«Unos cuarenta mil veteranos que sirvieron en las fuerzas armadas, han sido abandonados a su suerte y forzados a pelear una nueva guerra sin armas en las calles del país».
Parte del problema es que existen muchos mitos y estereotipos acerca de las personas sin hogar. Información errónea que contribuye aún más a la estigmatización de una población ya de hecho marginada.
Estados Unidos (EU) se enfrenta actualmente a una de las crisis de viviendas más graves de su historia, y a nadie debiera sorprender que los que viven en la pobreza sean los más afectados. Desde mediados de la década de 1980, la oferta de viviendas de bajo costo se disminuyó significativamente, mientras los costos de alquiler continuaron aumentando, y las personas de bajos ingresos tuvieron un crecimiento salarial lento o en muchos casos estancado.
De acuerdo con la Alianza Nacional para Terminar con el fenómeno de las personas sin hogar (National Alliance to End Homelessness), 553 mil ciudadanos estadounidenses están condenados a tener que vivir en las calles cada año: divorcio o separación, conflictos con alguien que les solicita dejar su vivienda y toda una gama de maltrato que incluye abuso físico o verbal, aislamiento del resto de los miembros de la familia y diferentes tipos de amenazas, están en la raíz del 35% de los casos de personas en situación de calle.
Según la misma organización, cerca de 40 mil veteranos que sirvieron en las fuerzas armadas, han sido abandonados a su suerte y forzados a pelear una nueva guerra sin armas en las calles del país. La mayoría con daños físicos o mentales tratando de superar los traumas de la guerra, pero incapaces de lograrlo sin la debida ayuda médica.
Una de las principales aseveraciones sobre quienes viven en las calles, es la de que son «flojos para trabajar». Sin embargo, en muchos de los casos, estas personas no pueden conseguir un empleo porque los empleadores les solicitan una dirección. Es muy común escuchar a personas decir que la gente sin hogar está en esa situación por su adicción a las drogas, no obstante, diferentes estudios afirman que dicha adicción es en muchos casos consecuencia y no necesariamente la causa original del problema, sin negar que existe una conexión entre las adicciones y el fenómeno de las personas sin hogar.
Los Ángeles es reconocida como la capital mundial del entretenimiento, repleta de ceremonias llenas de glamour como los Óscar, los Emmy o los Grammy, pero que tiene una cara cada vez más visible de gente sin hogar en edificios abandonados, automóviles, estacionamientos, parques o debajo de los puentes. Según estudios recientes, el número de personas viviendo en la calle ha aumentado un 75% en los últimos seis años.
La Autoridad de Servicios para Personas sin Hogar de Los Ángeles (LAHSA) identificó en la ciudad en un estudio publicado a principios de junio, a cerca de 59.000 personas viviendo y durmiendo en aceras, tiendas de campaña, refugios improvisados o ‘viviendas de transición’. Se trata del número más alto registrado por la institución desde que empezaron a hacer encuestas hace diez años.
Importante mencionar que durante 2018, unas 22.000 personas sin hogar lograron acceder a una vivienda permanente, pero más del doble de personas quedaron sin casa durante el mismo periodo, según los datos de la LHSA.
El condado de Los Ángeles registra una tasa de pobreza del 24,3 %, siendo California el estado con más pobreza de todo el país, señala el estudio.
El estudio menciona que uno de los factores que ha contribuido a agudizar la situación es el aumento del costo de la vivienda y el estancamiento salarial en el segmento de población que menos ingresos percibe.
The homeless make us ashamed and angry — at our city and at ourselves https://t.co/bUpTLWqR9T
— Steve Lopez LA Times (@LATstevelopez) 6 de junio de 2019
Activistas de derechos humanos consideran que las políticas de la ciudad están enfocadas a favorecer proyectos comerciales y residencias de alto nivel, dejando a un lado las viviendas de bajos ingresos. Se estima que los habitantes de Los Ángeles gastan más de la mitad de sus ingresos en alquiler, de acuerdo con un reporte de la Agencia Reuters.
La pérdida de empleos durante la crisis global de 2008, es una causa estructural muy significativa del problema, en el que no tiene nada que ver el cruce de inmigrantes indocumentados a los que el discurso oficial utiliza como chivos expiatorios.
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