La campaña de apoyo a Ahed Tamimi continúa ampliándose y hoy se extiende rebasando las fronteras con el grito de ¡Libertad!
Ahed Tamimi se ha convertido en el principal símbolo actual de la resistencia palestina ante la ocupación israelí de Cisjordania y Jerusalén Oriental, habiéndose hecho famosa a raíz de la difusión de un vídeo en el que, en presencia de una prima suya, propinaba patadas y lanzaba puñetazos contra dos soldados israelíes que habían entrado en el jardín de su casa familiar, en la aldea cisjordana de Nabi Saleh.
Ahed apareció acompañada por un guardia de Instituciones Penitenciarias que la conducía tirando de los grilletes que la mantenían maniatada. Dada la importante presencia de medios de comunicación, en el momento que hubo un intento de grabar o fotografiar la forma en que el guardia le daba un fuerte tirón a las esposas, el juez militar dio orden de desalojar la sala. No sólo para los periodistas, sino también para todos los familiares, amigos y simpatizantes que habían acudido para apoyarla, e incluso a los representantes del cuerpo diplomático.
La abogada de Tamimi, Gaby Lasky, criticó a la corte por cerrar el acceso al tribunal de los periodistas.
La abogada defensora, Gabi Lasky, ha criticado la hipocresía de la medida distada por el juez militar. «La corte usa ahora el falso pretexto de proteger estos derechos para protegerse a sí misma de las críticas que genera este caso», ha denunciado la letrada. De hecho Lasky, quien fuera secretaria general del movimiento pacifista Shalom Ajsav (Paz Ahora), ha intentado convertir el juicio de Ahed en un paradigma de un gran juicio legal y político contra la ocupación.
«El control israelí de los territorios palestinos constituye una ocupación ilegal», ha espetado la abogada ante el juez para así poner en cuestión tanto la jurisdicción como la legitimidad de una corte de justicia militar que juzga no a civiles y menores palestinos. Lasky aprovechó para condenar la aplicación de dos ordenamientos jurídicos dentro de un mismo territorio, en función de criterios de nacionalidad, etnia y religión.
A los palestinos se les aplica la jurisdicción militar –mucho más dura, que hace que la comisión de faltas pueda acarrear amplias penas– y a los colonos israelíes la civil –mucho más laxa, que hace que el asesinato de un palestino por parte de un colono pueda verse penado con una sanción económica y una sentencia de meros servicios comunitarios–.
«Cincuenta años después de la ocupación israelí del territorio palestino, ya no se puede considerar como una situación temporal, derivada de las necesidades militares», continuó argumentando Lasky, que concluyó con un llamamiento al fin de la presencia israelí en Cisjordania.
Con información de: eldiario.es y La Izquierda Diario