Anteriormente, Suiza no proporcionaba información bancaria más que a petición de otro país con el que había firmado un acuerdo para evitar la doble imposición..
Para evitar la pérdida de su condición de centro financiero mundial, Suiza firmó la convención en 2014. El Parlamento suizo aprobó el acuerdo en 2015 y el tratado fue ratificado en 2016.
Anteriormente, Suiza no proporcionaba información bancaria más que a petición de otro país con el que había firmado un acuerdo para evitar la doble imposición. Incluso en esos casos, la cooperación no estaba garantizada. Los países solicitantes debían presentar pruebas de evasión fiscal de algunas personas.
Otro obstáculo se mantiene. Suiza se niega a cooperar si la prueba de evasión fiscal se basa en información “robada”. Es el caso de las revelaciones de los ‘Swiss Leaks’ que conciernen la sucursal de Ginebra del banco HSBC. Los intentos de Francia y la India de utilizar los datos divulgados para obtener detalles sobre cuentas en Suiza han sido rechazados.
Una nueva era
En adelante, los países con los que Suiza ha firmado el acuerdo ya no necesitan solicitar información sobre cuentas bancarias suizas de sus ciudadanos. Los datos serán transmitidos automáticamente una vez por año. Sin embargo, esos datos no pueden ser utilizados más que para la recaudación de impuestos y deben permanecer confidenciales.
Los primeros beneficiarios serán los países europeos, así como Australia, Japón, Canadá y Corea del Sur. Para países del Sur como India, Brasil, México, Argentina y Sudáfrica, el proceso comenzará hasta un año después.
Los países pobres no se beneficiarán de esa voluntad de transparencia. No cuentan con los recursos necesarios para satisfacer las condiciones de un intercambio automático de información, es decir, recopilar y compartir información sobre los activos financieros de los suizos en sus países y asegurar que la información proporcionada por Suiza sea utilizada solamente para fines fiscales, sin que sea hecha pública.
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