«Escribimos esta carta abierta, como médicos, para expresar nuestra grave preocupación por el estado de salud física y mental de Julian Assange», señalaron en la misiva enviada a la ministra de Interior británica, Priti Patel, y a la referente del Partido Laborista (oposición), Diane Abbot.
Apoyándose en diversos informes, incluyendo el del Relator Especial de la ONU sobre la Tortura, Nils Melzer, que afirmó a principios de noviembre que la vida de Assange estaba «en peligro», los médicos expresaron su «seria preocupación colectiva» para «llamar la atención del público y del mundo sobre esta grave situación».
«Assange necesita urgentemente una evaluación médica de su estado de salud física y psicológica», recalcaron desde los países donde ejercen: Estados Unidos, Australia, Reino Unido y Suecia. Pidieron además que Assange sea atendido en un hospital por personal cualificado.
Sin ello, aclararon, «tememos verdaderamente, basándonos en elementos disponibles, que Assange pueda morir en prisión», advirtieron.
A principios de noviembre, el Relator Especial de la ONU afirmó que estaba preocupado por las «nuevas informaciones médicas transmitidas por varias fuentes fiables que afirman que la salud de Assange entró en un círculo vicioso de ansiedad, estrés e impotencia, típico de personas expuestas a un aislamiento prolongado y a una arbitrariedad constante».
Detenido en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, en el sur de Londres, Julian Assange es objeto de una amenaza de extradición a Estados Unidos, donde podría ser condenado con hasta 175 años de prisión por espionaje.