«El racismo es completamente inaceptable en Estados Unidos. Todo el mundo necesita ser tratado con justicia y objetividad», dijo Sessions en julio pasado a The Washington Post.
Con 52 votos a favor y 47 en contra, Sessions fue confirmado por fin para estar al frente de la Justicia estadounidense, tras varios retrasos forzados por los demócratas tras la polémica levantada por el despido fulminante de la fiscal general en funciones, Sally Yates.
El senador superó el voto en el Comité Judicial la semana pasada, el escollo más complejo, ya que en el voto de hoy solo necesitaba mayoría simple.
Reacciones contra la confirmación de Sessions no se hicieron esperar. Esto publicó en su portal el Southern Poverty Law Center:
Sessions fue uno de los primeros senadores en brindarle su apoyo a Donald Trump a principios de la carrera presidencial en febrero de 2016.
Sessions es un entusiasta defensor de construir la extensión del muro en la frontera con México, pero no sólo se opone a la inmigración irregular, sino que también se ha mostrado crítico con los programas para otorgar visados a trabajadores extranjeros destacados en el ámbito de la ciencia, las matemáticas y la alta tecnología.
Desde que llegó al Senado en 1997, Sessions ha rechazado las iniciativas que han incluido alguna posibilidad de crear un camino hacia la regularización de los inmigrantes que entraron o permanecieron en Estados Unidos sin permiso legal para ello. Durante la campaña electoral, el ahora próximo fiscal general defendió a Trump cuando propuso prohibir la entrada de musulmanes a Estados Unidos y, tras ello, se opuso a una resolución en el Senado que declaraba que no se debía impedir la entrada al país a ninguna persona por motivo de su religión.
En 1986, siendo fiscal en el estado de Alabama, un comité del Senado rechazó su nombramiento como juez federal después de que sus excolegas lo acusaran de racismo y afirmaran que hacía bromas diciendo que el Ku Klux Klan le había parecido bien «hasta que descubrió que fumaban marihuana».
«No soy racista. No soy insensible ante los negros», intentó defenderse Sessions ante el comité del Senado, recalcando que lo del Ku Klux Klan no era más que una broma.
Las posiciones polémicas de Sessions van más allá del tema migratorio o de su supuesto racismo.
No conforme con oponerse al cierre del penal de Guantánamo en Cuba, el senador republicano votó en contra de una legislación que buscaba prohibir «el trato cruel, inhumano o degradante» de los prisioneros.
También es un escéptico ante el tema del cambio climático y opositor firme al matrimonio homosexual.
Ahora que ha sido confirmado como fiscal general, Sessions estará en una posición que le permitirá influir sobre la situación de los derechos y las libertades civiles, así como sobre la inmigración en Estados Unidos.
Entre Noticias/Agencias