Australia reconoce a Jerusalén oeste como capital de Israel, mientras Palestina condena la decisión

El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, considera que el reconocimiento por parte de Australia de Jerusalén Oeste como capital israelí es un anuncio "irresponsable que contradice la paz y la seguridad mundial".

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Jordania: «Esta decisión constituye una ‘violación’ de las leyes internacionales».

El primer ministro de Australia, Scott Morrison, ha anunciado este sábado que su país reconoce formalmente la parte oriental de la ciudad de Jerusalén como capital de Israel y que reconocerá el este como capital de Palestina «solo cuando haya una solución de dos Estados».

«El gobierno australiano ha decidido que Australia reconocerá a Jerusalén Oeste, en donde está la sede de la Knesset (Parlamento de Israel) y de muchas de las instituciones gubernamentales, como la capital de Israel», indicó Morrison en un discurso en el Instituto de Sydney. Morrison indicó que el traslado de la Embajada a Jerusalén Oeste se realizará cuando sea «práctico», aunque adelantó que su gobierno ya está buscando una sede.

El mandatario insistió en que la decisión respeta el compromiso australiano con la solución de los dos estados, así como las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas».

Nota relacionada: La Asamblea General de la ONU rechaza la decisión de Trump sobre Jerusalén y exige que rectifique

El presidente de Estados Unidos (EU), Donald Trump, rompió el consenso internacional al reconocer Jerusalén como capital israelí el pasado diciembre, y trasladar a la Ciudad Santa su embajada en mayo, una decisión que fue seguida por Guatemala y Paraguay, aunque este último país latinoamericano devolvió posteriormente su representación diplomática a Tel Aviv.

Por su lado, el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, denuncia que esta polémica medida del Gobierno australiano, secunda «políticas irresponsables» que socavan la paz y seguridad mundial.

“Desde el principio consideramos que la decisión del gobierno australiano de reconocer Jerusalén como capital de Israel está motivada por cuestiones mezquinas de política interior que llevan a políticas contra la paz y la seguridad en el mundo”, denuncia.

“Australia ha elegido unirse a Trump, a el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu y a otros dos gobiernos al votar en contra de la solución de dos Estados en una resolución de la Organizaciones las Naciones Unidas (ONU) apoyada por 156 naciones”, explica Erekat.

 
Jordania condena la decisión de Australia

Jordania condenó hoy la decisión de Australia de reconocer Jerusalén Oeste como la capital de Israel, al considerar que esta decisión constituye una “violación” de las leyes internacionales.

El Ministerio de Asuntos Exteriores jordano afirmó en un comunicado que la decisión representa “un claro sesgo a favor de Israel, cuyas políticas perpetúan la ocupación, alimentan la tensión e impiden una paz amplia que asegure la creación de un Estado Palestino independiente”.

“Jerusalén es uno de los asuntos de estatus final que deben decidirse a través de una negociación directa, de acuerdo con las resoluciones de legitimidad internacional”, agregó la nota.

Además de Jordania, la Liga Árabe también condenó en términos similares la decisión del Gobierno de Australia, anunciada hoy por el primer ministro, Scott Morrison.

Jerusalén como una «entidad aparte»

El ser considerada como una ciudad sagrada por los fieles de las tres grandes religiones monoteístas —judíos, cristianos y musulmanes— paradójicamente convirtió a Jerusalén en objeto de numerosas disputas que, a lo largo de siglos, derivaron en reiteradas conquistas y reconquistas.

Cuando en 1947 la Asamblea General de la ONU aprobó la resolución 181 para la partición de Palestina en un Estado judío y otro árabe, se pensó en considerar a Jerusalén como una «entidad aparte», una ciudad internacional que sería administrada durante diez años por la ONU antes de realizar un referendo para definir su destino.

El documento preveía además garantizar la protección, el libre acceso y la libertad de culto en los lugares sagrados de la ciudad, no solo para sus habitantes sino incluso para los extranjeros sin discriminación por causas de nacionalidad.

Este plan no llegó a aplicarse debido al estallido de la primera guerra árabe-israelí en 1948, que en la práctica derivó en la división de la ciudad en dos partes: Jerusalén este, bajo control árabe; y Jerusalén oeste, en manos de Israel.

La parte oriental de Jerusalén, que incluía la ciudad vieja y los lugares sagrados, quedaron en manos de Jordania desde entonces hasta 1967, cuando durante la Guerra de los Seis Días, Israel se quedó con el control de toda la ciudad.

Entre Noticias/Agencias

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