John O’ Neill, agente del FBI, advirtió que se preparaba un ataque terrorista contra las Torres Gemelas, pero fue ignorado

El agente del FBI, John O' Neill, era el que más conocía a los terroristas de Al Qaeda y advirtió que atacarían otra vez las Torres Gemelas, pero sus jefes lo ignoraron. Renunció y se fue a trabajar al World Trade Center, donde murió el 11-S. Su muerte confirmó la validez de su advertencia.

Apoya al proyecto en: Banco Scotiabank CLABE: 044180256002381321 Código Swift para transferencias desde el extranjero: MBCOMXMM

“No olvidaré nunca lo que me dijo aquel día.” Hacía años que O’Neill esperaba lo peor. Pero nadie le hizo caso. Lo tildaron de loco y lo echaron del FBI. ¿Por qué?»

De niño aspiraba a convertirse en alguien parecido al agente Lewis Erskine, el protagonista de la popular serie de televisión La Historia del FBI (1965-1974). Cuando estaba en la escuela, O’Neill consiguió trabajo como guía turístico en la sede central del Buró Federal de Investigaciones (FBI). A los 24 años, finalmente, se recibió como agente especial, un anhelo que había perseguido por mucho tiempo.

Luego de dedicarse a perseguir el crimen organizado y los delitos de cuello blanco, y de especializarse en contrainteligencia extranjera, cambió de rumbo cuando terroristas islámicos atacaron las Torres Gemelas de Nueva York, el 26 de enero de 1993. Se transformó no solo en un experto del FBI y de toda la comunidad de inteligencia estadounidense, sino también de los principales foros mundiales sobre el tema. El terrorismo islámico fue su pesadilla y también la causa de su muerte.

John Patrick O’Neill era un visionario, de acuerdo con el documental que ha vuelto a ser emitido por el famoso programa Frontline, de la cadena PBS. Bajo el título de El hombre que sabía, el director y autor de la investigación, Michael Kirk, relata que O’Neill advirtió repetidas veces que Al Qaeda, después del frustrado intento de 1993, volvería a intentar destruir las Torres Gemelas con el propósito de causar el mayor número de bajas civiles. Lo escucharon poco o nada.

Las disputas internas en el FBI lo obligaron a renunciar el 22 de agosto de 2001. Se fue a trabajar como encargado de la seguridad del World Trade Center, donde instaló su oficina en el piso 34 de la Torre Norte. Veinte días después, sería uno de los 3025 fallecidos a causa del ataque terrorista de Al Qaeda, el 11 de septiembre. Le costó la vida probar que estaba en lo cierto.

Sus jefes y compañeros de trabajo entrevistados en el documental coincidieron en que O’Neill era un hombre muy dedicado al trabajo y que por eso escaló posiciones. En enero de 1995 fue nombrado jefe de la Sección de Contraterrorismo del FBI. Al mes siguiente, formó parte del equipo que capturó en Pakistán a Ramzi Yousef, uno de los planificadores del primer bombazo a las Torres Gemelas. Luego, en 1996, investigó la voladura de un edificio en Dharan, Arabia Saudita, donde murieron 19 militares estadounidenses. Estos hechos motivaron a O’Neill a alertar de que la amenaza terrorista había cambiado: atacaba en cualquier lugar del mundo, no necesariamente recibía apoyo de algún gobierno y su objetivo era causar el mayor daño posible en la población civil. El agente del FBI fue mucho más allá.

En 1997, en un reportaje de la agencia Associated Press, advirtió que grupos extremistas islámicos «contaban con apoyo e infraestructura en los Estados Unidos para atacarnos en el momento que ellos quisieran». Explicó también que los terroristas «tienen la misma mentalidad, el mismo pensamiento fundamentalista y el mismo tipo de entrenamiento».

En 1998, el entonces subdirector del FBI, Robert Bryant, lo convocó para elaborar un informe con la finalidad de proponer una nueva estrategia contra el terrorismo del tipo fundamentalista islámico que no se concentraba en un solo grupo sino que sus integrantes se desplazaban a cualquier parte del planeta para cumplir con su cometido.

El reporte planteaba centralizar toda la información de inteligencia sobre los terroristas con el objetivo de prevenir ataques. Los mandamases del FBI encarpetaron la iniciativa.

Los brutales ataques a las embajadas de Estados Unidos en Nairobi (Kenia) yDar es-Salam (Tanzania), en 1998, y del buque «Cole», en Yemén, en el año 2000, confirmaron las advertencias de O’Neill.

El agente viajó a la península arábiga para investigar las características del atentado al navío y concluyó que Al Qaeda había desarrollado una impresionante capacidad para embestidas de mayor envergadura y que se preparaba para intentar un nuevo zarpazo en territorio estadounidense, sin descartar que el blanco sería otra vez las Torres Gemelas. No le hicieron caso.

Incidentes menores sirvieron de pretexto para los burócratas del FBI que marginaron a O’Neill, quien, forzado por las circunstancias, dimitió y se fue a trabajar en el World Trade Center. Su muerte fue una confirmación de su teoría. El niño que soñaba con ser un héroe del FBI no se había equivocado.

Lo que presentía O’Neill, quien había investigado durante años el terrorismo islámico contra Estados Unidos, en Pakistán, África y Yemen, lo había repetido sin embargo la víspera, el 10 de septiembre, durante una cena entre amigos en un restaurante chic, el Elaine’s, del Upper East Side: “Algo nos va a suceder… algo enorme. Habrá cambios… una gran sacudida.” Chris Isham, de ABC News, le había dicho, en broma: “Ahora tienes un trabajo suave en el WTC. Allí no van a meterte bombas otra vez.” Después de reflexionar, O’Neill contestó: “Todavía tienen en mente terminar el trabajo. Lo harán de nuevo.” “No olvidaré nunca lo que me dijo aquel día.” Hacía años que O’Neill esperaba lo peor. Pero nadie le hizo caso. Lo tildaron de loco y lo echaron del FBI. ¿Por qué? La historia de John O’Neill, «el hombre que sabía»

 

¿Tienes alguna opinión?. Escríbela a continuación, siempre estamos atentos a tus comentarios.

Apoya al proyecto en: Banco Scotiabank CLABE: 044180256002381321 Código Swift para transferencias desde el extranjero: MBCOMXMM

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here