“Es mejor tener la razón a que la cosa cambie aunque poquito», afirma Omar García sobre aquellos que apuntan al fracaso de López Obrador sin tomar en cuante entusiasmo de aquellos que lo siguen.
Tras la polémica declaración de Galeano (antes Marcos), subcomandante del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), Omar García, quien sobreviviera a la trágica noche del 26 de septiembre de 2014, noche en la que desaparecerían 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, ubicada en Ayotzinapa, Guerrero, publica el pasado 6 de julio en sus redes sociales un texto en el cual llama a la reflexión sobre lo dicho por el zapatista.
Dirigiéndose al lector en un tono cordial habla con sus seguidores (¿o tal vez consigo mismo?), llamando a tomar en cuenta el entusiasmo que provoca la entrada al gobierno de México de un personaje como Andrés Manuel López Obrador, además compartido, afirma, por «millones de personas».
García escribe sobre un fenómeno curioso que ha tenido lugar desde el triunfo electoral del tabasqueño el pasado 1° de julio, fenómeno en el cual “es mejor tener la razón a que la cosa cambie aunque poquito», refiriéndose a aquellos que en vez de impulsar a lograr el cambio de raíz en México, prefieren advertir que López Obrador fallará en su gobierno, para después afirmar “haberlo advertido” con lo cual «ellos estarán felices», afirma.
Entre Noticias reproduce íntegramente el texto publicado por Omar García a continuación:
¿EZLN contra AMLO o contra millones de personas tontas?
A título estrictamente personal y con todo respeto.
Como era de esperarse: el zapatismo se aleja de López Obrador, sin reconocer jamás que al hacerlo se aísla y desprecia la simpatía que pudiera haber entre las millones de personas que lo mismo apoyan a AMLO que a otras luchas…. como, por ejemplo, la suya, tan legítima como las luchas del resto.
Al menos deberían decir que respetan que la gente piensa que esa vía está bien, pero que en estos tiempos se necesita mucho más que eso.
Contrario a eso nos dicen que la realidad y el tiempo nos los restregará en la cara y según parece, ellos estarán felices de “haberlo advertido”, pues en estos días tienen mucho peso las posturas de que “es mejor tener la razón a que la cosa cambie aunque poquito”.
En un comunicado repleto de metáforas lo que más nos dicen es que quienes compartimos el entusiasmo de una victoria que ellos llaman derrota, somos nada más y nada menos que tontos siguiendo lo que nos dicen los opinadores de arriba… aunque quienes compartimos el entusiasmo sabemos bastante bien que en contraste: su *fanaticada seguirá (como siempre lo ha hecho) lo que dicen los opinadores de abajo: ellos, ellas, elloas.
Está bien, es verdad: CAMBIA EL CAPATAZ, pero no EL FINQUERO… Pero no sean gachos, ¿qué lugar, qué crédito le dejan a los peones, a la gente que con capataz o sin él, con finquero o sin él, tienen que trabajar todos los días para sobrevivir y que en esas personas lo mismo reside la posibilidad de que apoyen el cambio de capataz que los cambios de abajo? ¿Por qué exigen sólo una manera y un lugar desde donde hacer las cosas?
Terminan como siempre, llamando a los suyos, exclusivamente a quienes apoyan la construcciones desde abajo; a sus redes. Las llaman a lo que desde afuera o desde lejos no podemos ni siquiera percibir ni entender bien, porque parece lejano y prohibido, pues, como hemos compartido el entusiasmo de millones, cargamos con “la mancha del pecado original”. Y aunque tengamos aspiración de entender podrían terminar diciéndonos que no sabemos leer y que somos muy pequeños en comparación con ellos y los pueblos originarios.
Tal vez sea verdad. Pero eso no debería ser razón para negarnos “la entrada al reino de dios”. ¿O es que igual que en la otras religiones, ahí solo entran las personas elegidas, las pulcras y santas?
No advierten (o se hacen que no advierten) que en nuestras “geografías” y realidades, compartir los cambios pequeños y “engañosos” es mantener el vínculo con familiares y amigos; con la misma gente que nos ayuda a resistir a veces muy a su pesar, pues comparten la sangre más no la idea; la misma que a la hora de luchar no nos condiciona por haber pecado anteriormente. Si fuimos zapatistas, morenistas y hasta priístas poco importa cuando llega la hora de defendernos frente al de arriba, pues llegado ese momento es que comprendemos que algo hace siempre falta. Que lo hecho y probado hasta ese día es insuficiente.
En pocas palabras: en sus llamados dejan fuera por lo tanto (y por lo tonto) a quienes vamos lo mismo arriba que abajo; adentro y afuera. Pues parece que aunque odian los métodos vanguardistas del pasado no se han sacudido la manía tan extendida de exigir que aquí solo hay blanco o negro, nada de términos medios: o estás con nosotros o con el enemigo.
Y muchas personas estamos más con ellos, aunque (pendejamente, si ustedes quieren) asumimos que hay que ir a misas de católicos sin ser necesariamente católicos con la esperanza y la meta de que al menos cinco o diez personas católicas simpaticen y contribuyan en las luchas de abajo cuando así sea necesario; vamos junto a las bases de Morena y de otras organizaciones que hoy ANDAN MANDANDO CARTITAS, por la misma razón. Todo ello con un afán de aprender y crecer… y contribuir a nuestra manera a las luchas del pueblo.
*FANATICADA: todo mundo, toda organización, partido político, colectivo… y hasta el zapatismo, tiene a sus fans. En porcentajes puede que sean un 75%. A veces estos fans son incluso más acérrimos que los voceros de la organización que se trate…. y verán cómo se persignarán y me maldecirán luego de todo lo dicho arriba.
Los lectores de sus redes sociales lo han apoyado en sus dichos por medio de diferentes comentarios al pie de su publicación:
Lee el original aquí
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