El resumen de su filosofía de vida está contenido en su discurso pronunciado en la Universidad de California en Berkeley:
«La codicia, a falta de una palabra mejor, es buena; es necesaria y funciona. La codicia clarifica y capta la esencia del espíritu de evolución. La codicia en todas sus formas: la codicia de vivir, de saber, de amar, de dinero; es lo que ha marcado la vida de la humanidad».
En la película, dirigida por Oliver Stone, Gekko habla sobre los peligros de la especulación financiera, usando como ejemplo «la peor burbuja -financiera- de todos los tiempos».
«Lo llamaron tulipomanía. Luego colapsó», agrega. «La gente fue aniquilada».
El personaje hacía referencia a lo que también se conoció como la «crisis de los tulipanes», un fenómeno que se produjo en los Países Bajos en la primera mitad del siglo XVII.
Es ampliamente considerada la primera gran burbuja especulativa de todos los tiempos y hoy son varios los expertos que remiten a ese ejemplo para advertir sobre los peligros del bitcoin, la criptomoneda que más ha crecido en todo el mundo. En noviembre pasado esta moneda virtual alcanzó valores récord, llegando a aumentar su precio en más de 1.200%.
La crisis de los tulipanes ocurrió en un periodo de gran prosperidad en los Países Bajos. El objeto de la burbuja fueron los bulbos de tulipán, que multiplicaron su valor por 100 en tan solo cuatro años, para después caer estrepitosamente creando una grave crisis económica.
A principios del siglo XVII las flores se convirtieron en símbolo de ostentación de riqueza en el centro de Europa. Entre estas flores, el tulipán era el mayor exponente de riqueza, gracias a las variaciones inexplicables que surgían en algunos de sus bulbos, resultando bulbos multicolores e irrepetibles.
Este exotismo desembocó en una locura compradora de tulipanes que duró varios años, llegando a provocar la señalada primera gran crisis financiera de la historia reciente.
El exotismo de los bulbos de tulipán provocó una euforia productora y compradora, provocando que los precios de los tulipanes aumentasen exponencialmente. Todo el mundo quería invertir en tulipanes, era un mercado siempre al alza, nadie podía perder. La gente incluso llegó a dejar sus trabajos para dedicarse al cultivo de tulipanes. Este hecho es común con otras burbujas económicas, donde se dejan los trabajos principales para dedicarse a la actividad que rodea el activo propio de la burbuja especulativa.
Un caso anecdótico fue el elevado y estrambótico precio pagado en 1635 por un bulbo de tulipán Semper Augustus. En ese año ese sólo bulbo se llegó a intercambiar por una lujosa mansión en el centro de Amsterdam. Otro de los bulbos Semper Augustus se vendió por miles de florines.
En su libro de 1999 «Tulipomanía: La historia de la flor más codiciada del mundo y las pasiones extraordinarias que despertó», el historiador Mike Dash confirma este hecho.
Dash detalla que para 1637 un solo bulbo de la variedad Semper Augustus llegó a costar 10.000 florines.
«Eso era suficiente para alimentar, vestir y alojar a toda una familia holandesa por media vida o para comprar una de las mejores casas en el canal más de moda de Ámsterdam», señala el autor.
Sin embargo, al buscar información sobre la «Tulipomanía», encontramos artículos que aseguran que la versión generalizada está equivocada, que no se trató de algo irracional y que no condujo a nadie a la bancarrota:
La burbuja de los tulipanes es un mito: ni fue irracional ni llevó a nadie a la bancarrota
Tulip mania: the classic story of a Dutch financial bubble is mostly wrong
Redacción/Entre Noticias