«Se trata de la organización de poder más peligrosa de la historia del mundo», dice Chomsky sobre quienes sostienen ideológicamente a Donald Trump.
En estos dramáticos términos se abre la entrevista a Noam Chomsky concedida a il manifesto tras el ataque militar, unilateral, a Siria con 59 misiles Tomawak; la incursión en Afganistán con el lanzamiento de la «madre de todas las superbombas», la “Daisy supercutter” tecnológicamente perfeccionada por el Pentágono, que ya la empleó en 1991 en Irak; a continuación, la amenaza de represalias militares por la tensión con Corea del Norte; y mientras Trump anuncia una «revisión para verificar si Teherán se ha atenido a los contenidos», aunque «prudente, por ser consciente de los riesgos» del acuerdo sobre energía nuclear civil con Irán firmado por Obama.
¿Cuál es la estrategia y la motivación de los nuevos ataques militares en Siria y en Afganistán?
Las agresiones unilaterales por parte de los Estados Unidos en Siria y en Afganistán se han preparado al desgaire por parte de esta nueva administración impasible ante el crimen cometido, que viola todas las normas del Derecho Internacional. Para un espectáculo destinado a la opinión pública a la espera del prometido “America First”.
Con el intento de proseguir sin perturbaciones con el proyecto salvaje de desmantelamiento, paso a paso, de toda la legislación federal instituida hace setenta años para proteger al conjunto de la población norteamericana de la lógica de los beneficios inmediatos y la máxima concentración de poder. De hecho, la reacción inmediata de Trump ha consistido en tranquilizar a la opinión pública norteamericana porque, por fin, ha llegado un nuevo sheriff. Con este mensaje directo: los brillantes resultados conseguidos por nuestros hombres del Pentágono en las últimas ocho semanas son superiores a cuanto se ha conseguido durante los últimos ocho años de la presidencia Obama; estamos en condiciones de llevar a cabo operaciones valientes. En resumen, aquí tenemos al nuevo sheriff que demuestra ser el hombre fuerte que queréis. Y que ha dejado las manos libros a quienes querían emprender esas denominadas acciones valientes. Como la de lanzar la superbomba en Afganistán sin tener ni siquiera idea de qué territorio hemos destruido ni de cuántos civiles hemos matado.
Paradójicamente, aquí, en los Estados unidos, el aplauso ha sido unívoco y total por parte también de los demócratas, a la vista de que en Siria el nuevo sheriff Trump ha enviado un mensaje a la comunidad internacional para demostrar que Norteamérica es todavía una superpotencia que sabe reaccionar con la nueva fuerza del «America First».
El ataque militar norteamericano en Siria se ha interpretado en Europa y en todo el mundo occidental como un mensaje contra Assad por haber empleado armas de destrucción masiva. Sin dar ninguna importancia, empero, a las dudas, francamente creíbles, de los expertos en armas químicas y los rusos que han pedido enseguida una investigación internacional independiente de los organismos que se ocupan de armas químicas en las Naciones Unidas. El objetivo de Trump, de Bannon y de sus voceros consiste en concentrar la atención, mediante imágenes televisivas constantes y “twitters” de las redes sociales, de la opinión pública sobre ellos, y no sobre los temas reales prometidos para el “America First”. Paso a paso se aprueba entre bastidores una legislación que acaba con toda esperanza para la población norteamericana de reivindicar las prestaciones de protección social y económicas establecidos hace setenta años. Se trata de la organización de poder más peligrosa de la historia del mundo.. Que, para seguir disfrutando de beneficios y cada vez más poder, es capaz asimismo de hacer uso de las armas nucleares hasta la destrucción de la Humanidad.
¿Qué riesgos inmediatos prevé en esta situación de estrategia bélica que, para imponer la propia imagen prometida, se dirige a la catástrofe de una guerra nuclear?
El Bulletin of the Atomic Scientists de marzo pasado ha publicado un estudio sobre el programa de modernización del arsenal nuclear puesto en práctica por la administración Obama y ahora en manos de Trump, del que se deduce que el sistema del arsenal atómico estadounidense ha alcanzado un nivel de estrategia atómica avanzada y radical tal como para poder aniquilar la disuasión del arsenal atómico ruso. Esto no le es desconocido a Moscú. Pero con el recrudecimiento de la tensión directa, especialmente con los países bálticos en las fronteras de Rusia, se origina un riesgo de enfrentamiento nuclear directo con Rusia».
¿Qué debemos esperarnos entonces?
Estos datos deben hacernos comprender los riesgos para la seguridad mundial, datos y márgenes reducidos y “al límite máximo” para una catástrofe nuclear provocada por la “mutual destruction”. Porque se ha puesto en movimiento una situación de acuerdo con la cual, Rusia, ante la intensificación de las provocaciones de los Estados Unidos, pueda decidirse a lanzar un “preemptive strike” [“ataque preventivo”] nuclear con la esperanza de sobrevivir, desde el momento en que no tiene ya la capacidad de un arsenal disuasorio.
Nos encontramos en una situación gravísima y peligrosa. El riesgo proviene de las reacciones imprevisibles de Trump. Un Trump que, al no estar en condiciones de mantener las promesas de cambio hechas a la “working class” a las que se refirió durante la campaña electoral (y que será la primera víctima de su presidencia), antes o después proseguirá con la propagación de acusaciones de terrorismo islámico contra los inmigrantes para justificar medidas represivas excepcionales y nuevas prohibiciones. Con pruebas prefabricadas de un ataque a Norteamérica como para justificar el recurso a las armas nucleares.
Los misiles en Siria y la superbomba en Afganistán son la ejemplificación de la Norteamérica de Trump dispuesta a represalias militares que sobrepasan la más perversa imaginación. Un designio político que es praxis histórica para este país, ya desde los tiempos de la Guerra Fría.
Noam Chomsky
Catedrático emérito de lingüistica del Massachusettes Institute of Technology, Estados Unidos, es uno de los activistas sociales más reconocido por su magisterio y compromiso político.
Traducción: Lucas Antón