El encuentro entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder opositor venezolano, Juan Guaidó se produjo este miércoles en la Casa Blanca, pero más de un año después de que el opositor venezolano se proclamara presidente interino, la estrategia de Washington genera interrogantes y la crisis con Venezuela se agudiza.
El encuentro cargado de simbolismo es un importante espaldarazo para el autoproclamado presidente interino de Venezuela, a quien Washington y más de medio centenar de gobiernos reconocen como mandatario interino de su país.
«La visita es una oportunidad de reafirmar el compromiso de Estados Unidos con el pueblo de Venezuela y para discutir cómo trabajar con el presidente Guaidó para acelerar una transición democrática», dijo la Casa Blanca en un comunicado.
Guaidó asistió en la noche del martes como invitado al discurso anual sobre el Estado de la Unión en el Capitolio, durante el cual Trump lo presentó como «el verdadero y legítimo presidente» de Venezuela y prometió «aplastar» la tiranía del gobierno de Nicolás Maduro.
Trump describió a Guaidó, un ingeniero de 36 años devenido en político, como «un hombre muy valiente que carga consigo las esperanzas, los sueños y las aspiraciones de todos los venezolanos».
Guaidó recibió una ovación de pie tanto de los republicanos como de los demócratas, en un momento de fuertes divisiones políticas en Washington.
Para Guaidó, la invitación es un espaldarazo que sella su gira internacional, que partió hace dos semanas con una reunión con el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Mike Pompeo, y que lo llevó a Davos, en Suiza, sede del Foro Económico Mundial, y a Francia, donde fue recibido por el presidente Emmanuel Macron.
Después visitó en Canadá al primer ministro Justin Trudeau y este fin de semana sostuvo un mitin con los venezolanos residentes en Miami.
«Vamos a seguir trabajando con nuestros socios en la región para confrontar a la dictadura ilegítima en Venezuela», dijo la Casa Blanca.
Redacción Entre Noticias | Agencias | evr