La ocultación durante siete décadas y los estatutos de limitaciones en la vigencia de delitos impedirá llevar muchos casos a juicio.
El jurado explicó en el documento, que consta de 1.356 páginas, que ha identificado a unos 1.000 menores que han sido víctimas, entre niños, niñas y adolescentes.
“Algunos fueron manipulados con alcohol o pornografía. A algunos les hicieron masturbar a sus agresores, o fueron manoseados por ellos. Algunos fueron violados oralmente, otros vaginalmente, y analmente”, denuncia el texto.
Debido al encubrimiento sistemático, casi todos los casos son demasiado antiguos como para ser juzgados, ya que la mayoría son anteriores al año 2000, aunque el jurado subraya que ha emitido acusaciones contra un sacerdote de la diócesis de Greensburg y otro de la de Erie, que presuntamente han estado abusando de menores en la última década.
Aparte de las diócesis de Greensburg y Erie, el resto de las afectadas son las de Scranton, Allentown, Harrisburg y Pittsburgh, todas ellas en Pensilvania.
El pasado 1 de agosto, la diócesis de Harrisburg, una de las implicadas, publicó una lista de 71 religiosos y seminaristas, algunos de ellos ya fallecidos, “acusados” de abusos sexuales a menores desde 1940.
Reacción del arzobispo de Washington y cardenal Donald Wuerl
El arzobispo de Washington, el cardenal Donald Wuerl, ya ha salido al paso y se ha defendido de los abusos que se cometieron cuando él era obispo de Pittsburgh, donde ejerció durante 18 años. Insiste en que hizo lo correcto para proteger a los niños tras enterarse de los abusos en la diócesis.
Entre Noticias/Agencias