Ricardo Anaya y el México que lleva décadas cargando el peso de la corrupción de sus políticos

Como torero después de la faena, Ricardo Anaya llevado en hombres de quien se dice es un empleado. ¿Pero qué lectura se le puede dar a esta imagen que ha generado indignación en las redes sociales de México?

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La fotografía se tomó en Veracruz, en el marco de la gira presidencial del candidato del Frente y el inicio de campaña estatal.

La imagen de Ricardo Anaya dejándose cargar por una persona en sus hombros, junto con Miguel Ángel Yunes Márquez, es algo de lo más honesto que se ha visto en la campaña de eso llamado «Por México al Frente», porque el pueblo mexicano lleva décadas cargando sobre sus hombros el peso descomunal de una corrupción coagulada en las arterias del poder político.

Vergonzosa imagen ciertamente, pero representativa de lo que son en realidad estos políticos sedientos de poder, quienes tratan de venderle al agobiado electorado mexicano la engañosa promesa de una esperanza de seguridad que solicita la sumisión de la población, apostándole a obtenerla gracias a un proceso continuo de inoculación del miedo.

La imagen capturada en Veracruz, en el marco de la gira presidencial del candidato del llamado Frente y el inicio de campaña estatal, revela en nuestra opinión el paradigma de la élite política de México que desearía perpetuar su visión de seguir contando con «un pueblo servil», que lleve sobre sus hombros los efectos de su podredumbre.

El analista político e investigador mexicano Hernán Gómez, ha dado en el clavo describiendo en el contexto de la actual carrera hacia la presidencia de México de lo que está hecha lo que él ha llamado «Pejefobia»: el rechazo de ciertos sectores sociales de México a Andrés Manuel López Obrador, que mucho tiene que ver, en nuestra opinión, con el significado de la foto sobre la cual nos ocupamos «Entre Noticias».

«La pejefobia está hecha de clasismo, elitismo y chilangocentrismo. En su manifestación más extrema, también es una forma de racismo: pura discriminación. Por ello resulta difícil discutir con los amlofóbicos. ¿Qué se puede contestar a un interlocutor —como un amigo empresario con el que hablé hace unos días— que después de un acalorado debate simplemente concluyó que no votará por AMLO porque es un «naco»? («aunque tengas razón en lo que dices», como señaló).

La pejefobia es mucho, mucho más, que el rechazo a un político o a una persona. Es el desprecio a lo que ésta representa. Es el miedo de los privilegiados (y los advenedizos que se identifican con ellos) a la «plebe» que pretende igualárseles. Es el temor a que «los jodidos» o «los rotos» irrumpan en la escena pública. Es el rechazo a empoderar —aunque sólo sea simbólicamente— a los desposeídos. Vanguardia

 
Twitter de Hernán Gómez aquí

Hay muchas reacciones en redes sociales sobre la acción de Ricardo Anaya quien se dejó cargar por una persona en los hombros, junto con Miguel Ángel Yunes Márquez. Aquí una de ellas por parte del politólogo José Merino.

Creemos oportuno citar Entre Noticias al gran pedagogo brasileño Paulo Freire

«A veces, la violencia de los opresores y su dominación se vuelven tan profundas que generan en grandes sectores de la población sometidos a ellos, una especie de cansancio existencial, de anestesia histórica en la que se pierde la idea del mañana como proyecto. De ahí la necesidad de la intervención competente y democrática del educador en esas situaciones dramáticas en las que grupos populares destituidos de la vida están como si hubiesen perdido su dirección en el mundo».

 

Rubén Luengas/Entre Noticias

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