Escenario hace 23 años de un levantamiento armado encabezado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), esta provincia fronteriza con Guatemala vuelve a ser epicentro de graves conflictos sociales.
Los residentes de ocho comunidades de la localidad de Chalchihuitán, de 20,000 habitantes, en la región de Los Altos, que se dedican al cultivo de café, maíz y frijol (porotos), principalmente para autoconsumo, viven desde hace meses bajo el asedio de una banda de hombres armados.
Hombres, mujeres, niños y ancianos se han refugiado en zonas selváticas y montañosas para evitar caer en las garras de esta organización delictiva.
Apenas el 18 de octubre pasado, Samuel Luna Girón, junto con dos personas, laboraba en su parcela en la comunidad de C’analumtic, cuando fue asesinado de ocho balazos.
Quienes le ayudaban a labrar la tierra salieron huyendo y alertaron a la gente para que escapara «al monte».
La mayor parte de la gente que ha salido se va lleva sólo escasas pertenencias pues varias viviendas han sido saqueadas y quemadas, llevándose sus animales, como cerdos y pollos, que crían para su subsistencia.
Hasta ahora, suman más de 5,000 personas las desplazadas en las comunidades Ch’en Mut, Pom, Tzomoltón, C’analumtic, Bejeltom, Tulantic, Vololch’ojon, Cruz C’ac’alnam y Cruzton, viviendo en condiciones muy difíciles, bajo improvisadas carpas, sin comida, ropa y a merced de un intenso frío.
Algunas personas, entre ellas niños y ancianos, sufren de fiebre, dolores estomacales y problemas respiratorios que por ahora son atendidos por médicos tradicionales porque las autoridades no se han ocupado de darles atención.
«Ayuda. Nuestras familias están enfermas y sufriendo. Nuestros hijos, tíos y abuelos se están muriendo en el monte como animales», señaló una joven mujer citada por El Universal.
Según el sitio en Internet Aristegui Noticias, el problema se originó por «una diferencia de límites» entre los poblados de Chalchihuitán y Chenalhó, los grupos armados obligaron a desplazar a los habitantes del primer poblado.
Desde hace dos semanas los tres caminos que comunican a Chalchihuitán fueron destruidos con maquinaria pesada, y la única forma de salir o entrar es a través de áreas montañosas y selváticas difíciles de transitar.
Los hombres armados mantienen bajo su control las comunidades e inclusive impidieron la entrada de un destacamento de policías del Estado que fue despachado a la zona, de acuerdo con el portal.
El conflicto inició en octubre pasado y los desplazamientos siguen aumentando, señaló el párroco del lugar Sebastián López, quien explicó que también ha sido incomunicada la carretera municipal y los pueblos vecinos.
El sacerdote difundió un video donde una mujer compungida y llorosa narra la situación desesperada que están viviendo los desplazados.
«Estamos sufriendo mucho, quemaron mi maíz, mi casa. Ahí quedó mi marranito (cerdo), mis pollos. Ahora ya no tengo nada», narra.
«Estamos sufriendo mucho yo y mis hijos, estamos pasando hambre. Cuando salimos no sacamos nada», agregó la mujer vestida con ropa muy modesta y con el rostro descompuesto, en su lengua natal.
En el video se observan muchas personas, ancianos, niños y mujeres, rodeando a la que habla, visiblemente angustiadas.
Se teme que se produzca una crisis humanitaria y que las personas desplazadas puedan ser víctima de una epidemia por estar totalmente aisladas.
El secretario de Gobierno Juan Carlos Aranda señaló que está dialogando con autoridades de los dos municipios para llegar a un acuerdo.
Tal es la gravedad de la situación que incluso la Fundación para la Paz en la Era Nuclear (Nuclear Age Peace Foundation) publica una carta abierta dirigida al gobierno mexicano, que Entre Noticias reproduce íntegra a continuación: