La idea del muro ha sido construida por Trump sobre la base de mentiras y distorsiones sobre los inmigrantes.
«No puedo decir que estoy feliz, no puedo decir que estoy emocionado», declaró en una reunión de gabinete en la Casa Blanca. Pero indicó que podría complementar la oferta del Congreso con otros fondos y así abandonar la disputa. «El muro se está construyendo de todos modos», añadió el empecinado mandatario estadounidense.
Tras meses de dimes y diretes, de amenazas y habladurías alejadas de la verdadera raíz del problema migratorio, legisladores demócratas y republicanos de Estados Unidos (EU) acordaron entregar finalmente varios millones de dólares para la construcción de una parte del muro fronterizo soñado por Trump en la frontera con México.
El muro físico de Trump ha sido hasta ahora más simbólico que real, una vez que la frontera de más de tres mil kilómetros está repleta ya de hombres armados y barreras de diferentes tipos. Sin embargo, existe un muro abstracto fomentado por Trump que impide a muchos estadounidenses entender la corresponsabilidad de diferentes gobiernos estadounidenses en la causa misma del fenómeno migratorio, y que les impide ver a los migrantes de América Central y México como personas al igual que ellos; con sentimientos, necesidades y aspiraciones esencialmente similares.
El ascenso del narcisista Donald Trump al ejecutivo estadounidense, el cargo político de mayor impacto sobre el mundo entero, incitando reiteradamente al miedo y al odio, es como si no se hubiera aprendido nada de la historia y se hubiera atrofiado la capacidad de pensar el mundo críticamente.
Trump brags about how the wall is already stopping illegal immigration while trying to make a case that more money is needed to build his wall. #incoherent
President Law and Order then smears immigrants who show up for court hearings as "the dumbest people." pic.twitter.com/85v1ZjR6JX
— Aaron Rupar (@atrupar) 12 de febrero de 2019
Quienes imaginaron una relación entre México y Estados unidos que, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte el primero de enero de 1994, pasaría de «vecinos distantes» a la de «un amor sin barreras», están siendo testigos de lo contrario: la construcción de un muro, no solamente físico, sino en las almas y los corazones de una buena parte de estadounidenses que han salido de sus escondites, políticamente correctas, para expresar sin reservas sus delirios de superioridad racial animados por el comportamiento desvergonzado del inquilino de la Casa Blanca en Washington.
Entre Noticias/Agencias