Una nueva plataforma informática busca facilitar que ciudadanos de todo el continente puedan denunciar anónimamente casos de corrupción o violación de Derechos Humanos. Eduard Martín-Borregón, uno de los periodistas detrás del proyecto, dijo a Sputnik que la idea busca mejorar la experiencia de WikiLeaks.
En 2018, una serie de documentos filtrados demostró que el entonces candidato a la Presidencia mexicana por el PRI (Partido Revolucionario Institucional), José Antonio Meade, había participado de una operación irregular para beneficiar a una filial de la empresa Odebrecht. La difusión de los documentos fue posible gracias a ‘MexicoLeaks’, una alianza de periodistas y activistas ideado para trabajar a partir de denuncias ciudadanas sobre hechos de corrupción.
Aquella fue una de las denuncias con más impacto de la plataforma, nacida en 2015. En los años siguientes a otras experiencias de trabajo colectivo de periodistas como los ‘Panama Papers’, la experiencia de MexicoLeaks pronto se replicó en otros países de la región. Así nacieron ‘GuatemalaLeaks’, ‘PerúLeaks’ y ‘ChileLeaks’, por ejemplo. Otro ejemplo es la plataforma ‘Subterráneo’ de Nicaragua.
En todos los casos, las plataformas se presentaban como herramientas para los whistleblowing, término anglosajón para referir a ciudadanos que desean dar a conocer documentos o evidencias de casos de corrupción o irregularidades en la función pública.
El crecimiento y los vínculos entre periodistas y colectivos detrás de las diferentes plataformas pronto hizo madurar la idea de extenderse a toda América Latina. Así nació ‘LatamLealks’.
«LatamLeaks es la voluntad de llevar la agenda de los alertadores, lo que en inglés se conoce como whistleblowers, a toda la región», explicó a Sputnik Eduard Martín-Borregón, director de Datos, Periodismo y Tecnología de Poder, una de las organizaciones que integran MexicoLeaks y la recientemente lanzada LatamLeaks.
Martín-Borregón explicó que entre los objetivos de LatamLeaks está tender una «coordinación entre las distintas plataformas nacionales», así como generar un trabajo de «incidencia legal» en favor de una mayor protección para los ciudadanos que se atreven a denunciar casos de corrupción en los países de América Latina.
En ese sentido también aparece el tercer objetivo de la plataforma: «normalizar» la existencia de whistleblowers o, como prefiere decir la plataforma, ‘alertadores’, en América Latina.
«Demasiadas veces en vez de hablar de ‘alertadores’ se habla de ‘chivatos’ (soplones), lo que es una tragedia. No son chivatos, son ciudadanos comprometidos con la democracia que ven una mala práctica y la denuncian para que su país esté mejor», enfatizó Martín-Borregón.
¿Qué y cómo se puede denunciar?
En su sitio web, LatamLeaks aclara que los ‘alertadores’ pueden «dar a conocer información sobre un crimen, un acto de corrupción o una violación de derechos humanos». Para Martín-Borregón, se trata de un concepto «totalmente amplio» que invita a los ciudadanos a denunciar cualquier cosa que considere «una mala práctica que tiene que ser investigada y revelada».
El representante de Poder diferenció la figura del alertador de un testigo o denunciante de un delito, que tienen necesariamente una relación directa con crimen que denuncian. En el caso de los alertadores, indicó, «puede ser que sepan algo por el lugar en el que vive, por su trabajo o por el club en el que juegan fútbol».
Ahora bien, presentar una denuncia no es meramente describir una irregularidad. La intención de los colectivos detrás de este tipo de plataformas es que las denuncias lleguen con algún tipo de respaldo documental que las haga «comprobables».
«Cuando haces una denuncia es muy importante que añadas documentos que la hagan fehaciente y maneras de poder comprobarlas», aclaró Martín-Borregón. Como el mecanismo de presentar la denuncia en las plataformas asegura el anonimato del alertador, los periodistas que toman la información deben conseguir siempre «una segunda fuente que verifique la información» para poder avanzar en el tema.
Si bien puede complejizar el trabajo de investigación, el anonimato de los denunciantes es uno de los pilares de las plataformas. De hecho, los colectivos detrás de LatamLeaks dan una importancia vital a estar pendientes de las normativas de protección a los denunciantes en cada país de la región. Sabedores de que la protección a este tipo de denunciantes aún es «poca» en América Latina, prefirieron que las alertas sigan llegando de forma anónima.
Las tecnologías de cifrado y las «capas de protección» que estas tecnologías le dan al denunciante son cruciales para las denuncias de corrupción, remarcó el periodista. «Nosotros no sabemos quién nos está enviando la información. Alguien lo puede estar haciendo desde la comodidad de su casa», destacó.
En ese sentido, ironizó con lo diferente de quienes debían arriesgar su vida para denunciar la corrupción en otras épocas: «Con esta tecnología en Watergate no hubiera sido necesario bajar hasta el piso ‘-4’ del estacionamiento (en referencia al lugar en el que el periodista Bob Woodward se encontraba con ‘Garganta Profunda’, su informante)».
Por el momento, el sitio de LatamLeaks no permite el envío de documentación, como sí sucede con las webs de México, Guatemala, Nicaragua, Chile y Perú. Sin embargo, el funcionamiento de LatamLeaks es similar al de sus filiales nacionales: finalizada la investigación, los resultados son publicados por los medios que integran las alianzas.
Los impulsores de la iniciativa sueñan con expandir este tipo de herramientas a todos los países del continente, de forma de que «cada vez haya más plataformas y opciones para que en América Latina se puedan denunciar las violaciones a los Derechos Humanos y los casos de corrupción para que sea un mejor lugar para todos», dijo Martín-Borregón.
Para Martín-Borregón, este tipo de iniciativas constituyen «un canal nuevo» para que los ciudadanos puedan denunciar, dado que «la mayoría de las personas no conocen un periodista de investigación y no saben dónde denunciar»
Julian Assange y WikiLeaks, los referentes
El sufijo ‘leaks’ que acompaña a la mayoría de los sitios de este estilo creados para canalizar las denuncias de los alertadores no es casual. La referencia a WikiLeaks, la organización creada por el activista informático Julian Assange, parece inevitable y responde a que el trabajo del sueco marcó la piedra fundamental del camino.
«WikiLeaks es el gran referente en cuanto a la idea. Hay que darle todo el crédito a Julian Assange, que fue el primero en tener la idea y el primero en ponerla en práctica», remarcó Martín-Borregón.
Según el integrante de la organización Poder, el trabajo de los colectivos detrás de LatamLeaks y sus precursores nacionales buscó continuar y profundizar lo hecho por Assange, actualmente en juicio en Londres. «Nosotros seguimos esa idea, la iteramos, la mejoramos en algunas cosas y la adaptamos a nuestro modelo, pero sin dudas WikiLeaks fue uno de los grandes referentes en todo este trabajo».
La gran diferencia, sostuvo, radica en que las plataformas latinoamericanas disponen de un grupo de periodistas encargados de filtrar las denuncias antes de darlas a la luz. «Nosotros somos más exigentes a la hora de comprobar la documentación y solo publicamos la que podemos comprobar y es de interés público. WikiLeaks era más agresivo y publicaba todo lo que recibía», comentó, aclarando que simplemente se trata de «dos modelos distintos de la misma idea».
Martín-Borregón reafirmó que en la actualidad existe una persecución contra Assange, quien actualmente se encuentra a la espera de que la Justicia británica defina si corresponde su extradición a EEUU, para juzgarlo por un supuesto delito de «conspiración para cometer intrusión informática» y por diecisiete cargos por acceder, obtener y divulgar documentos secretos, militares y diplomáticos, entre 2010 y 2011.
«Por Dios, que no lo extraditen», reclamó Martín-Borregón, en la misma línea.
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