidad de que los y las jóvenes encuentren escenarios sociales en los que se facilite el entendimiento mutuo y el encuentro.
Para el teórico hay más en juego que los procesos de despolitización; también están en juego los lazos sociales, el razonamiento colectivo y los aparatos culturales indispensables para el sostenimiento de una sociedad democrática.
Por otro lado, en su discurso, Giroux ofrece algunas cifras relativas al castigo masivo de los y las jóvenes en EEUU, con objeto de incitar a la reflexión pedagógica y social sobre el devenir de la población joven y de la población general: “¿cómo se puede explicar una sociedad en la que hay 500.000 jóvenes encarcelados y 2,5 millones son detenidos cada año? ¿Una sociedad en la que a la edad de 23 años, casi un tercio de los estadounidenses han sido arrestados por un delito?”
No obstante, Giroux es consciente de que las discriminaciones sociales vertebran la “guerra contra los y las jóvenes”, ya que ésta será más dura para quienes encarnen la exclusión en términos de etnia, género, sexualidad, discapacidad o clase social.
Así, según la reflaxión del autor, en lugar de una retórica idealista que venere a los y las jóvenes, EEUU se encuentra ante una realidad social que visualiza a las personas más jóvenes a través de la óptica de la ley y el castigo.
Ante esta situación, para Giroux, es necesario que todas aquellas personas comprometidas con la equidad social, reflejen en sus cotidianidades y entornos sociales la necesidad de hacer frente a las condiciones estructurales y reconstruir estrategias que pongan freno a todas las formas de violencia social, política y económica que los y las jóvenes experimentan diariamente.
Texto publicado originalmente en Centro Reina Sofía; sobre Adolescencia y Juventud