Asesinatos, bombardeos, invasiones, presidentes mentirosos, y más de lo mismo con Donald Trump

¿Qué pasa ahora en este contexto de mentiras con las acciones realizadas por Donald Trump en Medio Oriente y el asesinato del general iraní Qasem Soleimani? Según la encuesta más reciente, todo parece indicar que los estadounidenses no están comprando fácilmente lo hecho por Trump contra Irán.

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«Las grandes masas sucumbirán más fácilmente a una gran mentira que a una pequeña». (Adolfo Hitler)

Diferentes presidentes de Estados Unidos (EU) han mentido descaradamente, utilizado pretextos para justificar la naturaleza siniestra de acciones criminales y asesinas en su «política» exterior.

Recordemos por ejemplo al presidente Lyndon Johnson, quien obtuvo la autorización del Congreso para escalar la guerra de Vietnam al difundir desinformación sobre un incidente naval de 1964 en el Golfo de Tonkin.

El 4 de agosto de 1964, Washington dijo que dos destructores norteamericanos que navegaban por el Golfo de Tonkin habían sido agredidos por barcos torpederos norvietnamitas. El secretario de Defensa estadounidense, Robert McNamara dijo: «Hay pruebas inequívocas de un segundo ataque no provocado contra Estados Unidos».

Lo cierto es que se trató de una operación de «inteligencia», destinada a inventar un ataque, con el objetivo de proporcionar a la Casa Blanca de Lyndon B. Johnson propaganda política para justificar la implicación estadounidense en Vietnam.

Richard Nixon hizo campaña por la presidencia en las elecciones de 1968, prometiendo poner fin a la «Guerra de Vietnam», mientras trabajaba en realidad con Henry Kissinger para socavar las negociaciones de paz en París. Nixon continuó y escaló la guerra en el sudeste asiático con el bombardeo secreto de Camboya.

Ronald Reagan justificó ridículamente su invasión de cambio de régimen de Granada con la afirmación hipócrita de que el gobierno radical de la pequeña isla caribeña representaba una amenaza letal para EU.

George H. W. Bush vendió absurdamente la invasión estadounidense de cambio de régimen de Panamá, como una defensa de la «democracia» y los «derechos humanos». Lanzó luego su ataque asesino en masa contra Irak («Operación Tormenta del Desierto») con la mentira de que Washington se había comprometido a defender naciones pequeñas y amantes de la paz contra «agresiones sin sentido».

Bill Clinton mintió cuando afirmó: que EU bombardeó una planta farmacéutica sudanesa porque estaba fabricando un agente nervioso químico; que EU bombardeó Serbia para proteger a los albaneses kosovares y que ordenó la ocupación militar de Haití para «restaurar la democracia».

George W. Bush se basó en mentiras, como aquella de la existencia amenazante de «armas de destrucción masiva» en Irak, para invadir y bombardear a ese país árabe que hasta la fecha sigue pagando las consecuencia.

Barack Obama describió engañosamente su salvaje destrucción de Libia como un noble intento humanitario para detener la matanza de civiles. Su asalto se convirtió rápidamente en una guerra de cambio de régimen imperial con consecuencias desastrosas en todo el norte de África.

Obama prometió poner fin a la invasión estadounidense de Afganistán en 16 meses. Sin embargo nunca llevó a cabo acciones concretas para cumplir esa promesa. En el camino, nunca sintió la necesidad de decirles a los estadounidenses la verdad sobre la interminable campaña afgana. En palabras de un funcionario de seguridad nacional de Obama citado por el Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán, «los reportes siempre fueron manipulados durante la guerra».

¿Qué pasa ahora en este contexto de mentiras con las acciones realizadas por Donald Trump en Medio Oriente y el asesinato del general iraní Qasem Soleimani? Según una encuesta reciente, todo parece indicar que los estadounidenses no están comprando fácilmente las mentiras de Trump sobre Irán.

«La mayoría de los encuestados en una nueva encuesta dicen que desaprueban la forma en que el presidente Trump está manejando a Irán en medio de las tensiones entre Washington y Teherán».

«El 56 por ciento dijo que desaprueba las acciones de Trump hacia Irán, en comparación con el 43 por ciento que lo aprueba, según la encuesta de ABC».

 
El asesinato del General Soleimani realizado por Donal Trump, afirma Paul Street, «yace en un mar bipartidista de falsedad imperial estadounidense sobre Irán y Medio Oriente. Los demócratas, los conservadores y los medios dominantes de EU, han participado durante mucho tiempo en la idea inventada y deshonesta de que Irán es un actor singularmente malvado, peligroso, beligerante, desestabilizador y terrorista en el Medio Oriente, narración totalmente absurda».

«En comparación con los sauditas, Israel y, sobre todo, su patrocinador, Estados Unidos, Irán es una potencia defensiva».

 

Entre Noticias/CounterPunch

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