Lowcock dijo que en la actualidad hay más de 30 frentes de combate abiertos en Yemen y que los incidentes violentos en el país han aumentado desde 2016.
“Yemen se está convirtiendo en un país cada vez más violento. El conflicto empeora, no mejora. Los combates han desplazado durante este año a más de 250.000 personas”.
Del mismo modo, mencionó el aumento de incidentes en los que fallecieron o resultaron heridos niños durante el último trimestre del año pasado y el primer trimestre de este año.
“La guerra no es solo es una brutalidad, sino que no se puede ganar. Todo el mundo está de acuerdo, al menos en sus declaraciones públicas, y sin embargo la lucha continúa».
Los únicos resultados de la guerra, indicó, son que el 80% de la población, más de 24 millones de personas, necesitan ayuda y protección. Entre ellos, 10 millones precisan ayuda alimentaria para sobrevivir.
A esta situación se le han de añadir unos 600 incidentes mensuales que dañan o destruyen infraestructuras civiles; el ataque a más de 100 hospitales, centros de salud y escuelas durante el año pasado; que una cuarta parte de los niños no asisten a la escuela; que más de 3,3 millones de personas continúan en situación de desplazamiento; y que la economía está devastada, contrayéndose por lo menos un 40%.
Una economía devastada
Pese a ser la nación más pobre de la región, cuatro años atrás la economía de Yemen funcionaba, las instituciones públicas proveían servicios esenciales y la infraestructura básica alcanzaba a todo el país, recordó Lowcock.
“Todo eso se ha perdido”, continuó al indicar que el número de personas que requieren actualmente asistencia humanitaria es un 50% mayor que antes del inicio de la guerra y que, por primera vez, las evaluaciones de este año confirman la existencia de focos de hambruna en decenas de lugares en todo el país.
Añadió que la continuación del conflicto traerá más víctimas y el empeoramiento de las condiciones para los sobrevivientes. Para ilustrarlo, puso como ejemplo un estudio independiente encargado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo donde se estima que, de no detenerse las hostilidades para el año 2022, podría haber cerca de medio millón de fallecidos.
Fuente: Noticias ONU