«El mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos, pero no tan grande como para satisfacer la avaricia de algunos» (Mahatma Gandhi)
Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, el presidente George Bush decidió atacar Afganistán y desalojar del poder a los talibanes, surgidos de aquellos mismos guerrilleros que llegaron incluso a ser recibidos por el presidente Ronald Reagan en la Casa Blanca y comparados con los padres fundadores de Estados Unidos.
Desde entonces, la guerra de Afganistán se ha convertido en uno de los conflictos más largos en los que está implicado directamente Estados Unidos, viendo pasar a 3 presidentes diferentes.
Aunque en 2014 el presidente Obama dio por terminada dicha guerra, la realidad es que Donal Trump significa la continuación de la presencia bélica de Estados Unidos en Afganistán.
A medida que se acerca el décimo sexto aniversario de la invasión estadounidense a Afganistán, el presidente Trump estaría siendo presionado por un multimillonario financiero y un ejecutivo químico para ampliar el alcance del conflicto por una razón simple y codiciosa : explotar las reservas minerales de Afganistán.
Según James Risen y Mark Landler del diario The New York Times , el gobierno de Trump está considerando el envío de un enviado especial a Afganistán para reunirse con funcionarios de la minería, mientras el presidente recibe presiones de Stephen Feinberg, el multimillonario jefe de DynCorp y de Michael Silver, la cabeza de American Elements, una empresa especializada en «extraer minerales de tierras raras».
Desde que Trump está en el Gobierno, la actividad terrorista en Afganistán se ha intensificado considerablemente y el Gobierno afgano ha perdido el control de al menos 10% del territorio. ISIS ha entrado en escena y la seguridad en el país es inexistente.
¿Qué ha hecho el señor Trump? Lanzar la llamada madre de todas las bombas, incrementar el número de tropas y dejar la estrategia en Afganistán en manos de sus asesores militares.
En 2010, funcionarios estadounidenses estimaron que Afganistán tenía depósitos minerales sin explotar por valor de casi 1 billón de dólares. Esta gran cifra habría llamado la atención del presidente, quien dijo que el mayor fracaso de Estados Unidos en Irak fue «no haber tomado el petróleo del país árabe».
Según el informe del The New York Times, la riqueza mineral de Afganistán podría contribuir a que Donald Trump quiera quedarse en Afganistán.
El republicano es un hombre de negocios y para él, acceder a las reservas mineras de Afganistán sería una victoria. Mientras que en los pasillos de la Casa Blanca el debate acerca de qué hacer en en país cada vez es mayor, varios de los asesores del presidente se han reunido con un ejecutivo químico para discutir el potencial de la minería en la zona, de acuerdo con The New York Times, a riqueza mineral de Afganistán podría contribuir a que Donald Trump quiera quedarse en Afganistán.
Entre Noticias/The New York Times
