¿Podría convertirse EU en una nación deshecha por sus guerras sin fin?

Para Tom Engelhardt, las soluciones militares no sólo no han ayudado en los actuales conflictos en Oriente Medio y África, sino que han jugado "un papel importante en la creación del actual desastre", y sin embargo, "no hay un lugar en nuestro sistema político para las figuras que en Estados Unidos estén realmente en contra de la guerra"

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«Es difícil mirar atrás en las últimas décadas, dice Tom Engelhardt, y dejar de pensar que la democracia estadounidense haya quedado hundida bajo las olas de sus ambiciones imperiales».

En su calidad de veterano, el autor Tom Engelhardt argumenta en su libro, A Nation Unmade by War, que a pesar de tener el ejército más grande, el más avanzado tecnológicamente y mejor financiado que cualquier otro poder en el planeta, Estados Unidos (EU) «no ha ganado nada» durante la última década y media de guerra constante en gran parte del Medio Oriente y en partes de África. De hecho, sus guerras interminables sólo han contribuido a que el mundo se vuelva cada vez más caótico.

Según Engelhardt, EU ha sido desde su fundación una nación construida por diferentes guerras. A través del análisis incisivo y su ingenio característico, Engelhardt reflexiona si en este siglo la ciudadanía y el gobierno estadounidenses pudieran deshacerse como consecuencia de esas guerras.

Su tesis principal es que las guerras ininterrumpidas que EU ha realizado desde el 11 de septiembre de 2001 han paralizado no solo a otras naciones sino al propio EU.

Para Tom Engelhardt, se están desmoronando con gran rapidez esos sueños estadounidenses de dominio global contenidos en la raíz en las «guerras infinitas» de este siglo, y en ese contexto ve a Donald Trump como «el fruto excesivamente maduro de ese fracaso, ese interminable momento imperial que nunca fue del todo cierto».

Todos los capítulos son variaciones sobre ese tema. Uno es una meditación sobre el declive de EU desde el 11 de septiembre, otro revisa las elecciones presidenciales de 2016, y un tercero explora la preponderancia de generales en la administración Trump.

«No, EU aún no es un estado fallido o en quiebra, ni remotamente. No en el sentido de países como Afganistán, Irak, Libia, Siria y Yemen, que han sido arrastrados casi hasta el colapso por las guerras estadounidenses del Siglo 21 y eventos concomitantes. Sin embargo, ¿no parece cada vez más fácil pensar en EU, en algún sentido al menos, como un experimento fallido?

Es difícil mirar atrás en las últimas décadas, dice Engelhardt, y dejar de pensar que la democracia se haya hundido bajo las olas imperiales:

«Noté por primera vez el término de ‘presidencia imperial’ en la antigua era de Richard Nixon, cuando su Casa Blanca comenzó a llenarse de lacayos uniformados y comenzó a parecer algo sacado de una fantasía de realeza estadounidense. El poder real de esa presidencia, sin importar quién estuvo en el cargo, ha estado creciendo desde entonces. Independientemente de lo que diga la Constitución, la guerra, por ejemplo, es ahora una prerrogativa presidencial, no del congreso, como lo es también, por poner un ejemplo reciente, la imposición de aranceles sobre los productos de los países aliados por supuestos motivos de seguridad nacional». Tom Engelhardt

 
«Como Chalmers Johnson solía señalar, escribe Engelhardt, en los años de la Guerra Fría el presidente ganó su propio ejército privado. Johnson se refería a la CIA, pero en este siglo tendría que agregar las fuerzas de operaciones especiales (SOF), cada vez más grandes y aún en expansión de Estados Unidos, que ahora se envían regularmente a misiones de todo tipo en todo el mundo. También obtuvo su propia fuerza aérea privada: los aviones no tripulados armados con misiles Hellfire de la CIA que puede enviar a gran parte del planeta para matar a los que personalmente considera enemigos de su país. De esa manera, en este siglo, a pesar de la prohibición de los asesinatos presidenciales, que hace tiempo que se ignora, el presidente se ha convertido en un verdadero juez, jurado y verdugo: ‘asesino en jefe’ es el término que he usado en el pasado para describirlo».

Todo esto precedió al presidente Trump, advierte Engelhardt. De hecho, asegura, «si las guerras presidenciales no hubieran estado a la orden del día, dudo que su presidencia hubiera sido concebible. Sin el aumento del estado de seguridad nacional a tal posición de prominencia; sin que gran parte de las operaciones gubernamentales cayeran en una penumbra de secretismo con el argumento de que ‘We, the People’ (Nosotros, el pueblo) teníamos que estar ‘a salvo’. Sin el derramamiento de dólares de los contribuyentes en las agencias de inteligencia y el ejército de los Estados Unidos, sin la creación de un tiempo de guerra y de conflictos sin fin, sin la desestabilización de partes significativas del planeta, sin la llamada guerra contra el terror, sin el desplazamiento de vastas poblaciones (incluyendo algo así como la mitad de las de Siria en este momento) y el surgimiento de la derecha populista en ambos lados del Atlántico sobre la base de los sentimientos antiinmigrantes y antimusulmanes resultantes, sería difícil imaginar a alguien como Donald Trump en la presidencia».

Par de opiniones sobre el trabajo de Tom Engelhardt

«A diferencia de la miríada de escritores menores, distraídos por las últimas travesuras del hombre con cabello anaranjado, el brillante Tom Engelhardt mantiene nuestro enfoque donde debería estar: en el vasto imperio militarizado, cuya creencia de los líderes de que pueden controlar el mundo dilapidando nuestros dólares de los impuestos, socava el futuro de nuestros hijos y envía a hombres y mujeres jóvenes a morir en una interminable serie de guerras infructuosas». Adam Hochschild, autor de España en nuestros corazones.

 

«Los medios convencionales lo llaman «Age of Trump», pero Tom Engelhardt sabe mejor lo que verdaderamente está pasando. Se trata la ‘era de un Estados Unidos desquiciado’. Esta nueva colección de ensayos nos ofrece a Engelhardt en todo su esplendor: incisivo, apasionado y divertido incluso en una época de gran oscuridad «. Andrew Bacevich, autor de La guerra de Estados Unidos para el Gran Medio Oriente

 
Entre Noticias/tomdispatch.com

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